Toda una declaración de intenciones acompaña la nueva propuesta de Coca-Cola para su promoción primaveral. Una verdadera reivindicación comercial en forma de pequeña obra maestra sobre cómo afrontar estos tiempos.
El spot narra en primera persona el encuentro entre Josep Mascaró, un anciano mallorquín de 102 años, con Aitana, una niña recién llegada al mundo. A lo largo de sus 120 segundos, Josep hace un balance de aquellos momentos por los que ha merecido la pena vivir. Reúne un contraste clave: La esperanza e inocencia de un bebé que mira al mundo con curiosidad infinita, arropado por la igenuidad al desconocer los males que acechan el mundo, con la visión del que ya lo ha visto todo. Alguien que a pesar de ello irradia felicidad. Josep es un ejemplo superviviente de peores hazañas y sigue aquí, con ganas de arañarle a la vida un minuto más. Porque sí, porque merece la pena.
Cambiar sin esperar a que el mundo cambie
La creación viene de la mano de la empresa publicitaria McCan España, responsable de otras conocidas campañas como las de Acciona o BBVA, con su ya famoso 'Adelante'. En una sucesión de sencillos planos, luces cálidas, asombrosa simplicidad y sin demasiadas pretensiones técnicas, esta empresa consigue apelar a emociones y sentimientos. Le recuerda al receptor que todavía existe un mundo de pequeñas cosas con el que conseguir una mirada optimista hacia el futuro. Me falta el más que recomendale 'This is the life' de Amy Macdonald como telón de fondo. Una auténtica oda a la vida.
Está claro que el espectador no saldrá corriendo en busca de una lata tras el anuncio, pero tampoco es lo que se pretende. No es lo que se busca en la publicidad moderna. La publicidad se adapta, se mueve, explora, indaga, interpreta y lo traduce en imágenes, sonidos y canciones. Cambia tú y no esperes hacer cambiar a un consumidor cada vez menos dispuesto, cada vez menos receptivo.
¿Qué pretende entonces la marca? Posicionarse no, ya lo está. Lo que consigue es dar un mazazo sobre la mesa, un golpe de efecto. Hacer frente a pesimismos desmedidos y al derrotismo catastrófico. Una oposición a la tendencia hacia lo preventivo, hacia el catenaccio del derroche. Coca-cola consigue de forma eficaz y brillante presentarse ante el mundo con una versión moderna del 'no nos moverán' cuando muchos ya se han ido, cuando otros se han bajado del tren en marcha. Eso es imagen.
El mensaje es claro y viene aderezado con un redoble final de tambores en forma de eslogan: "Destapa la felicidad". Y es que hay momentos en los que se te olvidan esas nubes grises que a veces tapan el mundo: Un beso, una llamada, una risa, una película entretenida y ¿Por qué no? Una coca-cola. Yo a bote pronto ya he elegido mi momento: La vida continúa, hoy es viernes y empieza el fin de semana. ¿Para qué más?