Claramente, salió mal el planteamiento y estrategia del Oviedo. La idea era aguantar el 0-0 para desgastar física y psicológicamente al Espanyol... Y aunque casi se consigue (el Espanyol sólo había tenido una ocasión reseñable, el centro lateral desde banda derecha que sacó Dubasin antes de que rematara su atacante), el conceder tanto balón parado, se acabó pagando (tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe). Ironías de la vida, el córner del primer gol vino precedido de un mal despeje de Calvo que se anticipó a un Leon Román que estaba a punto de atrapar el balón. Quién sabe lo que hubiera pasado sino hubiera intervenido Dani...
Con el primer gol en contra los esquemas se vinieron abajo, el Oviedo desconectó y el Espanyol aprovechó a la perfección ese momento para marcar el segundo.
Carrión debe quemar las naves, tiene que sacar toda la artillería, porque con un gol no basta, se forzaría la prórroga, pero son necesarios al menos dos tantos. Abel Bretones y Borja Sánchez al campo a la de ya.