A proposito del anuncio del fichaje de Lewandowski por el Bayern.
Por ahí se cuenta de vez en cuando un chiste muy viejo que suele triunfar. Llega un individuo a un burdel y le pregunta a la madame por quién tiene disponible. La madame le pregunta: “¿le gustan las chicas rubias o morenas?” “Morenas” “Pase ahí por la puerta de la derecha”. El hombre pasa, y hay otra que le pregunta: “¿Chicas altas o bajas?” “Más bien bajitas.” “Vaya por aquel pasillo”. “¿Vestido largo o pantalones ajustados?”. Y así cinco o seis veces. Al final , cruza la última puerta y se queda de piedra cuando se da cuenta de que ha salido otra vez a la calle. Indignado, se da la vuelta y se encuentra otra vez a la encargada, que le dice: “Mire, le voy a ser sincero. Putas, lo que se dice putas, no tenemos, pero… ¿a que nos organizamos de maravilla?”
Esta es la historia que se ha venido a la cabeza de servidor cuando se ha confirmado casi con total seguridad el traspaso de Lewandowski al Bayern. Todos, en diferentes contextos, hemos alabado una u otra vez a la Bundesliga como un campeonato modélico: entradas baratas, dinero para todos, trato correcto al aficionado, estadios siempre llenos, un producto perfectamente envuelto para uso y disfrute del público. El duelo Borussia-Bayern ha enardecido a los aficionados de toda Europa durante dos años maravillosos, y atrajo las miradas de todo el mundo a un campeonato que llevaba demasiado tiempo a la sombra de la Premier y la Liga.
Sin embargo, en apenas seis meses, los fichajes de Götze y Lewandowski han cambiado completamente el panorama, y es de esperar que en los próximos tiempos el interés en el campeonato alemán descienda exponencialmente y vuelva a convertirlo, como ya ocurrió en otras épocas no demasiado lejanas, en una competición residual. Ya ha ocurrido en otras ocasiones que el Bayern descabece a sus rivales fichando a sus mejores jugadores, pero muy pocas veces se había enfrentado a un rival tan poderoso, y también pocas veces la decapitación del mismo se ha producido de modo tan “violento” y llamativo: morterada y los dos mejores jugadores cambian de bando de la noche a la mañana. Ilústrenme si alguien conoce algún precedente reciente de esto en alguna liga mayor. Aqui sería impensable.
Lo que tenemos en España es una verbena: los horarios no tienen pies ni cabeza, no hay dinero ni para pagarle a los utilleros, la copa del rey parece diseñada expresamente por un Sánchez Dragó que quiera hundirla, y el reparto de los derechos de televisión es una injusticia que indigna incluso a barcelonistas y madridistas. Pero déjenme decir que con todos sus defectos, hay una diferencia fundamental: en España compiten siempre al menos dos. Y ya puestos, prefiero el cachondeo actual de nuestro país a un torneo donde se asume como normal que todos los grandes jugadores van a acabar en un sólo equipo, como en los grandes tiempos del Steaua de Bucarest. Una liga en la que si una temporada hay pelea, hay que tener claro que la siguiente el campeón va a estar decidido en Diciembre (como este año). La liga escocesa sin el Rangers. Competición sin competición, la contradicción absoluta.