De todos es sabido que esta temporada el Barça está siendo maltratado. Pese a que es un club que opta por no quejarse de conspiraciones o arbitrajes como hacen otros, la paciencia tiene un límite.
Esta decisión no ha sido tomada únicamente por los escándalos arbitrales. Ha influido también la insólita decisión de Sánchez Arminio de denunciar a Piqué, cuando siguiendo ese rasero habría entrenadores/jugadores inhabilitados desde hace tiempo.
El impecable comportamiento de jugadores y directivos de la entidad culé, salvo contadas excepciones y en contraste con otros equipos grandes que han pedido más por menos, choca con la política de la federación este año. El Barça y la institución chocan y quién sabe dónde llegará esto.