Me estoy tomando mucho tiempo, lo sé. Pero es que sinceramente no me encuentro con ganas de ponerme a ordenar todo lo que tengo por aquí xDD A ver si para la semana que viene puedo subir la 4ª parte, el Juicio, que mola tela xDDDDDDD
Sobre el Informe Robinson... pues un lavado de cara más. Consiguió que me emocionara pero no son capaces de señalar a los culpables, aún cuando entrevistaban a uno de ellos, y se escudan en términos vagos como "las prisas" y demás chorradas que sueltan cuando tienen un micrófono delante.
Para que os entretengáis, y porque no sabía donde ponerlo pero es digno de leerse, un articulito de Rubén Uría (lectura obligada a todo atlético decente) sobre la actualidad:
DIGNIDAD
Quique, que se expresa con claridad y que hasta la fecha no tenía ninguna mancha en su historial, fichó por el Atlético para sacarlo de la UVI. Llegó, vio y firmó. Unos partidos más tarde, el Atlético no ha salido de la UVI y Quique está a un paso de ingresar en ella. Avisó del Armaggedon con aquello de "lo peor está por venir". Y vino. Después de la enésima cabalgada hacia el abismo, goleado en Huelva por un Segunda con suplentes, Quique se encontró en la encrucijada de su carrera profesional. O vosotros o yo. Y no voy a ser yo. La receta de QSF había consistido en "discursos cortos y en vena". Pero el enfermo no mejoró y la metástasis afloró en el Colombino. Quique entró en combustión en el descanso, dejó pasar una calentura atómica y finalmente, una vez completado el genocidio a la camiseta, se puso el traje de luces para hacer faena, en los medios, en la sala de prensa. Flores hizo el discurso más profundo, sincero y analítico que se haya hecho del Atlético en los últimos trece años. Ese discurso que el resto de entrenadores, pagafantas de turno y empleados obedientes, jamás se había atrevido a insinuar por miedo a los propietarios primero y a los futbolistas después. Más Flores que Quique, fue directo al grano. Que deben pedir perdón a la afición. Que el barco va a la deriva y que él se siente el primer responsable. Que muchos jugadores le han decepcionado. Que va a tomar medidas y no sólo cuando vaya al sastre. Y lo más importante, Quique aireó que algunos futbolistas deben plantearse seriamente cambiar de profesión. Un discurso meditado, pausado y con carga de profundidad. Arremetió contra algunos de estos futbolistas que, cuando se empeñan, quitan y ponen entrenadores. Sabiendo que, cualquier día de estos, esos mismos jugadores le pasarán la correspondiente factura.
Quique, valiente y honesto, sí es capaz de negarse a seguir pisoteando la imagen de un club histórico al que un estudiante de veterinaria y un productor de cine han convertido en una sociedad histérica. Pionero en las verdades del barquero, el éxito y el mérito del mensaje de Quique radica en que, por primera vez, un entrenador del Atlético del Gilifato ha sido capaz de hablar por y para los verdaderos y legítimos dueños soberanos de un sentimiento. A los jugadores actuales (sálvese canteranos y Kun) nunca les ha importado demasiado el aficionado y a los propietarios de la SAD sólo les interesa importa que renueven su abono, sean obedientes y sirvan de terneros de engorde. Porque el dinero del pobre va dos veces a la tienda. Ellos, egoístas de tomo y lomo en pantalones cortos, y egoístas de tomo y lomo con corbata, nunca se ponen en la piel de la gente. Quique, madridista de cuna, sí ha sido capaz de ponerse en la piel de los aficionados del Atlético de Madrid. A QSF le harán un traje de pino con los resultados. Puede ser. O le sacarán a hombros por la Puerta Cero. Puede ser. Descenderá a Segunda o se irá con un trofeo bajo el brazo. Qué más da. Lo que la afición del Atlético de Madrid sabe es que con Quique, con el Quique de la sala de prensa de Huelva, se ha encontrado la dignidad extraviada de los viejos tiempos.
Hoy el Atlético es de dos y no de todos. Por eso el Atlético debe más de lo que ingresa a corto plazo. Por eso tiene levantadas actas multimillonarias en Hacienda. Por eso los 24 millones de ingresos de televisión de las tres próximas temporadas irán íntegros a pagar deudas. Por eso paga la deuda astronómica de sus malos gestores con activos de inmovilizado. Por eso tiene comprometidos el 50% de los derechos de los jugadores. Por eso la plantilla no cobra al día. Por eso algunos hablan de suspensión de pagos. Por eso ha perdido diez millones de euros el año pasado. Por eso tiene un pasivo exigible de más de 500 millones de euros según sus últimas cuentas. Por eso Miguel Ángel Gil Marín se puso un sueldo de 1.200.000 euros durante el pasado ejercicio. Por eso Enrique Cerezo se hace cargo de la dirección deportiva, para que cambie todo sin que nada cambie. Por eso venderán al Kun y la mitad de los llevará Hacienda. Por eso lleva 14 años sin títulos. Por eso nadie quiere jugar en el Atlético y quien juega, pone la mano y hace el egipcio. Por eso la prensa se rasga las vestiduras y a los dos partidos vuelve a mirar hacia otro lado. Por eso el Atlético es un simple pasatiempo mediático, una casa de citas donde los medios de comunicación se ciscan en García Pitarch y le lavan los pies con agua de rosas a los propietarios que cometieron un delito prescrito de apropiación indebida. Por eso, en caso de derrota, usan al Atlético como mal endémico, como donante de cariño, como ONG desnortada, para volver a vender la cubertería, el chándal y la sudadera oficial si Agüero mete un par de golitos. Por eso la prensa es cómplice, por eso los periodistas hace tiempo que no cuentan qué pasa en el Atleti. Por eso los mismos que maldicen a los periodistas siguen consumiendo su ración diaria de mentiras en los diarios de mañana. Por eso los que leen artículos comprometidos, a los cinco minutos, se apenan de que estos artículos no tengan más repercusión, cuando ellos prefieren irse a la competencia. Por eso no hay rigor cuando se habla del Atlético, ni exigencia, porque sólo vende su caos, su catástrofe, su miseria. Por eso se ha travestido a un campeón del mundo en un producto de segunda mano, cutre, casposo, victimista y sufridor. Por eso, se dice una mentira repetida mil veces y la gente acaba por creer que es una verdad.
Por eso los pasajeros del palco siguen encantados de haberse conocido. Por eso Señales de Humo, Colchonero.com, Infierno Rojiblanco o los socios minoritarios no tienen altavoz mediático. Por eso, mientras la mayoría se queda en casa cruzada de brazos, hay un grupo de valientes en la Puerta Cero pasando frío, para defender los colores de todos esos que dicen que lo mejor es no hacer nada. Por eso querido lector, sea del Barcelona, el Madrid o el Zaragoza, cuando acabe de leer estas líneas debería pensar en que lo que le está pasando al Atlético podría pasarle a su equipo algún día. Por eso, dos manos que se perdió la agricultura, Sinama Pongolle, hizo un último servicio al Atleti cuando anunció que se marchara quien se marchara iba a seguir ahí "la misma mierda de siempre". Y ahí sigue. Su olor lleva décadas impregnando el Calderón. Dicen que un tonto arruina a un pueblo. Cabe imaginar que si los tontos son dos, la ruina es doble. Que desciendan al Atlético.Que lo vendan. Que lo asesinen. Que lo maten. Que lo entierren en el algún lugar de la memoria. O que lo incineren y esparzan sus cenizas por el Manzanares. Y cuando todo eso ocurra, que todos aquellos socios, es lo simpatizantes, abonados, empresarios y periodistas recuerden que un día, antes de su extinción, un tal Quique Sánchez Flores, madridista de cuna, se sentó en el banquillo del Atlético de Madrid. Y que, entre el honor y el dinero, no puso lo segundo lo primero. A Flores lo echarán a los leones cuando toque, lo crucificarán por los resultados, le pondrán la corona de espinas cuando ya no sirva a los propietarios, no le dejarán sentar en el banquillo a según qué jugadores, pedirá un sofá y le traerán una lámpara, pero QSF sí conoce el significado de la palabra dignidad. Quique sabe que, cuando uno pone precio a la dignidad, uno pierde su dignidad.
Rubén Uría / Eurosport
(*) Nota: No importa qué pase en el Valladolid-Atlético. Ni que pase en los siguientes 20 partidos o en los últimos 20 años. Hay quien cree que esta cuestión aflora por los resultados, pero esta es la crónica de una muerte anunciada. Cuando el Atlético - perdón, lo que queda de Atlético- gane un par de partidos seguidos, todo el mundo volverá a mirar hacia otro lado. Nadie preguntará por qué tiene esa deuda, a quién debe dinero, quién se hizo con el control del club de manera ilegítima en su día, quién ficha jugadores y entrenadores para despedirlos y luego volver a contratarlos, qué se mueve en la cantera, qué era del Atlético antes y que es hoy y, por supuesto, nadie preguntará el número de acciones que hay que tener para poder asistir a una Junta de Accionistas de la SAD. ¿Para qué? Paraguaya. No importa la verdad, lo que no tiene es remedio. Puerta Cero. O cero, y puerta.