"Eso de que el público siempre lleva razón… depende. Para los jugadores, entrenadores y, sobre todo, para los presidentes, lo puedo entender, pero para el resto de los mortales (que también somos público: en los toros, el teatro e, incluso, en el fútbol), no. Todos caemos, con frecuencia, en la trampa de la impaciencia, de la intransigencia,… Y es necesario que alguien nos diga, de vez en cuando, que ese suele ser un camino demasiado peligroso para dejar trabajar. Inservible e ineficaz casi siempre, sobre todo cuando no se ha dado aún ni media vuelta liguera para tener formado un criterio. Hablo, obviamente, de Mourinho.
Llevo 30 años viendo fútbol y en este tiempo me he perdido muy pocos partidos de los disputados por el Real Madrid, tanto en casa como fuera, en directo y/o por la tele. Conozco perfectamente el sentir madridista: exigente con el juego y con el triunfo, fiel y caliente, frío con la falta de entrega y cariñoso con quien se deja la piel, pero, ante todo, intransigente cuando no ve jugar a su equipo como un rodillo.
No soy quién para enmendar la plana a una afición (ni lo pretendo, ni lo quiero), pero no me gustó oír pitos en el Santiago Bernabéu cuando se llevaban menos de 45 minutos de Liga en la estadio. A mí no me pagan los socios del Madrid y tengo plena libertad para decir lo que pienso: el respetable se tiene que hacer respetar. Y para eso creo que sería justo dar un margen a Mourinho, a su equipo de trabajo, a los jugadores (a los veteranos y a los nuevos), a la dirección técnica y al presidente.
Trabajar bajo sospecha permanentemente es injusto, infumable, desesperante e ineficaz. Por supuesto que el público puede expresarse como quiera, pero la paciencia demuestra madurez, sabiduría y cariño. Y lo contrario… ya sabe usted.
Se ha consumido una parte muy pequeña de la temporada como para volver a poner en el punto de mira al entrenador. Pitar tan pronto a unos recién llegados es como volver a empezar sin dejar resuello. No. De verdad, esto no es así. A este Real Madrid se le piden títulos y para eso hay que dejar que lleguen los octavos, cuartos, semifinales… y que la Liga coja cuerpo. Entonces, y si las cosas no van, de acuerdo. Silbe, proteste o cambie usted, señor socio, al presidente. (...)"