Vista.
Como ya habéis dicho, durante la primera media hora parece que la película va a girar en torno al ascenso del protagonista, una especie de “The Wolf of Wall Street” coreano. Pero, tras una “inofensiva” charla con sus antiguos compañeros y la posterior denuncia contra el chico, todo cambia y sin darte cuenta te encuentras en medio de un dramón.
Que esté inspirada en hechos reales ayuda mucho a meterse de lleno en la historia y a compadecerse de esa madre a la que separan de su hijo de un día para otro y de ese abogado que solo quiere luchar contra una injusticia.
La década de los 70 y de los 80 es una época bastante triste para muchos coreanos pero muy interesante desde un punto de vista externo. Personalmente me gusta mucho todo lo relacionado con estos años y, por suerte, hay una cierta tendencia de hacer películas sobre estos años de régimen.
En el anterior ciclo ya vimos un par de ellas centradas en estas dos décadas: A Taxi Driver y The President’s Last Bang. Por si alguien no las vio y le interesa.
De Song Kang-ho poco más se puede decir que no se sepa. Si no está en la cima de la interpretación, poco le falta.
PD: vellos de punta con el final.