un corazón artificial hecho a imagen del humano.

Mepiro

Un corazón de titanio de 150.000 euros

  • Carpentier, de 80 años, su inventor, nos lo abre.

  • Un corazón con tecnología aeroespacial que salvará a miles en la Tierra.

  • En un año llegará a España.

Próximo nobel de Medicina

ALAIN CARPENTIER

Nadie, excepto él, creyó en aquel boceto pintado a mano sobre la hoja de una libreta. Nadie, excepto Alain Carpentier. «No podía soportar más ver morir a gente joven por ataques al corazón», repetía el hijo de la pianista de Toulouse, quien de niño, milagrosamente vivo tras superar una peritonitis, prometió a su madre que sería médico. Y no uno cualquiera. Veinticinco años después de aquellos primeros trazos en papel, Carpentier, haciendo honor a su merecida fama de visionario, ha logrado lo que ningún otro inventor fue capaz de imaginar: un corazón artificial hecho a imagen y semejanza del humano. Un músculo de titanio, elaborado con tecnología espacial, provisto de dos ventrículos y cuatro válvulas, que late 100.000 veces por día, 36,5 millones de veces al año, con ritmo, sin parar. El órgano vital del hombre, fuente del amor y las emociones, el primero que nace en el embrión, es una máquina total. «Un corazón para toda la vida», tercia esperanzado el jefe de trasplantes del hospital catalán de Bellvitge, Nicolás Manito, buen conocedor de esta joya de la bioingeniería cardiaca. Tardará al menos un año en llegar a España.

Pasada la euforia del primer implante, realizado con éxito la semana pasada en un paciente de 75 años --que ya pasa despierto la mayor parte del día, charla con su familia y hasta pide que le lleven refrescos--, el octogenario Alain Carpentier lidera ya todas las apuestas para el próximo Nobel de Medicina. Algo que, en su humildad, no parece inquietarle. Está más pendiente de los latidos de su bomba, 11 días ya insuflando vida al desahuciado. Carpentier nos abre su corazón. No es persona de recibir elogios. Pide prudencia. El nerviosismo delata el momento que está pasando. De hecho, no quiso asistir a la operación --12 horas en quirófano-- el pasado 18 de diciembre. «Estaba demasiado nervioso y no hubiera soportado la espera», admite.

Esperando la llamada

Él, que ha salvado más de un millón de vidas con unas válvulas de su invención. Él, que ha reparado venas, arterias y ventrículos, y realizado unos 1.000 trasplantes, no pudo escuchar en directo los primeros latidos de su gran obra. Pero sí ordenó ser telefoneado a cualquier hora del día o de la noche cuando el paciente se despertara. «Es un luchador con un gran sentido del humor», dice el padre de la cirugía cardiovascular moderna. «Nos hemos cogido cariño el uno al otro y me resulta difícil despegarme de él. Pasamos horas juntos. Es como un niño para mí». Cuenta más al Journal du Dimanche: «Cuando recuperó el conocimiento tenía mucha sed y preguntó si podía beber una Coca Cola, que le dimos inmediatamente». Nada extraordinario, por otra parte. «En esta clase de operaciones a vida o muerte, la recuperación depende en gran medida de la psicología del enfermo. Y con él hemos tenido una gran suerte».

Nacido en Toulouse en 1933, el joven Alain creció en Senlis Argelia, donde sus padres (un ingeniero y una pianista) se habían desplazado huyendo de la ocupación nazi. Y allí vivió una experiencia traumática que selló para su siempre su vocación de servicio público. En 1939, sufriendo tremendos dolores abdominales, tuvo de ser operado de peritonitis en pleno toque de queda por un cirujano movilizado bajo circunstancias increíbles y con su madre haciendo de enfermera voluntaria de la Cruz Roja. Entonces supo que de mayor sería médico cirujano y se consagraría a ayudar a los demás, como ha hecho durante estos 80 años de vida.

Hoy tiene un nuevo amigo de 75, que le está ayudando a conseguir el mayor logro de su carrera, después de tres décadas de investigación: un corazón artificial que reproduce las corrientes naturales de circulación de la sangre, reduce el riesgo de rechazo y funciona de manera autónoma.

Imitando la forma y el tamaño de un corazón biológico --aunque más pesado, 900 gramos frente a los 300 de uno natural--, los ingenieros espaciales han cuidado al detalle cada una de las 900 piezas para que funcionen con la precisión y durabilidad que exige el motor de la vida. «El espacio y el interior del cuerpo tienen mucho que ver. Si se produce un fallo es probable que no haya marcha atrás», comenta a Crónica Matthieu Dollon, de la división de equipamiento de Astrium, la empresa espacial que ha formado equipo con Carpentier. Por eso, «la electrónica de este corazón tiene el mismo nivel de calidad que la de los cohetes Ariane», el taxi volador europeo encargado de transportar los satélites de comunicaciones fuera de la órbita de la Tierra.

Y no es todo. Una serie de sensores y un complejo sistema electromagnético detectan el nivel de esfuerzo del paciente, y aceleran o ralentizan las contracciones del Carmat, así llamado el corazón. Si el paciente está sentado, late menos, pero si sube una escaleras o apura el paso, latirá más, bombeando la cantidad de sangre necesaria para que los tejidos, músculos y todos los órganos del cuerpo reciban la tasa de oxígeno adecuada. «Esto permite un mejor control de la presión arterial en función del nivel de actividad de la persona», remata Dollon, de Astrium.

Aunque lo que más fascina a los cardiólogos es la capacidad de la prótesis cardiaca para burlar las defensas del organismo, y que no resulte extraña. Sus predecesores generaban coágulos, debido a los materiales utilizados, que podían alcanzar el cerebro y provocar un derrame. En la mayoría de los casos el enfermo no lo superaba y fallecía. La solución que encontraron Carpentier y los ingenieros espaciales fue utilizar un pericardio animal --la membrana que rodea el corazón natural, posiblemente el de una vaca o de un cerdo-- y tratarlo químicamente para reducir la respuesta inmune del receptor. Con esta membrana la pared del corazón mecánico que están en contacto con la sangre, y pusieron poliuretano en la cara opuesta.

«Si alguna solución existe para paliar la falta cada vez mayor de órganos, esta pasa por la bomba de Carpentier», augura el cirujano cardiovascular Nicolás Manito. «Tal vez estemos asistiendo al nacimiento una nueva era». Y al renacer para esos cerca de 200.000 enfermos, en Europa y Estados Unidos, que se hallan a la espera de un donante que nunca llega. De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en España hay aproximadamente 500.000 personas con insuficiencia cardiaca y, aunque muchas de ellas pueden controlar su enfermedad con fármacos, aproximadamente 500 pacientes deberían ser trasplantados al año, pero sólo la mitad puede hacerlo por la escasez de órganos.

Lo siguiente que va a pasar

Dos comités de bioética independientes serán los encargados de supervisar el ensayo clínico de Carpentier, al que el propio presidente de la República François Hollande ha calificado de «hazaña». Serán ellos los que también vigilarán los tres nuevos implantes previstos para las próximas semanas. «Despacio», insiste el visionario. Y es que Carpentier y su equipo de manitas espaciales se han propuesto ir con prudencia hasta tener amarrado el certificado de Conformidad Europea (CE), garantía de que el producto cumple con todos los requisitos legales y técnicos. Para ello, en una primera fase, iniciada este mes con el implante pionero, se realizarán en total cuatro para «probar la seguridad de la prótesis». En Eslovenia, en Bélgica y en Arabia Saudí. Después se evaluará la supervivencia a los 30 días de los pacientes, todos ellos en fase terminal de su enfermedad.

La segunda parte del ensayo será más amplia. Contará con 20 pacientes --ninguno de ellos en España-- y se centrará en verificar la eficacia de este corazón bioespacial diseñado para durar. Será entonces cuando salga al mercado europeo, previsiblemente en 2015. Y a un precio que oscila entre 120.000 y 150.000 euros (el precio de un deportivo Aston Martin), menos de los 250.000 que cuesta un trasplante clásico.

«¿De qué sirve desarrollar una prótesis si luego no está al alcance de todo el mundo», reflexiona Carpentier. «Por eso nos hemos esforzado en que el coste pueda ser cubierto por la Seguridad Social. Siempre me he negado a crear desigualdades entre los pacientes», remata el que es considerado como uno de los médicos filántropos más destacados del mundo por haber levantado un centro de cardiología de primera clase en Vietnam hace una década, donde más de 1.000 operaciones a corazón abierto se realizan anualmente. Además de haber fundado programas de cirugía cardiaca en 17 países de habla francesa en África.

«Recibimos muchos correos electrónicos de gente que nos pide un corazón artificial para sus allegados o familiares», desvela Patrick Coulombier, vicepresidente de Carmat, la empresa fundada por Carpentier para diseñar y comercializar el implante milagroso. «Pero no hay que darles falsas esperanzas, es preciso explicarles dónde nos encontramos y que se trata de una innovación, que podría haber riesgos». Aún así, sin dejar a un lado la debida precaución, la esperanza podría haber llegado para millones de personas en todo el planeta.

No fue un camino de rosas llegar hasta aquí.Todo empezó hace 30 años. Carpentier tenía 50 y una desgracia cambiaría para siempre no sólo su carácter, sino su modo de pensar. «Sufrí la pérdida dolorosa de un paciente al cual no pude realizar un trasplante a tiempo por la falta de un donante», rememora a menudo el cirujano cada vez que se le pregunta por los orígenes de su corazón. «Entonces me planteé un desafío inmenso. Me pareció intolerable no disponer de las herramientas necesarias para salvarle. Así que me puse a investigar». Hizo cientos de bocetos y moldes, experimentó con vacas, buscó nuevos materiales y tiró de prestigio para atraer inversores que creyeran de corazón en su revolucionaria idea.

100 ingenieros

«Para crear el que yo quería, necesitaba ayuda de la microelectrónica, para hacerlo más pequeño y ligero y dotarlo de determinadas prestaciones. A mediados los 90, coincidí en una cena con Jean-Luc Lagardère, el patrón del grupo aeroespacial EADS (la empresa matriz de Astrium). Le hablé de mi proyecto, de los retos tecnológicos y le dije que buscaba un equipo de ingenieros cualificados. Me encontró seis y empezamos. Han sido 30 años de búsqueda y, en este último prototipo, han trabajado más de 100 personas». Tuvieron éxito.

En julio de 2010 la empresa Carmat salió a Bolsa, obteniendo 15,5 millones de euros de inversores particulares que apostaron entonces por la futura rentabilidad de los corazones artificiales bio. Hoy, la capitalización de la compañía ronda los 535 millones y es probable que suba en cuanto empiecen a extenderse las operaciones de recambio de corazón.

La sombra de Sophie

Lo que poca gente sabe es que nada de lo conseguido hubiera sido posible sin el concurso de la bioquímica Sophie Carpentier, la sombra del genio y madre de sus cuatro hijos. Suyo es en parte el éxito de esos biomateriales que dan forma a la joya de Carpentier, y que la científica ha desarrollado a lo largo de los años hasta conseguir 18 inventos relacionados con con el milagroso corazón. Ella, como su esposo, huye estos días de los focos y del timbre del móvil.

En casa de los Carpentier sólo hay prisa para una llamada: la que anuncia desde el Hospital Pompidou de París que el corazón espacial, el último regalo de monsieur Carpentier a la Humanidad, sigue latiendo 100.000 veces al día en el pecho de un hombre que se iba morir.

40 vacas con la «bomba» espacial

Antes de que latiera por primera vez en el cuerpo de un ser humano, el Carmat tuvo que pasar la prueba en animales, en concreto, vacas. «Es lo habitual en este tipo de ensayos con corazones avanzados», explica el cirujano cardiovascular Nicolás Manito. «Hay que asegurarse bien de que el corazón sea capaz de bombear una gran cantidad de sangre durante varios días sin que su maquinaria se agote y termine haciendo un paro cardiaco irreversible». Se trataba de comprobar si los motores que mueven el corazón serían capaces de impulsar 36 litros de sangre a todos los rincones del organismo bovino. Más de 40 vacas aguantaron los primeros las primeras pruebas, algunas incluso seguían pastando por la campiña francesa. El corazón estaba listo para se implantado en enfermos. Se alimenta mediante baterías portátiles, adosadas al cuerpo, que el propio paciente recarga cada cinco horas. Aunque se está estudiando otra generación a base de pilas de combustible que asegurarían 12 horas de autonomía.

Fuente: http://www.elmundo.es/cronica/2013/12/29/52beb2e9ca4741d7208b456a.html

  • Para los que piensen que es caro, el transplante clásico, cuesta 250000 €
  • Vale que 5 horas de duración de las baterías son muy cortas, pero es lo de menos, con lo que están avanzando en ese campo, pronto habrá baterias que duren las 24h
  • Estamos hablando de salvar miles y miles de vidas que por falta de órganos no tienen acceso a un transplante.
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Kassie

un genio

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están comparando lo que cuesta el transplante (250.000€), con lo que cuesta este corazón (150.000€), que luego tendrá que transplantar un equipo, con los costes que ello genere

de todas formas, si este corazón mejora lo que hay ahora, adelante y que salve muchas vidas

2 respuestas
B

#3 la diferencia es que con un transplante te puedes morir esperandolo meses y con este no.

Premio nobel ya xDDDD

ahora saldra la iglesia a tocar los cojones seguramente

Mepiro

#3 no sé si están sumados o no los costes de operación, pero al clásico hay que quitarle los costes de sistema de gestión de transplantes por prioridades, extracción, transporte médico vital, conservación... etc...

B

Por eso los políticos están robando tanto, se quieren comprar algunos corazones de estos y vivir eternamente.

Empieza a dar miedo el avance tecnológico o_O

1 respuesta
Kb

leyendo un poco mas, me preocupa el peso de 900gr si el normal son 300

no se como se portarán las arterias aguantándolos, los músculos del pecho...

a ver como avanza la cosa que aun faltan muchas pruebas

1 respuesta
itonny

Con el tiempo y cuando sea algo standart supongo que se abaratara bastante.

Eldlink

Increíble menudo genio.

#7 Es normal que al principio sea un poco rudimentario, supongo que con el tiempo reducirán el peso utilizando otros materiales.

goliat17

y para que salvar vidas si sobra gente en el planeta? a ver si empezamos a sacar mas rendimiento a lo que tenemos y no dejar morir de hambre a unos para dejar vivir unos años mas a otros.

1 respuesta
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no se qué coño hago en cruz roja, debería rematarlos a todos

lysander

Un corazón que dura 5 horas.

Yo prefiero morir a tener siempre una cuenta atrás de 5 horas clavada al pecho, y que si, que supongamos que en un tiempo se ven baterías de hasta 24 horas. Prefiero morir igual.

Tiene que ser terrorífico tener que estar pendiente de la batería todo el resto de tu vida, de que el corazón no falle por algún fallo mecánico o eléctrico, de que no se vaya la luz por algún casual o te veas que no puedes recargar la batería... Olvídate de viajar, de experimentar, de todo.

Eso no es vida, aunque si un gran avance que pueda dar algo interesante..

3 respuestas
likidillo

#12 claro por que la gente con enfermedades cronicas vive tranquila......

A ver si sacan higados del mismo pelo y le doy al Jack Daniels sin miedo.

goliat17

#12

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-Shaydund-

#12

Hay mucha gente que se desestima para trasplante por la edad...

Prefieres morir ahogándote poco a poco o tener que recargar cada 5 horas la batería??


Ya veremos que comorbilidades tiene este aparatejo...

1 1 respuesta
Dieter

Supongo que a las mujeres les dara rechazo.

1 respuesta
Shaka

#16 ?¿?¿?¿¿?

Dieter

Todo hombre sabe que las mujeres son seres sin corazon.

23 1 respuesta
bryaN1

#18 XDDDDDDDD.

Es un gran invento, pero tienen que evolucionarlo más para que sea algo bastante impactante para el mundo.

Ornithos

"El órgano vital del hombre, fuente del amor y las emociones, el primero que nace en el embrión, es una máquina total".

Habría dejado de leer ahí, pero el artículo era demasiado interesante esta vez.

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Syuk

Que puto genio. 5 horas de autonomía, pero con el avance tan grande el perfeccinionamiento del mismo se hará año tras año y con más posibilidades. Un corazón humano nace con 190 años de duración estimada, algo que se va rebajando según las enfermedades del individuo, pero uno de titanio... qué virus puede con uno de titanio?

"Tengo un corazón de hierro" ole tus huevos.

B

Genio, perseverancia y un ejemplo a seguir. Ciencia y tecnologia al servicio de la vida. Felicidades Carpentier, un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad.

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A-tuin

Gran noticia, aunque no es el primer corazón artifical, había al menos por ahí uno que de hecho ya llevaban algunas personas, ya no vacas, pero estos eran de circulacion continua con una especie de turbinas, no "latía" como este.

Pero lo dicho, gran noticia, siempre es genial ver avances y cosas como esta.

ZalY

just sayin

sagha

me parece muy interesante hasta que e leido esto:

"Se alimenta mediante baterías portátiles, adosadas al cuerpo, que el propio paciente recarga cada cinco horas."

Omg solo 5 horas?......eso de irte a dormir, dejarlo recargando y poner el despertador a las 5 horas, bueno antes, para ponerte a recargar de nuevo es un poco GL....

como un dia tenga sueño el tio palma xD

1 respuesta
H

#10 Que sobra gente?Eso diselo a los que se reproducen como conejos como en China xD.

hjesush

#25 Imagino que será un corazón temporal mientras te encuentran uno. Cosas para los ricos norteamericanos, nada más.

Lamper

Tranquilos, que esto sera solo para ricos.

allmy

Como le dure la batería lo mismo que me dura a mi la de mi móvil... xD

eXtreM3

Si el precio es 150.000€ la gente seguirá muriendo igual.

2 respuestas