Caída
En el estudio participaron pacientes con síndrome de Lynch, o cáncer colorrectal hereditario, que afecta a una de cada 1.000 personas.
Estas personas luchan para detectar y reparar el ADN dañado que los vuelve más propensos a desarrollar varios tipos de cáncer, incluidos el colorrectal, de útero y estómago.
Aquellos pacientes que recibieron 600 miligramos de aspirina todos los días, desarrollaron 19 tumores en comparación con los 34 tumores que aparecieron en el otro grupo "control", que no tomó aspirina. Ello representa una reducción del 44%.
En aquellos pacientes que tomaron el medicamento durante al menos dos años, la reducción fue del 63%.
Según Burn, unos 30.000 adultos en el Reino Unido padecen el síndrome de Lynch.
Si todos ellos recibieran el tratamiento, sería posible impedir la aparición de 10.000 tumores de cáncer durante 30 años.
Esto, posiblemente, podría evitar unas 1.000 muertes por la enfermedad.
Posibles riesgos
Sin embargo, el consumo de aspirina también generaría efectos secundarios.
"Para la mayoría de la gente parece ser un buen negocio evitar 10.000 casos de cáncer a cambio de 1.000 úlceras y 100 accidentes cerebrovasculares", dijo Burn.
"La gente que tiene una historia familiar clara y específica de cáncer colorrectal, debe considerar seriamente la adición de bajas dosis de aspirina a su rutina, sobre todo aquellas que tengan una predisposición genética".
La aspirina ya es bien conocida por disminuir el riesgo de un ataque al corazón en pacientes de alto riesgo.
Otros estudios realizados en las últimas dos décadas indican de una manera más amplia que las pastillas que reducen el dolor también disminuyen el riesgo de cáncer. Este, sin embargo, es el primer ensayo de control aleatorio que prueba los efectos de la aspirina en la aparición de la enfermedad.
En 2010, otra investigación sugirió que los pacientes que recibieron aspirina tuvieron un riesgo de muerte 25% menor.
El profesor Peter Rothwell de la Universidad de Oxford, quien dirigió ese estudio, dijo que los últimos hallazgos "sin duda ayudan a construir una imagen coherente que apunta hacia la misma dirección: sí existe un vínculo con el cáncer".
¿Y los sanos?
Una de las preguntas formuladas por la investigación era si las personas sanas que no tienen riesgos hereditarios deben tomar el medicamento.
Las pruebas demuestran que cuanto menor sea el riesgo de cáncer o ataque al corazón, menor será el beneficio de tomar aspirina. Sin embargo, los efectos secundarios potencialmente mortales se mantienen.
Este argumento, dijo Burn, es "bien equilibrado". Para él, los riesgos valen la pena.
"Creo que la gente que está en sus 50 o 60 años deben pensar seriamente en añadir una dosis baja de aspirina a su rutina diaria, para protegerse contra el cáncer, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares".
"Pero si lo hacen, deberán tener los ojos bien abiertos, pues aumentará el riesgo de úlceras y hemorragias gastrointestinales. Incluso tendrían una baja posibilidad de experimentar un derrame cerebral causado por la aspirina".