My two cents...
Es triste que la supuesta fiesta del cine española, donde todos podríamos aprovechar esta gala para disfrutar y pasar un buen rato, se vea estropeada año tras año por los mismos de siempre, que se dedican a soltar su soflama y sectarismo político, pensando que hacen un favor al cine español cuando el resultado es claramente el contrario.
Si no a todo el mundo, sí para la inmensa mayoría es oír 'cine español' y entrarnos los mil males. Y se lo tienen más que merecidamente ganado. En mí caso no ya por la calidad del cine, que en general me parece mediocre y acorde al nivel medio europeo. En mí caso es por como unos cuantos osan arrogarse unas facultades de líderes de la cultura, casi cual líderes espirituales. Cada vez que les oigo soltar sus filias y fobias no puedo dejar de sentir vergüenza ajena. Allá ellos, en el pecado llevan la penitencia.
Pero principalmente siento pena por el resto, los que callan y tienen que aguantar a los amigos de la pancarta/pegatina. Porque esos, los que callan y no dicen basta ya de politizar los premios, son los que de verdad están pagando las consecuencias.
Ahora entremos a valorar la calidad del cine español. Esta mañana leía un blog que me sorprendía con los datos que aportaba sobre la calidad del cine español. No creía que estábamos tan mal. Hablaba de nuestra representación en los grandes festivales internacionales que ha habido este año. Ni en Cannes, ni Berlín, ni en Venecia, ni en los Donattelo, ni en los Bafta hay película española alguna seleccionada. Solo una, en los Cesar, Blancanieves. Esa es la calidad del cine español con datos. A no ser que se piense que hay una conspiración mundial contra nuestro cine, creo que poder echar un poquito de pestes de nuestro cine, entra en lo posible.
Y para rematar, el despropósito de este año con la película que seleccionaron para competir en los Oscar, 15 años y un día. Pues que sorpresa, que no se ha llevado ni un solo Goya, ni uno. Si no le hemos dado un mísero premio aquí, ¿a quién se le ocurrió mandarla a EEUU? No deja de ser otra muestra más de lo endogámico que son nuestros queridos profesionales del cine español.