Que quizá no venga a cuento, pero me has recordado a un compañero de instituto que tenía.
Rondábamos los 20-21 años, el chico este todo hay que decirlo, era un guaperas y le encantaba salir de fiesta, pero única y exclusivamente a ligar. Apenas bebía, no sentia interés especial por la música ni le gustaba bailar, solo iba a las discotecas a por chicas y lo hacía muy bien.
Las pocas veces que salí de fiesta con él se llevo a alguna, y cada lunes sin falta en clase tenía alguna aventura que contarme, siempre acompañada con fotos o otros detalles, así que jamás dudé de su palabra.
Un buen día el chico se cansó al igual que tú y dijo: "¡Voy a echarme novia, que ya está bien de pendoneo!"
Y lo que hizo fue irse de fiesta ese finde, y a la zorra que enganchó aquella noche decidió convertirla en su novia. Aguantó 2 semanas, y no porque él se cansase o le fuera infiel, sino que la chica lo mandó a paseo.
Quizá no lo he dicho, pero el chico no es especialmente inteligente, ni tiene conversación más allá del partido de fútbol del domingo, ni es una persona divertida o interesante. Simplemente es un ligón que acababa de descubrir que aunque liga mucho, como pareja vale poco.
Bueno, él no se dio cuenta porque muy listo no era, pero ahí estaba yo viendolo todo.
Te lo cuento como curiosidad #1, espero que no sea tu caso.