Antes de comenzar, me gustaría lanzar un aviso para todos aquellos que ya tengan sus escopetas cargadas y listas para disparar. La entrada de hoy no es una apología de la telebasura, ni mucho menos, ni la cuestiono ni la critico. Me dispongo a desmenuzar, según reflexiones propias, las claves del triunfo de un formato en particular, de un programa en particular. Lo mío me ha costado. Es difícil escoger las palabras apropiadas para defender la parcialidad de mis pensamientos. Os invito a reflexionar conmigo y, por supuesto, opinar sobre el asunto. Que para eso estamos.
Al toparme con la aparición de 'Sálvame' en parrilla, rápidamente vinieron a mi cabeza analogías varias con sucedanios del 'tomate' tales como 'Las Gafas de Angelino' –qué poca vista tuvieron algunos pese a llevar las lentes puestas- o ¿Por qué no te callas? –cuya única originalidad residía en el nombre- . Lo hice desde la más completa ignorancia puesto que, sin verlo, me atreví a vaticinar un fracaso equiparable al de los anteriormente citados. Sorpresa la mía y lección de humildad, sinceramente. Sálvame se hizo hueco entre la vorágine de sobre mesa y acabó con las esperanzas que Ximo Rovira había puesto en aparecer más de un mes seguido en pantalla. Gracias a Dios que no opiné antes, me hubiera comido felizmente mis palabras. Fue entonces cuando me dispuse a analizar qué tiene 'Sálvame' que no tuvieran sus predecesores y, más aún, qué le hacía más atractivo que los ya más rodados que acabaron por cancelarse en otras cadenas.
Un paréntesis. Seguramente es un argumento de lo más trillado pero para que mi argumentación cobre fuerza necesito explicarlo o más bien justificarlo. Todos sabemos que las cadenas privadas son empresas y, como cualquier empresa, necesitan que su producto sea el más demandado para poder sacarle el máximo rendimiento. Criticable a veces, pero cierto. A partir de ahí separemos también televisión de cualquier otro medio de comunicación tradicional, hace tiempo que separaron sus caminos pero, al parecer, hay gente que o no lo comprende o no quiere comprenderlo. La televisión, desde que se acabó el monopolio TVE, es más que un canal informativo, un canal de entretenimiento del que somos meros espectadores pasivos. No tontos, por supuesto. No me vale la demagogia de quien reclama programas y canales culturales, porque ya los hay y con suficiente oferta. Podría hablar de estudios que demuestran la capacidad media de atención del ser humano en minutos a un programa o documento visual cultural, pero no lo haré, que me enrollo y tampoco viene al caso.
Dicho esto, productoras y programas estrella de las mismas buscan algo parecido. Sobre todo en un mundo tan complicado, salvaje y competitivo como el que nos ocupa. Y es ahí donde reside uno de los aciertos monumentales de 'Sálvame'. Y digo acierto porque doy por hecho que todo es premeditado. Me explico. Pongamos por un momento que 'La Fábrica de la Tele' o, mejor, 'Sálvame' directamente, es un supermercado. El acierto de ese supermercado no solo consiste en tener primeras marcas en sus estanterías, también lo es el tener aquellos productos que más se venden en cada momento. Esto sucede en el programa. No entro en calificativos, y mucho menos en descalificativos –¡¡quién soy yo, por Dios!!- de colaboradores e invitados, pero sí en sus resultados, casi todos venden y los que no lo hacen pos sí solos, son complementos perfectos, comparsas mediáticas que optimizan a esos otros productos estrella. ¿Qué estoy sugiriendo con tanta palabrería y verborrea? Que Belenes, Lídias, Rosas y Marujitas varias –en realidad excluyo a la última, pero me hace tanta gracia esta mujer que tenía que mencionarla- son noticia constante, casi a diario. Resulta que Belén Esteban es noticia el 70% del año, o más. Y la chica, mujer o lo que sea, resulta que en vez de acudir a platós cobrando por cada palabra exclusiva, aquí lo hace a jornal y casi cada día. Jornal alto, sí, pero seguramente cobra al mes lo que cobraría en un solo DEC. 'Sálvame', por tanto, tiene su propia producción de contenidos, autoabastecimiento. ¡¡¿Qué tipo de visionario fue capaz de urdir semejante trama?!! El ejemplo más claro lo hemos visto en los últimos días, con el desgastado tema del 'Protector del menor', que dicho así suena a camelo para niños. Lo contrario a protector, vamos. Y es que mientras en varias cadenas se daban de bofetadas por las migajas de la tarta, Telecinco tenía el pastel, y se compraba cantidades industriales. Jorge Javier todavía debe de estar partiéndose la caja, tonta en este caso.
Pero aún profundizo mucho más, esta vez para tratar de explicar el contraste en el tono, y en el formato en sí, de 'Sálvame' con el resto de programas 'rosa'. Veréis, la nueva joyita de las sobre mesas telecinqueras es una caricatura del periodismo al uso, y esta es una opinión muy, muy personal. Ellos lo saben, lo asumen y lo explotan. Otro acierto. Mientras otros juegan a periodistas serios tratando de explicar con vehemencia que 'La Pantoja' se ha roto el tacón, pretendiendo trascender en cada frase y llenando su boca con verdades absolutas, estos, los del 'Sálvame', cantan, bailan, interactúan con el público e incluso se permiten el lujo de hacer otras cosas mientras se habla de un tema, pasando de éste olímpicamente. La vanguardia de la televisión, señores. En este programa se ríen de sí mismos, lo hacen con un 'rollito' particular que consique evadir a mucha gente de la realidad que les rodea, aunque sea por un rato. En DEC, y así nombro algún ejemplo, veo como Patiños, Mariñas y compañía, tratan de hacer del corazón algo serio, envolviendo todo el programa con ese aura ridícula de creer que están hacienco cosas importantes, cuando en realidad son nimiedades. Por eso 'Sálvame' no tiene nada que ver con nada. Utiliza el corazón como excusa para buscar el entretenimiento, de forma simple y sin pretensiones. Un circo de tertulias y chascarrillos incluso incorrecto en sus formas técnicas, pero televisión al fin y al cabo.
Por eso, y ahora me dirijo a los demagogos en pro del periodismo de calidad, la Esteban cobra por encima de cualquiera con carrera. Porque la Esteban no escribe para El País o El Mundo, estaría bueno si lo hiciera. Belén Esteban y 'Sálvame' son productos para un determinado público y cumplen una determinada función que en otro medio no tendría cabida. Como tales, su precio dependerá directamente de su demanda. El día que no valgan, cuando empiecen a caducar, serán retirados de su estantería. Si es que alguna vez ocurre.