Un drama ingenioso, con humor negro, cargado de momentos que te hacen reflexionar profundamente sobre la condición humana, y que funciona mejor si te la tomas como una fábula. De hecho, los animales parecen personajes que velan por sus dueños y son muy conscientes de lo que ocurre.
El reparto brilla, especialmente los cuatro principales, y las localizaciones son preciosas.
Como retrato de la soledad y la depresión en un entorno poco estimulante funciona a la perfección.
spoiler- Farrell acaba durmiendo junto a sus animales porque está hundido. Le han roto su plácida y simple rutina.
- Gleeson está llegando al final de su vida y tiene una crisis existencial porque siente que necesita dejarse de banalidades y aprovechar cada momento.
- La hermana solitaria (la única con sentido común) se refugia en la lectura y, al ver que no encaja con nadie y solo percibe amargura, decide marcharse para liberarse.
- Keoghan que, además de recibir un trato horrible de su padre e intuyo el rechazo de los habitantes, no es correspondido en el amor.
- El policía abusón que se emborracha y se marca “una paja y a dormir”.
- La cartera cotilla que solo da emoción a su vida con chismorreos.
Y, por supuesto, todos al bar, porque no hay otro sitio.
El marco histórico es muy importante, aunque esté de fondo. La historia tiene lugar en 1923, durante la Guerra Civil Irlandesa, por lo que sus habitantes están divididos, al igual que los dos protagonistas, que libran su propio conflicto, empezando por una nimiedad cuyas consecuencias van escalando hasta el absurdo.
La resolución no me ha entusiasmado; esperaba algo más luminoso y creo que a mitad de la película tenían el cierre perfecto.
spoilerGleeson golpeando al policía, ayudando a Farrell y llevándole a casa en su carro, restaurando así su amistad.
No hacía falta acabar con burras y quemar casas, aunque quieras buscar la metáfora. Y los momentos truculentos con los dedos podían haber sido más sutiles.
Sin embargo, es un final con calado. Gleeson dice que la guerra está llegando a su fin, a lo que Farrell contesta que, aunque haya un alto el fuego, seguirá habiendo conflictos. Y no le falta razón. Años más tarde, empezaría el terrible conflicto norirlandés conocido como “The Troubles”.