#1931 No, he dicho lo contrario de hecho.
La película es cojonuda y mucha crítica no es porque no se entienda que aunque use lenguaje audiovisual no es Dunkerke (por poner una gran película en ese aspecto de un director que os guste) y en general está muy adecuada a cualquier público
En Dunkerque prácticamente no hay exposición, entiendo que no guste y el argumento de que no guste porque no usa canales acostumbrados se le aplique pero es que Batman se entiende perfectamente y sí sacrifica un poco de calidad para llegar a todo el mundo (mi impresión) pero no es dramático. Lo que decía es que hay un sesgo comparativo y de confirmación muy fuerte contra la cinta.
Edit: A partir de aquí no estoy contestándote a ti. XD
Y no lo de la rata voladora no tiene que ver con lo de Martha que no vino a nada ni tiene puto sentido. Los casos de la película usan patrones similares a los relatos detectivescos de Poe y en el caso de lo de rata voladora usa el principio de
https://mrpoecrafthyde.files.wordpress.com/2012/10/la-carta-robada.pdf
-Consiste -repuse- en la identificación del intelecto del razonador con el de su
oponente.
-Exactamente -dijo Dupin-. Cuando pregunté al muchacho de qué manera lograba
esa total identificación en la cual residían sus triunfos, me contestó: «Si quiero
averiguar si alguien es inteligente, o estúpido, o bueno, o malo, y saber cuáles son
sus pensamientos en ese momento, adapto lo más posible la expresión de mi cara
a la de la suya, y luego espero hasta ver qué pensamientos o sentimientos surgen
en mi mente o en mi corazón, coincidentes con la expresión de mi cara.» Esta
respuesta del colegial está en la base de toda la falsa profundidad atribuida a La
Rochefoucauld, La Bruyère, Maquiavelo y Campanella.
-Si comprendo bien -dije- la identificación del intelecto del razonador con el de su
oponente depende de la precisión con que se mida la inteligencia de este último.
-Depende de ello para sus resultados prácticos -replicó Dupin-, y el prefecto y sus
cohortes fracasan con tanta frecuencia, primero por no lograr dicha identificación y
segundo por medir mal -o, mejor dicho, por no medir- el intelecto con el cual se
miden. Sólo tienen en cuenta sus propias ideas ingeniosas y, al buscar alguna
cosa oculta, se fijan solamente en los métodos que ellos hubieran empleado para
ocultarla. Tienen mucha razón en la medida en que su propio ingenio es fiel
representante del de la masa; pero, cuando la astucia del malhechor posee un
carácter distinto de la suya, aquél los derrota, como es natural. Esto ocurre
siempre cuando se trata de una astucia superior a la suya y, muy frecuentemente,
cuando está por debajo. Los policías no admiten variación de principio en sus
investigaciones; a lo sumo, si se ven apurados por algún caso insólito, o movidos
por una recompensa extraordinaria, extienden o exageran sus viejas modalidades
rutinarias, pero sin tocar los principios. Por ejemplo, en este asunto de D..., ¿qué
se ha hecho para modificar el principio de acción? ¿Qué son esas perforaciones,
esos escrutinios con el microscopio, esa división de la superficie del edificio en
pulgadas cuadradas numeradas? ¿Qué representan sino la aplicación exagerada
del principio o la serie de principios que rigen una búsqueda, y que se basan a su
vez en una serie de nociones sobre el ingenio humano, a las cuales se ha
acostumbrado el prefecto en la prolongada rutina de su tarea? ¿No ha advertido
que G... da por sentado que todo hombre esconde una carta, si no exactamente
en un agujero practicado en la pata de una silla, por lo menos en algún agujero o
rincón sugerido por la misma línea de pensamiento que inspira la idea de
esconderla en un agujero hecho en la pata de una silla? Observe asimismo que esos escondrijos rebuscados sólo se utilizan en ocasiones ordinarias, y sólo serán
elegidos por inteligencias igualmente ordinarias; vale decir que en todos los casos
de ocultamiento cabe presumir, en primer término, que se lo ha efectuado dentro
de esas líneas; por lo tanto, su descubrimiento no depende en absoluto de la
perspicacia, sino del cuidado, la paciencia y la obstinación de los buscadores; y si
el caso es de importancia (o la recompensa magnifica, lo cual equivale a la misma
cosa a los ojos de los policías), las cualidades aludidas no fracasan jamás.
Comprenderá usted ahora lo que quiero decir cuando sostengo que si la carta
robada hubiese estado escondida en cualquier parte dentro de los límites de la
perquisición del prefecto (en otras palabras, si el principio rector de su
ocultamiento hubiera estado comprendido dentro de los principios del prefecto)
hubiera sido descubierta sin la más mínima duda. Pero nuestro funcionario ha sido
mistificado por completo, y la remota fuente de su derrota yace en su suposición
de que el ministro es un loco porque ha logrado renombre como poeta. Todos los
locos son poetas en el pensamiento del prefecto, de donde cabe considerarlo
culpable de un non distributio medii por inferir de lo anterior que todos los poetas
son locos.
-Hay un juego de adivinación -continuó Dupin- que se juega con un mapa. Uno de
los participantes pide al otro que encuentre una palabra dada: el nombre de una
ciudad, un río, un Estado o un imperio; en suma, cualquier palabra que figure en la
abigarrada y complicada superficie del mapa. Por lo regular, un novato en el juego
busca confundir a su oponente proponiéndole los nombres escritos con los
caracteres más pequeños, mientras que el buen jugador escogerá aquellos que se extienden con grandes letras de una parte a otra del mapa. Estos últimos, al igual
que las muestras y carteles excesivamente grandes, escapan a la atención a
fuerza de ser evidentes, y en esto la desatención ocular resulta análoga al
descuido que lleva al intelecto a no tomar en cuenta consideraciones excesivas y
palpablemente evidentes. De todos modos, es éste un asunto que se halla por
encima o por debajo del entendimiento del prefecto. Jamás se le ocurrió como
probable o posible que el ministro hubiera dejado la carta delante de las narices
del mundo entero, a fin de impedir mejor que una parte de ese mundo pudiera
verla.
Usa el hecho de que no se dieran cuenta de algo tan obvio en este caso tiene un significado para ambos. En una obra de tiempo limitado entiendo que van a usar cosas de este tipo de forma recursiva y no literal para expandir temas y personajes.
Lo que sí me molesta es la mierda de usar el recurso de arma de Chejov con un arma; lo he visto tantas veces y me parecía tan obvio. Hubo un momento que hasta pensé que iba a echarle huevos e iba dejar sin relevancia esa arma en cuestión en plan burla de lo rallantes que son todos los directores instruidos sobre la construcción de un guion con usar así ese recurso...