Praga. Primer día.
Siguiendo nuestro ritual. Llegamos a una hora prudencial a Viena después del viaje de Budapest. Llegamos bastante cansados así que nos quedamos en el piso comiendo algo y bebiéndonos esas cervezas de medio litro en lata que es lo que más abunda por allí. Había que acostarse pronto porque el bus para Praga salía muy temprano.
El viaje hasta la Ciudad Dorada era de 5 horas con parada de media en Brno. Como habíamos hecho antes, reservamos el bus por internet y lo pagamos en Koronas, nos volvía a salir unos 5e más barato.
Nos pateamos el Prater de Viena varias veces hasta encontrar la parada del bus, ahí, aislada, como una de bus normal y corriente. La tensión se mascaba, llegó la hora y allí no aparecía nadie... Yo no hacía nada más que comer kitkat y mirar para todos lados... De pronto un enorme bus amarillo apareció a lo lejos... Uff menos mal. Una chica muy amable, rubia, y bastante decente descendió por las escaleras, nos pidió los pasaportes/DNI y el billete de bus/hoja impresa. Y así fue como empezó nuestro viaje a la República Checa.
Viaje soporífero, pasamos por varios pueblecitos austriacos, eslovacos y checos, pero el paisaje en su mayoría eran interminables bosques.
Llegamos a la Estación modernísima de Praga y lo primero que hicimos fue cambiar los euros por Koronas. Mirad muy bien y varias casas de cambio, hay muchas que te la meten flojísima. Nuestro amigo que estaba de Erasmus en Viena ya había estado en Praga y sabía las casas buenas a las que acudir.
Estación nueva.
Estación antigua.
Nos fuimos raudos y veloces a buscar nuestro albergue..... OH, DIOS! el Hostel Orange Praha, está en plena plaza de Wenceslao que es lo más céntrico de la ciudad. 10€ la noche, nuevo, IS AWESOME!! Una habitación, de 4 con baño privado. Una zona común con sofás, un plasma de 42, un PC, una mesa con sillas etc. Super limpio, camas cómodas... Una pasada, 100% no, 300% recomendable.
Dejamos las cosas y después de divagar sobre la posibilidad de quedarnos a vivir allí para siempre, bajamos a recepción donde una checa con gafitas de pasta negras nos indicó amablemente donde comer muy bien y no muy caro.
Para entendernos, el Hostel estaba como en un pequeño pasaje, que entrabas, y a la derecha estaba la puerta del albergue y al fondo un bar. En ese bar, con la tarjeta del hostel te decontaban un 10% a cada uno.
Allí me sentí (para los que hayáis visto Juego de Tronos) como Robert Baratheon. Era el puto rey de los 7 reinos. Pedimos codillo y cerveza, más típico de Praga ya no lo hay, y bueno, aquí la muestra. Todo por 10€ por persona :
Salí con media borrachera de allí, por la cantidad de cerveza que bebimos y sinceramente, creo que es la mejor comida que he podido degustar. Ese codillo con esa mostaza y todo mojado en cerveza Pilsner Urquell.. BRRRR.
Pues bueno, terminamos de comer y nos dispusimos a ver la city. Y qué decir, dicen que es la ciudad más bonita del mundo, no seré yo el que le lleve la contraria. Es preciosa. Cualquier casa de mierda es para echarle 300 fotos. Sus cúpulas doradas y sus torres negras la hacen majestuosa, sus mujeres y sus bares, muy habitable.
Nos recorrimos la ciudad haciendo un especie de círculo para no alejarnos mucho ya que mañana la recorreríamos bien y además con un tour. Terminamos donde empezamos, en la Plaza de Wenceslao, que para quien no lo sepa, en esa plaza se reunieron los vecinos de la ciudad cuando aún estaba ocupada por los rusos y como arma llevaban las llaves de sus casas. Cuando el ejercito ruso llegó para aplacar la rebelión se encontró a gente con sus llaves al aire, gente hablando, bebiendo café, hablando, etc... De todo menos una rebelión bélica. Se quedaron desconcertados y no podían disolver eso. Les hicieron volver a Rusia y le hicieron jurar que nunca hablarían de lo que allí había ocurrido. Una forma curiosa que puso en mecanismo la independencia del país del imperio soviético.
Después de esta clase de historia, continuo. Nos duchamos, nos vestimos y salimos a vivir la noche praguesa.. Allí en su mayoría, todos los bares están como en pasadizos, porque dicen que debajo de Praga está lleno de pasadizos que los judios usaban en la época de la guerra para ir de un lado a otro de la ciudad. Nos llegamos a uno que nos habían hablado de él y pudimos degustar una cerveza de unos 14 o 15º. La Master. Pillamos una muy muy muy seria, de hecho acabamos con la existencia de esa cerveza y nos dijeron que nos daban de otra y nos la dejaban a buen precio. Decir que allí la pinta de cerveza te salía por menos de un euro. Lo divertido fue estar pidiendo toda la noche "cacharros" para uno de los que íbamos, que no le hacía especialmente gracia la cerveza (aunque después del viaje ha terminado por gustarle).
Pedíamos 2 legendarios (sólo en un bar en todo el viaje, en este, encontramos legendario), te echaban uno, solo así sin más nada y cortito, por eso, para formar el cacharro había que pedir dos. Luego pedíamos una cocacola. Se lo mezclábamos todo delante del camarero y le pedíamos hielo y lo echábamos... Se quedaban loquísimos y nos decían que qué estábamos haciendo jajajaj.
Salimos a las 4 o 5 de la mañana de allí después de jugar al futbolín en ese bar y no ver ni las bolas. Nos fuimos directos al hostel. Varios minutos y una ducha para purificar almas descarriadas llenas de alcohol nos quedamos durmiendo.
Praga Second day.
Ya era de día y desayunamos en el hostel, bastante bien, comida nuestra que habíamos traído (sandwiches y tal). Bajamos corriendo y nos fuimos a la plaza donde está el reloj astronómico y allí nos enganchamos a un free tour con un chico sevillano muy majo y muy buena gente que nos llevó durante 2 horas por lo más bonito y significativo de Praga. Aquí os dejo bastantillas fotos para que podáis disfrutar.
En esta plaza fue la llamada Primavera de Praga.
La Torre de la Pólvora.
El reloj astronómico.
La catedral que es IMPOSIBLE cogerla entera.
Las sinagogas.
Lo de arriba son lápidas, es el cementerio judio del barrio. Más de 9000 personas están enterradas ahí, en ese rectángulo tan pequeño.
Sinagoga española. La más bonita del mundo en su parte interior.
El barrio judío se conserva intacto porque Hitler lo quiso así. Lo protegió muy muy bien para que en un futuro cuando todo terminase poder hacer allí, en ese barrio el Museo de la Raza extinguida. Muy buen chaval el tito Adolf.
Nos metimos en un centro gigantesco comercial (veo que todas nuestras visitas terminan en el mismo lao..) para hacer hora, ya que nuestro bus salía a las 0.00h. Salimos al rato y nos fuimos a un pub irlandés que nos daban 2x1 y vimos el Chelsea-Nápoles de champions al lado de unos italianos bastantes hooligans. Como fue un partido hasta con prórroga nos vino perfecto. Fue terminar y nos fuimos para la estación. Esperamos 15 minutos, comimos algo y nos subimos al bus. 5 horazas de camino que nos pegamos durmiendo de camino a Viena.
Y para terminar el viaje a Praga. La metamorfosis de Kafka.
Espero que os haya gustado esta parte!!