Leer esto por dios XD
Cómo hacerlo todo mal y no dimitir en el intento
EL ATLETI
El tiempo nos da perspectiva y si ya en vivo y en directo el verano del Atleti parecía malo, ahora se ha confirmado que fue espantoso. Cada decisión que tomaron entonces Pitarch y Miguel Ángel Gil, que aún controlaba la parcela deportiva de manera activa, ha condicionado para mal la temporada y ha obligado a buscar soluciones sobre la marcha, siempre más arriesgadas y difíciles, con mucho tiempo y terreno ya perdido. Un desmadre. Vamos punto por punto.
EL ENTRENADOR.
Una parte del Consejo, encabezado por Cerezo, no veía clara la renovación de Abel. En los pocos meses que llevaba ya había tenido enfrentamientos con media plantilla y había tomado decisiones claramente dañinas, como aquella suplencia de Forlán en Oporto. Futbolísticamente su Atleti no había mejorado al de Aguirre, pero subido a la ola del uruguayo, que todo lo metía, el equipo entró en Champions. Bien, misión cumplida. ¿Pero había demostrado lo suficiente para darle el timón a largo plazo? Lo cierto es que no. Sin embargo, la afición le quería por aquello de ser hombre de la casa, creyendo que Guardiola es norma y no excepción. Así que el sector más populista del Consejo le renovó y ya todo fue a peor con él. El vestuario no le quería, le achacaba lejanía y que sólo hablaba con Forlán y, si no tenía más remedio, Kun y Simao. Pitarch no le fichó lo que pidió. La defensa adelantada que era la base de su sistema nunca funcionó y perdió el control del equipo. Así que tocó buscar entrenador deprisa y corriendo en un cásting público que sacó los colores al club porque Laudrup y Spalletti prefirieron el paro al Manzanares. La tercera opción, Quique, sí aceptó y ha arreglado algo la cosa. Pero es evidente que mejor estaría todo si el mismo Quique, por ejemplo, hubiera cogido el equipo en verano. Ahora le toca remar tan en contra de corriente que hay serias posibilidades de que no logre seguir el curso que viene. Año perdido, dos entrenadores quemados y vuelta a empezar. Fantástico.
LOS PORTEROS.
Leo Franco realiza una notable temporada, pero el club no hace mucho esfuerzo por renovarle y se va al Galatasaray (se saldrá en la Europa League, lo sabéis como yo). De Gea, con una carrera impecable hasta entonces, llega de una temporada gris en el filial y eso le parece suficiente a Pitarch para perderle la fe a los 18 años. Hay 9 millones en total para fichar y se gastan 6 en Asenjo, el otro gran portero joven de España, sólo un año mayor que De Gea. El canterano, despechado, decide irse antes que ser el suplente de un compañero de generación y el Atleti paga otros 1,2 millones en recomprar a Roberto. De Gea y Pitarch no encuentran una salida que satisfaga a ambos y el chico se queda de tercer portero. Como estas cosas pasan en el Atleti, Asenjo se va al Sub-20, Roberto se lesiona y De Gea acaba jugando y bien (aunque falló ante el Mallorca). Abel y Santi ya tontean con la idea de sentar a Asenjo, pero Quique le devuelve la condición de indiscutible. El ex del Valladolid, claramente nervioso por toda la situación, cumple sin brillar mientras De Gea se sale en la Copa. El Calderón toma partido: pitos a Asenjo y ovación a De Gea hasta cuando saca de puerta. Quique escoge la vía popular y pone a De Gea en Getafe, diciendo tras el partido, además, que será el titular al menos durante los próximos 3 o 4 partidos. Así hunde a Asenjo y se queda sin capacidad de retroceso si, esperemos que no, De Gea comete el próximo día alguno de los errores graves propios del crecimiento. A Roberto se le busca una salida en Zaragoza. Joel aprieta. Y si hacéis la cuenta, son 7,2 millones gastados en porteros para que juegue el que ya estaba en casa. ¿Tan difícil era renovar a Leo, subir a De Gea, demostrarle fe al chaval, darle el relevo sin dramas y no cargarse a Asenjo y Roberto mientras tanto? Por lo que se ve, sí.
LOS LATERALES.
Que el Atleti necesitaba laterales lo sabía hasta Pitarch, quiero creer. Pero resulta que los que le gustan cuestan dinero y los que no cuestan dinero no le gustan. Por ejemplo, los dos titulares habituales del Valencia (tercero en la Liga, por cierto), Bruno y Mathieu, llegaron libres, pero… Gratis prefiere a Juanito, que se está saliendo. El director deportivo elige gastarse en el Lele Cabrera el millón y medio que queda para fichar tras el desmadre de los porteros. En una presentación kafkiana, el uruguayo insiste en que es central mientras Pitarch se empeña en que le ha visto jugar de lateral izquierdo y que para eso viene. Abel le coloca en la banda en el amistoso ante el Arsenal y el desmantelamiento es tal que no ha vuelto a jugar y sólo ha entrado en una convocatoria en toda la temporada. Ya con el mercado español cerrado se vende a Heitinga y el Atleti afronta la temporada con una defensa aún peor que el año anterior. Eso son palabras mayores, como cuando piensas que Von Trier ya no puede hacer nada peor y te sale con Anticristo, pura genialidad inversa la de Pitarch y Von Trier. Todo esto obliga a que Ujfalusi y Domínguez, los dos mejores centrales de la plantilla tengan que jugar muchos partidos como laterales. En enero, Cerezo, que no sabe mucho de fútbol pero tiene ojos, empuja al ínclito Pitarch a fichar laterales. Una vez más fracasa con Fanni y cuando tiene a Molinaro (buen lateral defensivo, digan lo que digan los que ven el fútbol en Youtube) hecho se le escurre de entre las manos. Al menos, el desmadre nos permite ver 45 minutos más de Pernía cuando ya pensábamos que ese impagable espectáculo había acabado para nosotros. Una vez más, el Tano no decepciona.
EL DICHOSO CEREBRO.
Un verano más, el Atleti tiene como gran objetivo fichar un mediocentro organizador. Un año más, acaba vendiendo la moto de que Raúl García, Jurado y Cléber pueden cumplir esa función, mientras decide no quedarse con Banega. Una vez más, el fracaso es estrepitoso. Una temporada más, se acaba acordando de Tiago como solución de urgencia, sólo que esta vez le trae y le bastan tres ratitos para demostrar que es más jugador que el resto de centrocampistas de la plantilla. Por si alguien se lo pregunta, Tiago estaba en el mercado este verano, como lo estuvo el anterior, pero había que pagar y, claro, ese dinero tenían que gastárselo en porteros.
SALVIO Y MAXI.
Pitarch, tras más viajes que Willy Fog, decide que el hombre es Salvio. Se pasa todo el verano que si sí que si no y, para variar, es que no. La razón: no hay dinero. ¿Os he comentado lo de los porteros? Mientras, Maxi choca frontalmente con Abel, su rendimiento toca fondo y sólo le resta un año de contrato. La Fiorentina y el Everton se interesan por él con ofertas de unos 5 o 6 millones, justo el precio de Salvio. Sin embargo, Gil Marín se niega a venderle porque cree en su resurrección igual que yo creo que a partir de los 35 voy a empezar a cumplir años hacia atrás. Maxi no aporta un pimiento y acaba marchándose gratis al Liverpool cinco meses después. Entre medias, el Atleti le ha tenido que pagar un par de millones de contrato, por lo que logra perder 7 u 8 millones en medio año por no vender a un jugador en verano que acaba marchándose gratis y sin haber sumado nada entre medias. El porqué Botín no tiene a Gil Marín y Pitarch entre sus asesores principales se me escapa. En enero se ficha a Salvio por lo mismo que costaba en julio, pero perdiendo mucho tiempo útil de adaptación y aprovechamiento de sus virtudes. Además se le hace viajar a Madrid antes de que se cierre el acuerdo con Lanús y se le tiene, en plena pretemporada para él, casi una semana parado, viendo la tele en el hotel porque aún no puede entrenarse con el Atleti. Y como rúbrica, no se le puede hacer ficha inmediatamente porque hace falta una plaza de extracomunitario que ocupan, redoble de tambores, Cabrera y Cléber, a los que no hay manera de colocar. En serio, me mata que nadie haga un reality show con este club.
LOS DELANTEROS.
A Sinama le bastó una temporada para dejar claro que no valía para tercer delantero del Atleti. Diego Costa, Pacheco y Borja le superaron en pretemporada y demostraron que podían cubrir ese puesto. Sinama era colocable en Francia e Inglaterra por un dinero aceptable y muy necesario para reforzar otras posiciones. Pitarch cedió a Diego y Pacheco, mandó a Borja al filial condenando así a Ibra a la suplencia en el Segunda B y se quedó con Sinama, su fichaje. ¿Alguien detecta cierto rechazo a reconocer los errores propios? No, habladurías. Cada minuto de juego de Sinama era un dolor de muelas. No me preguntéis cómo, en el mayor atraco de la historia desde que Lendoiro le endosó al Madrid a Flavio Conceiçao por 25 kilos, el Atleti le vende a Sinama al Sporting por 6,5 millones que valen para fichar a Salvio. Seis meses tardes, por supuesto.
CONCLUSIÓN: Son muy malos.