Asimismo, debido a la acción de estas bacterias durante millones de años, se ha formado un yacimiento mineral único, pues han transformado una superficie de unas 40 hectáreas (equivalente a casi 60 campos de fútbol) de entre tres y 20 metros de espesor.
El hallazgo, realizado por un equipo liderado por científicos españoles del CSIC y publicado esta semana en la revista Nature Communications, es un nuevo ejemplo que demuestra cómo incluso en los lugares más inhóspitos e inesperados puede darse algún tipo de vida. Los científicos creen que procesos similares a los estudiados en esta mina podrían ocurrir en otros planetas, como Marte.
Un hogar sin oxígeno a 150 metros de profundidad
Este tipo de organismos se denominan extremófilos porque son capaces de resistir en condiciones extremas. Según detalla a este diario Fernando Tornos, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y coautor del estudio, en el lugar donde hoy se encuentra esta mina sevillana estas bacterias encontraron un hogar idóneo: un ecosistema "que estaba aislado de la luz y el oxígeno de la superficie terrestre por casi 150 metros de rocas impermeables (margas) y con temperaturas relativamente elevadas, probablemente entre 30º y 60ºC".
Las bacterias fosilizadas halladas en Sevilla, asegura, tienen menos de cinco millones de años pero probablemente son similares a los organismos más antiguos que han sido encontrados hasta ahora en la Tierra en lugares donde no había oxígeno, con edades de unos 3.600 o 3.500 millones de años. En Groenlandia, Australia o Sudáfrica se han hallado también bacterias muy antiguas. "Estos organismos han evolucionado muy poco a lo largo de millones de años", señala el científico en conversación telefónica.
"Probablemente, en los orígenes del a Tierra, eran muy abundantes, pero sus ecosistemas han ido reduciéndose y ahora sólo se encuentran en lugares donde no llega el oxígeno, como en los fondos marinos o bajo la superficie terrestre", añade Tornos.
Y es que, según explica, "el oxígeno es venenoso para estas bacterias". Respiran gracias al sulfato presente en su entorno: "Al respirar, la bacteria toma el sulfato, que está presente en el agua, y expulsa azufre. Ese azufre reacciona con el plomo que hay en el ambiente", afirma. El sulfuro de plomo va recubriendo la bacteria, que se suicida a la vez que está respirando. Así se ha ido formando el material rocoso que hay en esta mina sevillana y que según, subraya Tornos, "ha dado lugar a un tipo de roca absolutamente única que no se da en ningún otro lugar del mundo".
Estas bacterias tienen varias alternativas para buscar alimento: convierten el gas natural almacenado en las rocas bajo las margas en anhídrido carbónico, y el sulfato del agua subterránea en ácido sulfídrico, lo que les proporciona suficiente energía para vivir. "Estos cambios químicos hacen que las rocas que había ahí se transformen en unas nuevas", afirma Tornos.
El estudio de la mina
"Las Cruces es una de las minas más ricas en cobre del mundo. Nos llamó la atención un tipo de mineral que tienen allí, que es muy raro. Comenzamos a estudiarlo en detalle y vimos que estas rocas no tenían una explicación normal. Comprobamos que tenían un origen biológico, es decir, que habían sido creadas por organismos. Estas bacterias han sido capaces de generar millones de toneladas de minerales que no son estables en condiciones atmosféricas y han liberado el plomo, oro y plata que contenían. Se trata de rocas recientes, porque tienen menos de cinco millones de años, que en geología no es nada", afirma el científico, que destaca las enormes facilidades y la colaboración que obtuvieron de Cobre Las Cruces, la empresa que explota esta mina, para poder llevar a cabo su investigación.