Liga Adelante 2ª división 2010/2011

Ha estado en la cima y en la sima, en el cero y en el infinito, en el alfa y en el omega, en el orto y en el ocaso.
Ha sabido y sabe, como ningún otro club, lo que es estar en la cumbre y en los sótanos, tocar techo o sufrir suelo, volar a lo más alto y caer en picado sin remedio, ser capaz de ir hasta donde los vientos dan la vuelta y también incapaz de llegar a parte alguna.
Ha sido campeón de casi todo lo que se puede ser en el fútbol español y tuvo y mantiene una filosofía peculiarísima que se crece ante la adversidad.
Siempre escapó de la lógica cuando se apostaba seguro por él y de llegar a todas partes cuando, quizá, quien lo conozca, no se le esperaba en algunas. Asombra y decepciona sin saberse nunca cuándo ni por qué, sin términos medios, tirando siempre por la calle de en medio de lo imprevisible. Sólo dicen, lo entiende su afición. Porque tampoco hay quien entienda a ésta.
Una afición que supo fraguarse en su propia andadura el senequismo del "manque pierda" y, si llega el caso, del "manque gane"; que supo estar con él cuando él no estaba para nadie y supo llevarle el compás cuando las palmas de más de una apoteosis hubieran atronado otros oídos más dados a la autocomplacencia.
Y así, poco a poco, paso a paso, golpe a golpe, verso a verso, desde la más remota historia a la más cercana leyenda se ha ido esculpiendo en el temple de unas maneras distintas a todos a una vida que ha sabido ser sinvivir o gloria según fueran el sino y el destino y, por encima de todo, un laberinto de gestos y gestas imposible de definir.
Todo se puede resumir en un nombre corto, breve, sencillo y grande que estalla en las gargantas cuando lo imposible se hace posible o al revés: BETIS. Con la creación en 1907 por un grupo de estudiantes del Sevilla Balompié se puso la primera piedra de lo que en 1914 se convertiría en el Real Betis Balompié, tras la unión con otro de los clúbes que por aquellos tiempos nacían en la ciudad, el Betis C.F. Mr Henry Jones, un británico amante del fútbol afincado en la cuidad andaluza, fue quien tuvo la idea de unir ambas agrupaciones con el deseo de construir una gran sociedad, de la que llegaría a ser el primer presidente.
En un principio, el equipo balompédico, que por aquel entonces luchaba enconadamente con el sevilla f.c. por la supremacía del fútbol sevillano, se opuso. Suponía la unión con un club de menor categoría, cuestión que quedó zanjada después de que S.M. el Rey Don Alfonso XIII otorgara el título de Real al Betis.
De esta forma, la nueva entidad vio la luz avalada por la presidencia honorífica del monarca español. El primer partido oficial del equipo verdiblanco se celebró en enero de 1915 y su rival fue el Unión Andalucía Recreativo. ¿ Qué es el Betis?. El Betis es uno de los grandes mitos que alimenta la existencia del ser humano.
Sin los griegos forjaron el mito de Sísifo o el de Tántalo para hablar de lo inalcanzable, el hombre contemporáneo ha creado el del Betis para expresar ese estado beatífico al que los humanos aspiran pero que nunca jamás se alcanza. El Betis representa la felicidad soñada el afán continuo, la esperanza perpetua, el anhelo llevado a su máxima potencia, la aspiración eternamente mantenida. Eso es el Betis.
Un estado de ánimo que obliga a los practicantes de la filosofía Bética a permanecer siempre en vilo y siempre desasosegados, porque ese sueño que ambicionan siempre está a punto de realizarse y siempre se está desvaneciendo. Sólo por eso viven los Béticos, por ver realizados unos deseos que continuamente se esfuman.
El Betis es ese ideal que espolea la lucha diaria y hace llevadera una existencia muchas veces mediocre y anodina. Los Béticos se pasan seis días y medio esperando la tarde del domingo acongojados. Seis días y medio aguardando que esa tarde se cumpla se deseo de siempre. Seis días y medio imaginándose que su tormento acabará de una vez por todas.
Estos Béticos quizás intuyan que esa tarde volverá a ser aciaga una vez más, tal vez sospechen que el destino les repita la jugada de todas las tardes de domingo, pero estas dudas no les arredran. Es más, estos temores son justos el acicate que los empuja inexorablemente a esperar cada tarde de domingo con idéntico optimismo.
Ante el fracaso , jamás sienten el desaliento ni la flaqueza, porque su única pasión en esta vida es ver cómo esa tarde se cumple su deseo. Por ello, si a los hombres les falta la esperanza o el deseo, ¿qué ilusión puede tener entonces la vida sin el Betis?.