Bueno, como lo prometido es deuda, aquí estoy con mi diario del viaje a Egipto.
Contaros lo primero que el viaje ha sido maravilloso, no solo por lo que he visto si no por lo que he vivido y la cantidad de cosas diferentes que hemos hecho en aquellas tierras por 4 duros, además de haber conocido una nueva cultura y a gente que merece la pena.
Creo que es importante poner algunos datos técnicos del viaje, para haceros una idea de lo que voy a ir contando en los próximos días:
- Touroperador: Image Tours, contratado por medio de atrápalo.com
- Compañía aérea: Egyptair
- Viaje: Egipto Colosal en atrápalo, Egipto Vit Club en Image Tours.
- Detalles del viaje: 15 días: 4 noches en el Cairo en HD, 7 noches de crucero por el Nilo en PC (bebidas aparte) y 3 noches en Hurghada en TI.
- Categoría contratada: opción A, equivalente a 4 estrellas egipcias, la más barata.
- Precio final 2 personas: precio del viaje + visado + 50€ de propinas/persona = 1928 €
Y ahora paso a explicaros día por día a modo historieta (lo siento, soy una rollera) lo hemos ido haciendo. Si teneis cualquier duda preguntadme lo que sea, aquí en el post o por mp, estaré encantada de ayudaros!
Día 1: 22 de Julio
Mi novio Juan y yo, Nuria, llevabamos ya varios días nerviosos por el viaje, y por fin llega el día esperado. A las 15.45 sale el vuelo de Madrid al Cairo, pero antes debemos viajar desde Valencia a Barajas.
Habíamos debatido durante semanas qué forma sería la mejor para viajar a Madrid, y por fin decidimos que iríamos en coche. Cuento esto porque supongo que habrá gente a la que también le parezca interesante el tema, ya que no todos tenemos la suerte de poder salir de nuestras ciudades.
La opción del tren era la más cara, unos 98€ por persona ida y vuelta, sujetos a horarios y traslados a y desde estaciones. El bus era mi opción favorita, no por comodidad, si no por precio, 34€ ida y vuelta, pero a Juan no le hacía demasiada gracia viajar en bus, así que finalmente elegimos el coche. Como el parking de Barajas es muy caro, buscamos aparcamiento en Madrid, iba a estar el coche 2 semanas allí aparcado y habíamos de buscarle un buen sitio. Indagando sobre lugares y paradas de metro, al final aparcamos en una zona residencial de Madrid, donde no hay zonas verde ni azul, es fácil aparcar y hay una parada de metro que en 4 o 5 estaciones te planta en Barajas. La zona es frente al edificio de fomento, en la parada Arturo Soria.
Dicho esto me paso a lo relamente interesante. Por fin llegamos a Barajas donde había quedado con una chica del foro de losviajeros, Daniella, y su hija de 3 años Isabella, en la ventanilla de Image Tours para recoger toda la documentación. Decir que ellas dos fueron para mí un auténtico regalo ya que de verdad me llevo dos grandes amigas.
Bueno, casi sin conocernos comenzamos a planear el viaje hasta que por fin abrieron la ventanilla. Obviamente todos esperábamos que en ese momento nos dirían que hoteles y motonave nos tocarían, pero NO. De todo eso no sabíamos nada hasta el mismo momento en que nos trasladaban a cada hotel, ya en destino.
Recogemos billetes, facturamos y a tomar algo mientras hacemos tiempo ya que el vuelo llevaba 1h de retraso. Por fin pasa el tiempo y embarcamos, yo de los nervios ya que odio volar, Juan y yo en un lado del avión y Daniella e Isabella en el otro. Otra hora de espera y retraso dentro del avión, debía ser cosa de los controladores, que ya sabemos que ahora andan algo revueltos. El vuelo no va mal, nos dan almohada y manta, tenemos algunas turbulencias, sirven comida bastante decente para ser de avión y por fin tomamos pista. El aterrizaje fue un poco grotesco ya que nada más tomar tierra el señor piloto decidió hacer unas cuantas eses y el avión se iba de lado. Por suerte la cosa se calma y llegamos sin problemas al Cairo.
Pasamos los controles, pasaportes por aquí y por allá, al final los enseñamos como unas 1000 veces durante todo el viaje. Cambiamos el dinero en una ventanilla por la que pasas obligatoriamente y pagamos el visado, 10€ por persona. Otra vez pasaportes, recogida de maletas y nos recoge nuestro representante de la agencia en el Cairo, Miró. No tuvimos mucho trato con él, pero parecía buena persona. Nos sube a un minibús y nos empieza a contar cosas sobre la ciudad y lo que íbamos a hacer. Reparto en los hoteles y reunión para tratar el tema de las excursiones. Eran más o menos las 12 de la noche, cansados y sin cenar y asistimos a la charla informativa. Nos ofrecen varias excursiones (colgaré al final tablas de precios de todo con éstas excursiones incluidas), visita al Cairo islámico y copto, noche cairota, Saqqara y Dashur… como ya teníamos pensado, no cogemos ninguna. La verdad es que no hubo ningún tipo de presión ni enfado por parte de Miró, que nos trato perfectamente las veces que estuvimos con él.
Por fin a dormir. El hotel que nos había tocado era el Husa Pyramids, como ya imaginábamos por la categoría contratada. Como había oído y leído pestes de él, esperaba que fuera un horrible cuchitril y mi sorpresa fue bastante grata cuando comprobé que el hotel, dentro de su sencillez era limpio y en nuestra habitación olía aún a pintura reciente. Más tarde descubrimos que había una zona del hotel al que le habían “lavado la cara” y las habitaciones eran mejores. Las camas eran bastante grandes, había buenas vistas a la avenida de las pirámides y el baño estaba bastante aseado. Ya tocaba dormir, sin cenar, que al día siguiente madrugábamos para ver las pirámides.
Al fin ha llegado el día en que vamos a ver las pirámides. Nos levantan bien tempranito para ir hacia allá. Como ésta excursión la teníamos incluida en el paquete básico, no tenemos más desayunar y montarnos en el minibús. Como ya sabía de antes que las pirámides estaban pegadas a la ciudad, no me sorprende demasiado ir viendo cómo se aproximan.
El autobús para, y el guía nuevo, que ya estaría con nosotros hasta el final del crucero, Mahmud, nos explica que en la visita no entra ninguna pirámide por dentro, así es que antes de acceder al recinto, los que quisiéramos entrar a alguna, debíamos comprar la entrada.
Los precios son 100 LE Keops, 30 LE Kefrén y 25 LE Micerinos. Con carnet de estudiante, todo vale la mitad. Juan y yo decidimos entrar a la de Kefrén, a sabiendas de que no había nada por dentro y siendo el primer día, preferimos ahorrar y entrar a la mediana. Al final creo que hicimos bien, ya que por dentro no nos pareció demasiado interesante. Como era nuestro primer día, pecamos de bobos y se nos olvidó enseñar el carnet, así es que en lugar de 15 LE, pagamos 30 LE. Bueno, no pasa nada, vamos a entrar en la pirámide!!
Lo primero que hacemos al entrar es reunirnos en grupito, y nuestro guía nos empieza a explicar cosas. Parece ser que el señor Mahmud es egiptólogo, o al menos eso es lo que él decía, ya que pudimos comprobar a lo largo de los siguientes 10 días que dejaba bastante que desear. La explicación que nos da al pie de las pirámides es muy pobre, nada sobre las teorías sobre su construcción, o sobre quién hubo allí dentro enterrado. Solo nos habla del alto y del bajo Egipto y sobre algunos de los símbolos de éstos. De las pirámides, por raro que parezca, nada de nada. Después de esto nos deja tiempo libre para dar un paseo y entrar.
Después de un paseíto admirando estos trocitos de historia, nos metemos a la pirámide de Kefrén. La verdad es que, aunque me alegro de haber entrado, debo decir que no aportó demasiado a mi viaje. Después de revisarnos bien que no lleváramos las cámaras encima (tuvimos que dejárselas a Daniella en el bolso), nos hacen entrar por un pasillito, primero cuesta abajo y luego cuesta arriba, muy bajito y estrecho, donde se cruza la gente que entra y la que sale, con un calor sofocante y dolor de piernas. Esta visita NO es apta para clautrofóbicos, y más si te pones a pensar la cantidad de piedra que tienes encima… ¿a nadie se le ocurrió pensar qué pasaría si en ese momento hubiera un terremoto?
Bueno, después de estas reflexiones a mitad de camino, y de un no parar de abanicarme, llegamos a una sala, vacía excepto por un sarcófago, abierto y también vacío. La estancia es austera, pobre, nada pintado, nada tallado, excepto una inscripción pintada sobre el hombre que entró a las pirámides y el año en que lo hizo.
Allí la gente aprovecha para hacer las fotos con los móviles. Qué tontería que te quiten la cámara, con la cantidad de móviles que hay hoy en día. Como nosotros no somos muy tecnológicos en cuanto móviles, nos quedamos sin fotos del interior. Otro año será.
Salimos de allí y seguimos paseando y haciendo fotos. Detrás de Keops se ve una zona de desierto, con muchos camellos y bastante policía. Aquí hay que tener mucho cuidado, ya que solo con hacerles una foto de lejos, te piden propina. Mi secreto en este caso fue disimular al hacer las fotos, sacándolos a ellos de fondo, el secreto de Juan fue simplemente, no hacerles caso cuando pedían dinero. Él solo estaba haciendo fotos!!
De repente un policía, de esos que visten de blanco y parecen marineritos, me pide la cámara y me empieza a hacer fotos, poniendo los brazos así y asá, lo típico, cogiendo la pirámide, apoyada en ella… al final no me pide nada, yo tampoco sabía muy bien que hacer, era mi primer día en Egipto y al final opto por darle un boli. El hombre se quedó encantado.
Ahora tocaba ir a la Esfinge. Cuando llegamos me sorprende por su tamaño. Ya había leído que era pequeña, pero en mi idea de la infancia la esfinge era del tamaño de una pirámide, y aunque sabía que no iba a ser así, era difícil cambiar la imagen de toda una vida de forma tan radical.
Aún así, me encanta, es la esfinge de Egipto!! Y la tienes ahí delante, para hacerte las fotos dándole un beso, poniéndole las gafas de sol, besándote el culo… Allí dentro hay muchos niños, te cogen la cámara y te hacen todas estas fotos, luego te piden dinero. A mí me pedía una chiquilla un abanico que llevaba en la mano, no se por qué les encantan los abanicos, me lo pedirían a lo largo del viaje muchas veces, pero, mala suerte, el abanico es de la boda de mi hermana, su valor sentimental me impide deshacerme de él. Al final, Daniella le da algo a la niña, ¿sabeis que hace inmediatamente ella? Dárselo todo a un niño grande, un adoleste que parece ser el jefe del grupo, por eso os recomiendo encarecidamente que NO les deis dinero a los niños.
Después de este episodio, y de las visitas y fotos al recinto de Gizé, toca la visita a la fábrica de papiros. Al entrar te dan una hojita para que apuntes todos los modelos que te gustan y vayas a comprar, te hacen una demostración de cómo se fabrica el papiro y de cómo distinguirlo de los hechos con plátano y ale, tiempo libre para elegir y comprar. Los papiros son preciosos pero los precios desorbitados, y como tampoco teníamos idea de comprar, nos salimos a la calle, a ver si haciendo presión nos íbamos antes, aún queríamos irnos a Shaqqara y Dashur y eran ya las 12 del medio día, el calor y el sol apretaban mucho.
Cuando al fin llegamos al hotel nos encontramos con la dificultad de encontrar un taxi que nos llevara hasta las demás pirámides. En este punto es donde yo voy a contaros uno de los episodios de los que me avergüenzo en este viaje, algo que no hice muy bien pero de lo que directamente tampoco tengo toda la culpa.
Los taxis empiezan a parar al vernos, y yo, que había leído mucho por el foro, tengo en mente que ir a Saqqara, Dashur y Memphis, cuesta 25, pero ¿25 qué? ¿patatas? ¿melones? ¿euros o libras? Bueno pues ahí mi error, en ese momento, primer día y con la idea del cambio muy equivocada, pedimos 25 LE por ir a todos esos sitios. Todos, a estas alturas sabréis que esto es una ridícula cantidad para llevarnos a todos estos sitios, pero nosotros no lo sabíamos. Obviamente todos nos dicen que no, hasta que por fin llega un chico jovencito que acepta.
Pues vale, nos montamos, nos tiene aire acondicionado y vamos asfixiados, pero nos encaminamos hacia allí. EL chico de repente no sabe a dónde va, por el camino para una y mil veces preguntando cómo se va allí, nosotros muy mosqueados empezamos a enseñarle planos, a él y a la gente a la que para. El taxista además, no habla nada de español ni de inglés, solo habla árable, y no se entera de nada. Al final llegamos a un sitio, ¿será Saqqara? Pues nada, era Memphis, bajamos, vemos el museo y vuelta al taxi, donde vemos a nuestro inexperto amigo hablando con otro taxista que sí sabía inglés, y nos hace saber que 25 LE es un precio ridículo, que allí iban por 100. Al final le decimos que le vamos a dar 60, y así queda la cosa. Nos vamos a Saqqara donde a la entrada, el taxista ha de sobornar a los polis, ya que no tiene permisos en regla.
En Saqqara, por desgracia, no tengo demasiado que contar. Eran ya las 14 del medio día, el sol era matador, apenas había gente, no teníamos a nadie a quien preguntar, no había planos ni mapas de situación, la pirámide escalonada estaba llena de andamios, y después de echar las pertinentes fotos, y cansadísimos sin saber qué hacer, nos volvimos al taxi, ya no sabíamos si nos iríamos al hotel o a Dashur, quién sabe con un taxista inexperto…
A todo esto, en el parking se Saqqara conocimos a un taxista que negocia con nosotros ser nuestro guía los 2 siguientes días, eso sí, en inglés, pero con coche nuevo y con aire acondicionado. Nuestro trato final es día y medio por 140 LE, nos recogería al día siguiente a las 9 en la puerta del hotel. Los precios que pagamos fueron 20 LE en Memphis y 30 LE en Saqqara, todo con carnet de estudiante, al 50 %.
Finalmente, y por no dar más vueltas, el taxista consiguió dejarnos en el hotel. Le pagamos 60 LE, y un poco despagados hablamos sobre la comida, dónde ir y cómo. Y también ahí es cuando calculamos el dinero que le habíamos pagado al pobre chavalin y empezamos a sentirnos mal, nos daban ganas de buscarlo para darle más dinero, pero ya sabeis que en el Cairo, buscar a alguien es tarea casi imposible. Hoy día seguimos sintiéndonos mal, pero no dejo de pensar que debe ser el único caso en el mundo en el que un turista tima a un egipcio y no alrevés. Cosas que tiene la vida.
Después de un rato de debate decidimos ir a comer al Felfela de la zona de Giza, pero al llegar allí nos encontramos con que aquel lugar, aparte de ser para llevar, estaba escrito solo en árabe, ni español ni inglés ni ningún idioma con alfabeto latino que se le parezca, solo árabe y por supuesto la gente que trabajaba allí sabía solo árabe. Y además el taxista ya se había ido.
De nuevo nos toca regatear con otro señor que por 30 LE nos lleva a comer a otro sitio que recomendaba la Lonely Planet, el Andrea. El lugar es bonito, tiene salones interiores, pero nosotros comimos en las mesas de fuera, en un jardín bastante bonito, bien decorado y cuidado, con algunos gatitos y con un servicio bastante bueno. EL taxista aquí quiso sentarse con nosotros a comer, pero no le dejamos, era bastante seco y estábamos seguros que pediría que le invitásemos, pero no, no iba a ser nuestro guía, solo un mero transportista, así que le decimos que espere fuera y comemos tranquilamente.
El menú es a base de carne de cordero picada en forma de albóndigas que ellos llaman Kebab, unos rollitos de hoja de parra rellenos de arroz y carne especiados, patats fritas, arroz blanco y pollo asado. Salsas extrañas de acompañamiento, pepsis (allí la cocacola es escasa) y mucha mucha hambre. La comida es buena, el servicio amable y el lugar bonito. Comemos bien, es ya muy tarde, acabamos a las 16.30 y pagamos entre los 4 unas 85 LE, al cambio unos 11€. Muy satisfechos volvemos al hotel, estábamos cansados, nos quedaban muchos días por delante y pasamos la tarde en la piscina y la terraza del hotel. Al final también cenamos allí, la comida no era cara y las vistas desde la terraza eran bastante buenas, al anochecer subimos y a las 21.30 empezamos a cenar, al rato por fin las pirámides se iluminaban para espectáculo de luz y sonido.
La cena fue sencilla, una pizza, carne con verduras y arroz, lasaña y 3 postres, bebidas y una factura de 80 LE. Empezábamos a darnos cuenta de lo barato que es allí todo para un europeo. Ahora a dormir, mañana a las 9 habíamos quedado con nuestro taxista y guía para ir al Cairo islámico. Buenas noches pirámides.