[Aviso: el texto me ha quedado un poco tocho. Abstenerse el que no tenga ganas de leer. Pido ya disculpas por lo caótico de mi redacción, qué se le va a hacer...].
El otro día, mientras terminaba de leer La sonrisa etrusca, me dio por reflexionar sobre el fenómeno que se da en Italia en cuanto a las diferencias entre norte y sur. Es un hecho común en todos los países el que existan diferencias, sobre todo económicas, entre unas regiones y otras, pero el caso de Italia es realmente llamativo. Sé que alguno ya estará pensando en España y los tópicos entre norte y sur, pero creedme, hay mucho más en común entre un vasco y un sevillano (dichosa película) que entre un milanés y un napolitano.
La idea que todos tenemos de un italiano es la de una persona extrovertida, en muchos casos charlatana, callejera, en resumen: la de una persona de carácter mediterráneo. Casi los vemos como unos primos lejanos, o no tan lejanos. En realidad, esta descripción solo encaja con la personalidad de los italianos del sur o de la Italia Meridional: las regiones de Campania (con su capital: Nápoles), Apulia, Basilicata, Calabria y, aunque forme junto a Cerdeña la Italia Insular, Sicilia. Dichas regiones son predominantemente agrícolas, lo que, en muchos casos, conlleva un menor poder adquisitivo. Asimismo, si uno visita alguna de sus ciudades podrá ver el abandono en cuanto a infraestructuras: calles mal pavimentadas, aceras estrechas, suciedad en las calles, monumentos en mal estado (algunos de ellos de gran valor histórico y cultural). Sí, sé que ya estaréis pensando "pues joe, en el sur de España pasa lo mismo...". No, os aseguro que el sur de Italia es la Andalucía de los 70. Cualquier capital andaluza está en mejor estado que, por ejemplo, muchos barrios de Nápoles.
Al problema de la falta de iniciativa de los gobernantes a la hora de modernizar la región, se une el gravísimo problema del crimen organizado. Todas las regiones del sur, casi con la única excepción de Basilicata (aunque la policía ya ha encontrado indicios de lo que podría ser la 5ª familia de Italia) sufren la lacra del crimen organizado. Cosa Nostra (Sicilia), Camorra (Campania), 'Ndrangheta (Calabria) y Sacra corona unita (Apulia) lastran cualquier tipo de desarrollo industrial. A parte de controlar el tráfico de drogas, su otro negocio más visible y característico es lo que se conoce como pizzo. El pizzo es el impuesto que todo pequeño, mediano o gran comerciante/empresario ha de pagar a la mafia para asegurarse protección y asesoramiento. Ya os podéis imaginar lo que le ocurre a cualquiera que se niega a pagar: desde un pequeño aviso (un incendio "accidental" ) hasta un escarmiento (una paliza, secuestro o asesinato). Sin duda, con un beneficio de hasta 90mil millones de € al año, el crimen organizado es la mayor empresa del sur de Italia. Claro está, todo esto imposibilita por completo el desarrollo industrial. Nadie en su sano juicio querría implantar la sede de su empresa en semejante ambiente.
Otro de los aspectos que diferencia la Italia meridional de sus vecinos del norte es la cultura y el folclore. Como ya he comentado, el italiano del sur es inherentemente social y callejero. Tampoco hay que olvidar su predilección por la familia, llaman primo o tío a parientes que nosotros casi consideraríamos conocidos. Igualmente, existen otras características en su cultura y sociedad que, quizá, no consideremos como positivas: en dichas zonas la sociedad es, en muchos aspectos, fuertemente tradicional. La mujer aún sigue muy supeditada a la opinión del hombre, siendo en su mayoría amas de casa. Otro ejemplo de este carácter tradicional es el escaso uso de algo tan común como internet. En Italia, hasta el 40% de sus habitantes no utilizan internet.
Teniendo en cuenta estas particularidades, que, como veremos más adelante, ya suponen casi un abismo entre los suritalianos (permitidme el neologismo) y sus vecinos norteños, lo que casi más nos llamará la atención si viajamos de norte a sur por la bota, es la lengua (o lenguas). Lo que los italianos llaman dialetti, aunque son lenguas, disfrutan de una muy buena salud en el sur. Los napolitanos, por poner un ejemplo, rara vez utilizan el italiano (que siempre fue toscano) en sus conversaciones familiares, teniendo el napolitano como su lengua predilecta. A modo de curiosidad señalar que gran mayoría de las canciones tradicionales italianas están interpretadas en napolitano (quién no ha escuchado alguna vez 'O sole mio).
¿Y qué le ocurre a los italianos del norte? ¿Son tan diferentes? Pues por decirlo llanamente: lo único que tienen de latinos es el idioma.
La Italia Septentrional formada, entre otras, por regiones como Piamonte, Lombardía o Véneto, es una de las zonas más intensamente industrializadas de Europa. Esto provoca que las diferencias salariales con el sur sean enormes. Mientras que el sueldo medio en Nápoles puede oscilar alrededor de los 900€, en Milán puede alcanzar perfectamente los 2000€, más del doble. Fijaos que en España, no existe semejante diferencia salarial entre las regiones más ricas y las más pobres, aquí desgraciadamente, todos cobramos una mierda. Pero vale, en todos los países hay ricos y pobres, ¿por eso son tan diferentes? No, toca fijarse en el carácter de sus habitantes.
Cojamos el ejemplo de los lombardos. Los lombardos (que originariamente fueron un pueblo germánico) son gente realmente trabajadora. Su día comienza y termina en el trabajo. A diferencia de sus vecinos del sur, son personas muy independientes, donde la familia no posee un papel principal en sus vidas, sino complementario. Por supuesto no poseen la extroversión mediterránea, ni el gusto por la vida social. Todo esto uno lo nota cuando visita alguno de sus bares: no suelen tomar asiento en una mesa, beben un vino en apenas cinco minutos y vuelven a sus quehaceres. Os estaréis preguntando "¿pero qué clase de italianos son esos?". Sí, la descripción (generalizando, inevitablemente) parece más cercana a la de un suizo, escandinavo o alemán. De hecho, es posible que alguna vez hayáis oído a algún napolitano catalogar a los del norte como tedescos, que literalmente significa alemanes.
A estas alturas, muchos aún pensaréis que lo que une a todos los italianos es más fuerte que las típicas rencillas entre regiones. Pero, desgraciadamente, no es del todo así. La historia común de lo que hoy conocemos como Italia comenzó hace apenas 150 años, con la unificación italiana, promovida, irónicamente, desde el norte. Esto hace que italianos del norte y del sur, en muchos casos, se traten unos a otros como extranjeros. Los tópicos se llevan al extremo, cayendo en ocasiones en algo parecido al racismo o la xenofobia. Es habitual en la Italia Septentrional el refrán que dice: Roma ora, Milano labora; ver como un lombardo o turinés da la bienvenida a un pariente del sur con un socarrón Benvenuti in Italia (Bienvenido a Italia, como si el sur fuese otra "cosa" ). A su vez, los italianos del sur consideran a los norteños como gente hosca.
Todo esto provocó que a mediados de los 90 surgiese un movimiento nacionalista en el norte (Lega Nord) que promoviese la independencia del norte. Con el paso de los años, este independentismo ha virado hacia un federalismo.
¿Y dónde queda el centro de Italia en todo esto? Bien, las regiones centrales como la Toscana o el Lazio confluyen entre estas dos maneras de ver la vida. Con un entramado industrial más denso que el casi inexistente del sur (aunque aún alejado de la potente industria del valle del Po) y, a su vez, una idiosincrasia más cercana a la que todos solemos reconocer como puramente italiana, Roma se afana en unir las piezas de este puzle que es la sociedad italiana.