#50 Esto me recuerda a lo que me contaba un compañero:
Manuel Sacristán, que fue dirigente de partido comunista, que sabía casi toda la filosofía de la ciencia del mundo - él aplicó sus conocimientos al estudio del mundo universitario en su conferencia "La Universidad y la división del trabajo". El escrito es de los primeros setenta, e iba dirigido a quienes defendían 'abolir la Universidad'. Contra ellos, Sacristán aconsejaba reforzarlas facilitando que se matriculase y titulase el mayor número de personas; mientras más titulados hubiera, más descendería el valor de mercado de los títulos universitarios, el conocimiento dejaría de ser una mercancía o el título un capital con el que especular, y así, en vez de servir a la reproducción del capitalismo, quedaría a disposición de la transformación social.
Después de dictada la conferencia, vinieron tiempos en que el acceso a la universidad se facilitó bastante, no una barbaridad pero sí bastante. Y las cosas no fueron cómo predecía Sacristán: se buscaron formas para que las titulaciones siguieran siendo una mercancía con la que especular, y no me refiero sólo a devaluar las que no viniesen acompañadas del adicional de un "máster".
La teoría empezó a pisar el acelerador para persuadir retóricamente de la necesidad de "asesores expertos" en los campos más diversos, y cada quien encontraba dónde ubicar su titulito, aunque fuera en paja. Así tenemos hoy tendencias contrapuestas en "feminismo", intentando contaminar al movimiento con sus polémicas a cara de perro sobre libros de Petete favoritos sobre los que impartir seminarios. Por otro lado, al propio capitalismo le ha interesado activar titulaciones que no hace tanto eran de pocas salidas, como las de sociología - cantera de interpretación de mercado de los metadatos.