Me ha gustado pero no encantado.
Me ha dejado la sensación de que sería mejor si fuese una miniserie -ya tiene la estructura por capítulos- para expandir mucho más la filosofía del personaje y ver varios de sus encargos.
Me ha gustado pero no encantado.
Me ha dejado la sensación de que sería mejor si fuese una miniserie -ya tiene la estructura por capítulos- para expandir mucho más la filosofía del personaje y ver varios de sus encargos.
#61 Coincido plenamente, me ha sabido a poco.
Al final te quedas con la sensación de ver mas, saber mas.
Es una buena película, fría y meticulosa, desapasionada, pero que al final te deja un regusto amargo de falta de contenido, ojala hubiese sido una miniserie y seguir los periplos de un personaje tan magnético en un par o tres de encargos mas.
#61 he tenido la misma sensación.
También me ha parecido que había cierta inspiración de Hitman. O igual al revés.
Joder, pues a mí me ha molado. Fincher está en su salsa con este tipo de relato y Fassbender se nota que se lo goza interpretando al personaje. Yo no siento que falte o sobre nada. Me han dado incluso ganas de leer el cómic. Un 7/10 de nota.
No voy a mentir. Me lo he pasado mejor y me ha gustado más esta que Killers of the flower moon...
La vi anoche, buen peñazo de película con ese típico transfondo todo psicologico de algo tan simple como ser un sicario a sueldo.
Las películas que se monta Netflix..
A ver si hacen también una con mucho transfondo de un panadero levantándose a las 4 de la mañana..
A mí me ha parecido floja. No tiene nada memorable para el recuerdo, salvo quizá la escena de Tilda Swinton con su chistaco. El resto muy genérico, esperaba más de Fincher. Fassbender cumple bien este tipo de papeles, pero no dejo de pensar que es un actor muy desaprovechado con los trabajos que elige.
#84 Otra parte de la gracia de la cinta es como vemos que lo que el nos cuenta (y se cuenta a sí mismo) mediante la narración en off, no coincide con lo que a menudo vemos de el en pantalla. No es un psicópata que se dedique a lo que se dedica por placer. Es más bien un sociópata. Cínico, meticuloso, con una visión nihilista de la naturaleza humana, pero con una empatía reservada y unos sentimientos igualmente reservados hacia unos pocos.
El prometedor actor John Wilkes Booth se contrató a sí mismo como pistolero para matar a Abraham Lincoln frente a una obra de teatro, en directo, Our american cousin. Fue el único magnicidio exitoso de todos los planeados aquella noche, simultáneamente. Los del vicepresidente Andrew Johnson, el secretario de Estado William H. Seward y el líder militar de la Unión Ulysses S. Grant fueron todos marrados por los cómplices de Booth, como si fuera la versión fallida del final sangriento de Casino o El Padrino. Después de que apretara el gatillo, todo fue mal para Booth, por mucho que su fuga durara 12 días enteros escondiéndose en casas y graneros de Maryland y Virginia.
Hay que agradecer a David Fincher (o a su guionista Andrew Kevin Walker, escritor de Seven) el sentido del humor de poner en boca de su asesino a sueldo en apuros (Michael Fassbender) el nombre del magnicida más famoso del mundo, con permiso de Lee Harvey Oswald. “Método QHJWB: ¿Qué haría John Wilkes Booth?”. The Killer, su decimotercera película (que ha llegado a Netflix tras dos semanas muy discretas en cartelera), planta la cámara en esta palpitación entre el crimen y el sarcasmo. Como todo su cine.
Se lo pregunta este sicario sin nombre (nunca llegamos a saberlo) que colecciona identidades falsas en su camino viajero (República Dominicana, Nueva Orleans, Chicago) a limpiar el estropicio que él mismo ha creado por culpa de un milimétrico error. Antes de que el estropicio lo limpie a él. “Cíñete al plan. Anticípate, no improvises. No confíes en nadie. La empatía es debilidad”.
Los monólogos interiores del estatuario Fassbender (tres años sin hacer películas por su paternidad y por las carreras de coches; tardó tres horas en leer el guion y decir que sí) funcionan como el mantra estilizado de un oficio samurái obsesivamente metódico, pero que, en realidad, queda secularizado. Los sicarios hacen yoga y van al súper. Llevan tu mismo reloj que cuenta los pasos. Piden cosas a Amazon. Y pueden cagarla en el trabajo.
Fincher (Mr. Once Again, repitiendo tomas y tomas gracias a sus grandes presupuestos) no cede a la tentación de intentar trascender el tebeo homónimo que adapta, The Killer, del francés Alexis Matz Nolent. No abandona la vía estrecha de sus viñetas ni se recrea en su brutalidad. Hereda un cierto exceso verbal, irónicamente, en una película casi sin diálogos. Y una estructura de videojuego. Pero filma dos horas de género sin virtuosismo de puesta en escena donde casi todo resulta convincente (aunque no especialmente sorprendente). Donde puede que te acuerdes de El silencio de un hombre, de Jean-Pierre Melville. Y donde el diseño de sonido nos empuja hasta un final (un aterrizaje) deliberadamente romo. Para ponerlo todo en su sitio.
Lo sentimos: los sicarios huyen a toda velocidad, pero también se aburren. Y escuchan música de los Smith (¿cuántos directores son capaces de filmar la secuencia del balcón?). El recuerdo catedralicio de Zodiac o La red social nos puede hacer coquetear con el topicazo, pero nada más lejos. No diga Fincher menor: diga Fincher en miniatura. En plato cuadrado. Como los 10 minutos extraordinarios de Tilda Swinton.
https://www.elconfidencial.com/cultura/2023-11-14/no-por-favor-no-digas-fincher-menor_3772997/
Esperaba encontrarme un mierdón y me ha gustado muchísimo. Me ha recordado a La Conversación de Coppola y también tiene toques de cine de espías francés junto con la obsesión por el detalle de Fincher. Es una película muy fría, pero se hace muy corta.
Casi que lo único que me ha sobrado es la pelea, que queda un poco artificial en mitad de la sobriedad hiperralista del resto.