La semana pasada me dejé caer unos días por Lyon y tuve la oportunidad de hacer una visita fugaz a la ciudad suiza de Ginebra. Estuve únicamente un día, y ni eso, por lo que tampoco puedo aportar gran cosa de esta ciudad, más bien una visión general del lugar.
El tren nos dejó en la Estación de Cornavin, en pleno centro de Ginebra, por lo que nos pudimos mover bastante bien. Justo a la salida de la estación nos encontramos con la Basílica de Notre Dame. La verdad que me esperaba algo más de dicho edificio, me pareció muy simple, sin más.
Pronto localizamos la oficina de turismo para hacernos con un bonito mapa y más o menos localizar los distintos puntos de interés de la ciudad, y acto seguido cambiamos a francos suizos.
Sin más nos pusimos camino al casco antiguo de la ciudad. Para ello tuvimos que cruzar un puente a orillas del lago Léman, cuyas aguas me llamaron especialmente la atención. Eran totalmente cristalinas y adoptaban un color azulado super chulo. Desde ahí también se veía el famoso chorro de agua de Ginebra, pero es eso, un chorro, no tiene nada más =/
En fin, continuamos con nuestra ruta y pronto llegamos al Jardín Inglés, donde se encuentra el curioso reloj de flores. Está entretenido echarle un vistazo.
Nos adentramos por el casco antiguo de la ciudad y pronto conocimos su maravilloso desnivel en el cual nos tiramos más de 30 minutos subiendo una cuesta infernal hasta por fin llegar a la Catedral de San Pedro. La fachada principal ciertamente no dice mucho, pero la parte de atrás la verdad que sí me gustó bastante. Por dentro es bastante simple, no tiene nada especial que llame así la atención.
Continuamos nuestro paseo por aquella zona dirección el ayuntamiento. En su búsqueda entramos en un lugar extraño. Parecía un teatro, el mapa decía que era el ayuntamiento o en su defecto, un patio de debate… finalmente nos quedamos con la duda y proseguimos nuestra ruta.
Ahora tocaba bajar todo el desnivel que habíamos subido posteriormente, así que de muy buena gana, nos cargamos de moral, y a bajar. Desembocamos en un parque bastante peculiar cerca de la universidad. Allí encontramos multitud de tableros de ajedrez y damas pintados en el suelo con unas fichas de tamaño considerable esperando a que alguien se animase a echarse unas partiditas… y así fue, un par de juegos sí que nos echamos. Resulta bastante curioso ir caminando por ahí y encontrarse eso, no sé, está entretenido echarse unas partidas para descansar de tanta cuesta.
Retomamos nuestro camino y tras hacer una comida rápida, decidimos ir dando un paseo por las orillas del lago. Este paseo estuvo bastante entretenido, e hicimos varios descubrimientos como pueda ser el caso de lo discretos que son los coches de policía…
… o cómo la mente del ser humano puede leer monumento Bronstranstronstosky donde realmente pone monumento Brunswick en este sitio:
El camino a orillas del lago nos dejó en un parque con sus jardincitos y tal bastante cuidados. Se puede pasar un buen rato paseando por ahí y echar buenas fotos entre tanto color, o simplemente puedes hacer uso de sus extensiones de césped para echarte una buena siesta… yo opté por esta segunda opción.
Se podría considerar que nuestra visita a Ginebra acabó aquí. Hacía mal día, comenzó a hacer frio y a llover, por lo que en un alarde de ingenio, decidimos ir retirándonos hacia la estación.
En general la ciudad está bien. Ciertamente me esperaba algo más, o al menos, distinto, no lo sé muy bien. Pero vamos, para unas horas que estuve por ahí más no se puede pedir.
. Me ha gustado bastante la guía, me ha hecho recordar mi estancia allí jeje.
