Hola, buenas tardes, de vez en cuando veo algo de televisión pero también existen ese tipo de programas bien de ahora o de hace x tiempo que no vería ni atado porque sencillamente los odio, van contra mis principios, me aburren hasta la náusea o pienso que intentan imponerme x conductas en las que no creo. En mi caso los programas que no puedo ni ver delante serían:
La voz: Con especial náusea hacia La Voz Kids, porque a mí me aburrían los típicos karaokes de gente que nos intentan vender como prodigios musicales pero que al final siempre es lo mismo: Gente que canta diversos estilos pero siempre había hueco para el típico flamenquero que cogía la guitarra, se ponía "aaaay, aaay, aaaay, olé, arsa viva y bravo" y los palmeros de turno que raro sería que alguno de éstos no dijese "cuanto sentimiento" o algo parecido. Yo, si quiero ir a un karaoke, me llevo al típico amigo que canta peor que un gato en una ducha y así por lo menos me río un rato. Además, en el caso de los críos, no me gustaría nada saber cuantas horas de trabajo, falta de estudios, broncas, nula vida social y demás hay detrás de "esa voz angelical que encandilará a toda España".
El jefe infiltrado: Yo he trabajado y probablemente trabajaré en muchos sitios, y por muy bien que me lleve con mis jefes, a mí nadie me va a regalar un viaje a las islas canarias o a benidorm (Ciñéndonos a España, que creo que ese programa es importado aunque no sé de donde) solo por salir quejándome de mis condiciones laborales a la televisión. Ese programa me parece una broma de mal gusto tanto a la gente que trabaja de forma precaria como a los que están parados. La gente que curra no necesita a ningún enterado con complejo de superman sino conseguir estar bien en su puesto, y eso está claro que programas como éstos no ayudan a conseguirlo.
Uno de un endocrino con gafas que pesará unos 120 kilos y del que no quiero acordarme del nombre: No sé si se llama operaciones a lo bestia o algo parecido, pero trata de un tío al que le viene gente con evidentes problemas de sobrepeso a someterse a terapias adelgazantes "supervisados" por el elemento éste (Va a venir a decirme a mí como adelgazar un tío que pesa 35 kilos más que yo, anda a cagar un rato por ahí) y al que les echa broncas en público si por lo que sea fallan la dieta. Aparte de parecerme una soberana mierda el programa lo considero tremendamente peligroso sobre todo para la salud mental de muchas familias, porque no son pocas las marujas que se toman en serio a éste tipo de vendemotos y pretenden inculcar los "hábitos saludables" que el tipo éste predica "para mi marido que viene ahora de vacaciones y tiene barriguita". Señora, apague la tele de una vez, por favor.
No sé si meter aquí el de una familia de enanos con críos adoptados. No es que me parezca un programa así tan tóxico como los tres que acabo de nombrar, pero no deja de ser una versión televisiva del cuñado de Facebook/Instagram/RedSocialRandom que todos conocemos y que no deja de spammear fotos de que si ha comido tal, ha estado en tal sitio o ha conocido a tal famoso de tercera categoría. No me caen mal esos enanos, pero lo que me chirría es que pretendan vender una vida "perfecta" por la televisión cuando nadie sabe (Normal) lo que pasa cuando apagan las cámaras.
No he puesto cosas como el Gran Hermano primero porque lo veo y me parecería muy hipócrita por mi parte decir que no lo soporto, Sálvame o El Chiringuito de Jugones porque vale, serán telemierda y todo lo que queramos llamarles, pero ahí nadie pretende aleccionar a nadie de nada, simplemente, la gente que lo ve sabe que va a oír gritos, se va a echar unas risas si por ejemplo alguien dice algo ingenioso contra el famoso/concursante/equipo que no soporta y eso quieras que no, entretiene y no intenta comerle la cabeza a nadie. Vamos, yo ahí veo una diferencia entre "vale, somos telebasura pero te lo decimos a la cara y a partir de ahí haz lo que quieras" y "eh, que nosotros somos programas informativos, de cultura y tienes que actuar como nosotros te digamos" cuando son telemierda peor que la que todos conocemos.