En este tema, vamos a ir recopilando poco a poco (es mucho trabajo) pequeños y sencillos artículos sobre diferentes fases del pintado de miniaturas así como técnicas varias y ejemplos. Hemos dividido los artículos en varias secciones ordenadas según orden cronológico de pintado.
Estos artículos están hechos por novatos y dirigidos para tales, así que se han utilizado pocos tecnicismos y algunos conceptos se han explicado de manera que se puedan entender fácilmente aunque teóricamente no sean correctos del todo.
Sentíos libres de proponer correcciones, aclaraciones o añadidos a los diferentes artículos. Además, también podéis expresar vuestras dudas sobre los diferentes artículos, como por ejemplo dudas sobre alguna técnica de pintura.
Conforme los distintos artículos se vayan actualizando, lo iremos comunicando.
MATERIALES
(En esta sección se explican los diversos elementos generales que deberíamos tener antes de comenzar el proceso de pintura)
Las pinturas que normalmente se utilizan para las miniaturas son acrílicas: están basadas en los polímeros. Sus componentes principales son el pigmento y el médium: El pigmento es el que les da el color a las pinturas. El médium es un líquido blanquecino o transparente que contiene al pigmento en una emulsión.
Ciertos tipos concretos de pinturas acrílicas tienen algún otro componente principal más, como por ejemplo las pinturas acrílicas metálicas, que además del médium y el pigmento también tienen virutas de aluminio.
Cuando las pinturas acrílicas están un tiempo en reposo (ya sea dentro de su bote o en la paleta), sus componentes tienden a decantarse, y pueden verse a simple vista. Naturalmente, para poder usarlas habrá que agitarlas dentro de su recipiente cerrado (o en la paleta si fue ahí donde se decantaron), hasta que vuelvan a mezclarse.
Hay muchas marcas de pinturas acrílicas, nosotros recomendamos aquellas producidas por marcas de miniaturas o que al menos fueran fabricadas exclusivamente para ser utilizadas en miniaturas. Por supuesto también hay marcas muy buenas de acrílicos para miniaturas que no se han fabricado exclusivamente para estas, pero son casos muy concretos y que realmente solo se usan para labores específicas.
Cada marca tiene sus particularidades, como por ejemplo el acabado (satinado, mate, brillante) y su densidad. Estas particularidades por sí solas no convierten objetivamente a una marca de pinturas mejor que otra. Por tanto la elección de la gama de pinturas a utilizar será totalmente subjetiva.
Además, tal y como se explicará en el posterior artículo “mezcla de pinturas”, en general las pinturas de varias marcas pueden mezclarse perfectamente entre sí para aprovechar sus diferentes ventajas.
Algunas marcas, por ciertos motivos, utilizan nombres propios para los diferentes tonos de su catálogo. Esto puede ser un problema cuando deseamos encontrar el mismo tono (aunque nunca son exactamente iguales) en dos marcas distintas.
En internet se pueden encontrar rápidamente tablas de equivalencias entre marcas que pueden solventar esto, como este post del foro dakkadakka (ingles): http://www.dakkadakka.com/wiki/en/Paint_Range_Compatibility_Chart
A modo de ejemplo vamos a citar dos marcas de pinturas muy utilizadas: la española “Acrylicos Vallejo” y la inglesa “Cítadel”, ambas con varias gamas de pinturas de miniaturas dentro de su catálogo.
(Un bote de pintura de la marca Cítadel)
(Un par de botes de pintura de la marca Vallejo)
Comparando ambas marcas, en general las Cítadel son más fluidas que las Vallejo y más satinadas (algo brillantes), además de secarse antes. Las Vallejo son más mate (sin brillo), sus botes conservan mejor la pintura, tardan más en secarse y son más baratas.
Como veis, estas pequeñas diferencias no son en absoluto determinantes para ver qué marca es mejor, y todo dependerá de los gustos de cada uno.
De hecho, muchos pintores no se decantan por una en concreto y usan indistintamente unas marcas u otras, dependiendo de qué colores les gustan más de cada marca o los usos específicos que vayan a darles.
Obviamente son las herramientas principales para pintar junto con las pinturas, y una buena elección tanto de su material como de su tamaño puede suponer una grandísima diferencia. Además, si los sabemos utilizar y cuidar bien, nos durarán mucho tiempo.
Vamos a dividir el pincel en tres partes principales: el pelo, la férula o virola, y el mango:
Según el material de su pelo podríamos distinguir dos tipos: sintéticos y naturales.
Los pinceles de pelo sintético son más duraderos y baratos, pero en general sus características a la hora de pintar son muy inferiores a los de pelo natural.
Los pinceles de pelo natural absorben y depositan muchísimo mejor la pintura, además de tener una punta que se afina con facilidad y resiste mucho sin “despelucharse”. Para trabajos muy finos, como pintar ojos por ejemplo, la punta de un pincel natural es inigualable.
El pelo de los pinceles puede proceder de muchos animales. Según tengo entendido, los mejores pelos para pinceles son los de la cola de un animal Siberiano llamado “Marta Kolinsky”:
Obviamente, los pinceles de Marta Kolinsky son bastante caros, pero después de haberlos probado os los recomiendo sin ninguna duda. Los podéis comprar en la mayoría de tiendas de arte, y su precio dependerá de su “número” que es la medida estandarizada de su tamaño: cuanto más grande, mayor número y más caro.
El tamaño de los pinceles, o mejor dicho su “número” dependerá de para qué los vayamos a usar. En general para pintar miniaturas de alrededor de 28 mm (que es la medida de la mayoría de Wargames) los números 0, 1, y 2 son los más utilizados. Si utilizamos un pincel de un tamaño inadecuado para lo que estemos haciendo, seguramente conseguiremos un peor pintado, así como dañar el pincel más rápidamente. El tamaño se puede escoger sencillamente usando el sentido común: si voy a pintar una superficie grande y/o sencilla, utilizaré un pincel más grande. Si voy a pintar una superficie más pequeña y/o difícil, utilizaré un pincel más pequeño.
En cuanto a su forma, los hay de muchos tipos. En general, para pintar miniaturas los mejores son los redondos de punta fina. Sin embargo, para ciertas técnicas también son adecuados otros tipos. Por ejemplo, para el punteado, un pincel redondo con el extremo recto (con la punta cortada) nos vendrá muy bien. Para pintar grandes superficies planas (como un tanque) un pincel plano de extremo recto también nos vendrá de perlas.
La férula o virola es la parte metálica del pincel. Es muy recomendable que sea de un material inoxidable por razones obvias.
El mango es importante que sea largo y “lacado”. Por ejemplo, los pinceles baratos (“de los chinos”) suelen venir con el mango pintado, y en cuanto se humedece un poco (el propio sudor de la mano basta) comienza a perder trozos de pintura y estropearse rápidamente. Por el contrario los lacados son muy resistentes y cómodos.
A la hora de pintar, es muy importante que la pintura no llegue hasta la férula. De lo contario, la punta de nuestro pincel se dañará rápidamente y casi irremediablemente. Si mientras estamos pintando, por error la pintura sube hasta la férula, no hay que entrar en pánico: con limpiar el pincel antes de que la pintura se seque, bastará (no hace falta que lo limpies inmediatamente).
Solo hay un caso en el que los pinceles baratos son más recomendables que los pinceles de calidad: a la hora de mezclar/diluir pintura. Os recomiendo que para extraer la pintura del bote para ponerla en la paleta, mezclar pinturas, o diluir en agua una pintura, utilicéis un pincel de baja calidad siempre que no deje pelos sueltos. Esto es debido a que estas acciones implican que el pincel va a llenarse de pintura y hay mucho peligro (casi asegurado la verdad) de que la pintura manche la férula y de que la punta de nuestro pincel se dañe a la hora de remover.
Por lo tanto, tened siempre a mano un pincel malo para sacar/mezclar/diluir pinturas y luego utilizad los buenos para pintar.
Personalmente solo he utilizado dos marcas de pinceles de Marta: Citadel y Escoda (de su gama Óptimo). Ambas marcas me han parecido espectaculares, sobre todo la segunda. Tienen un precio normal (siendo algo más caras las Cítadel) para este tipo de pinceles y tamaño: entre cuatro y seis euros cada uno.
Sobre los pinceles Citadel hay que hacer un apunte: no están marcados con números, sino que cada uno viene marcado por el uso recomendado. Sin embargo, todos los pinceles tienen su equivalente numérico. Por ejemplo, el pincel “Standard Brush” es en realidad un pincel de número 1 y el pincel “Detail Brush” es en realidad un número 0.
Maw1 recomienda según su experiencia la marca de pinceles DaVinci. Yo no la he probado, pero he oído hablar muy bien de ellos la verdad.
Para aumentar la duración de nuestros pinceles, es recomendable (por no decir obligatorio) limpiarlos después de cada sesión de pintura. Para ello, bastará utilizar un poco de “fairy” o incluso jabón liquido para manos y agua fría y por supuesto tratarlos con delicadeza. Una vez que consideremos que están limpios, los secaremos con delicadeza y afilaremos y redondearemos (en caso de ser redondos) su pelo con los labios húmedos y los introduciremos en su capuchón.
Cuando digo capuchón me refiero al tubito de plástico que suele venir encajado en la férula cuando compramos el pincel para que su pelo no toque nada. Os recomiendo no perderlo. Cada vez que guardéis vuestros pinceles, ponedles este tubito de nuevo. Imaginaos que es el capuchón de un rotulador. Así, evitaremos que los pelos del pincel se despeluchen y/o manchen, y aumentaremos su duración.
Las limas, cuchillas y tenazas son importantes a la hora de preparar la miniatura para la imprimación y el pintado y para hacerle pequeñas (o grandes) transformaciones a nuestra miniatura. Todas estas herramientas se pueden conseguir en tiendas de modelismo o en ferreterías.
Tenacillas: Unas tenazas pequeñas nos ayudarán a separar las piezas de las miniaturas de sus matrices o cortar piezas demasiado duras como para hacerlo con la cuchilla de modelismo. Es importante hacer bien los cortes para no dañar la miniatura ni tener que limar en exceso.
Cuando cortéis intentad sujetar ambas partes de lo que vayáis a cortar para que no salga alguna pieza volando. Si, parece una tontería, pero cuando estéis arrastrándoos por el suelo en busca de esa punta de lanza que salió disparada cuando la estabais separando de la matriz, os acordareis de esta recomendación.
Cuchillas: son importantes para cortar piezas de las miniaturas, sobre todo cuando queremos hacer una transformación como por ejemplo quitar el arma de una mano para ponerle otro objeto. Es recomendable que la punta de la cuchilla sea fina, como estas:
Porque nos permite cortar zonas pequeñas o de difícil acceso más fácilmente. Sobre todo los “derrames de metal” y “canales de ventilación”.
De todas formas, un cúter normal y corriente también puede servirnos. Por supuesto, seguid las normas de seguridad básicas y de sentido común para no terminar sangrando.
Sobre todo, intentad no utilizar el pulgar como anclaje para hacer fuerza a la hora de cortar, a pesar de que sea una postura fácil y común. Lo digo no solo por haberlo leído en muchos foros sino también por propia experiencia. Si haces fuerza y cortas de repente la pieza, la cuchilla puede salir disparada contra tu dedo, haciéndote un corte muy feo y sobre todo doloroso.
Limas: De las tres herramientas explicadas, las limas son quizá las más útiles de todas.
Estas deben ser de grano fino, y se utilizan para eliminar líneas de molde, rebabas, canales de ventilación, etc… Es recomendable comprar limas finas con varios perfiles (planas, redondas, triangulares) para poder llegar a todas las zonas. Quitar estas imperfecciones en las piezas es esencial, ya que a la hora de pintar la miniatura, empeorarán sensiblemente el resultado final.
La zona de trabajo es el lugar en el que vamos a pintar y a tener todas las herramientas necesarias durante el proceso. Es recomendable que estemos cerca de un foco de luz, preferiblemente natural.
Esta zona debería estar situada en un lugar agradable para nosotros (alejado de ruidos y demás molestias). Aunque esto parezca una tontería, pintar puede ser muy relajante, y tomarlo como un momento para eliminar las tensiones del día a día puede ayudarnos a pintar con ganas y con frecuencia.
Debemos tener el espacio suficiente como para pintar con comodidad y poder apoyar los brazos en diferentes posturas (la manera de sujetar la miniatura y de colocar las extremidades puede ayudar a pintar ciertas zonas).
Cuanto más alta sea nuestra zona de trabajo tanto mejor. También podemos tener en su lugar un asiento bajo, como una silla de oficina bajada todo lo posible. Esto es porque por inercia trabajaremos muy cerca de la superficie de la zona de trabajo para tener más estabilidad, y si estamos sentados muy alto con respecto a su nivel, tendremos que arquear la espalda, con los consiguientes dolores e incomodidad.
Deberíamos tener fácilmente accesibles en nuestra zona, tanto los botes de pintura como los de agua, pinceles, paleta, miniaturas, etc…
También deberíamos tener una superficie donde poder cortar piezas sin peligro de estropear el mobiliario con las cuchillas. Así mismo, sería prudente colocar encima de la zona de trabajo unos periódicos, trapos, telas y demás para evitar mancharlo todo con los (casi inevitables) derrames de pintura. Las pinturas acrílicas de miniaturas son muy difíciles de eliminar de los tejidos una vez secas, así que también habrá que tener cuidado con esto.
Desgraciadamente no siempre tenemos disponible una zona de trabajo fija, por lo tanto existen en el mercado varias “zonas de trabajo móviles” con multitud de formas y precios que pueden solucionarnos eficazmente este problema. Suelen tener la forma de una bandeja o maleta donde podremos anclar los diferentes elementos que necesitemos y moverlos sin peligro de una superficie a otra.
También hay por internet diversos tutoriales sobre cómo hacerte la tuya propia con gran variedad de materiales.
Yo por ejemplo, me hice una zona de trabajo muy sencilla a imitación del “Área de Trabajo Citadel”:
La original (un trozo de plástico de 31 eurazos):
La que me hice yo, con materiales cutres “de los chinos” que me costaría en total unos 4 o 5 euros tirando por lo alto, y que cumple las mismas funciones que la anterior (estoy encantado con ella):
A la hora de pintar las miniaturas, es muy importante la iluminación que usemos para ello. Esto es debido a que la luz cambia la percepción de los colores. Con frecuencia comprobareis como una miniatura parece tener unos tonos diferentes frente a la luz natural y la artificial. Incluso cuando pintéis, los resultados de las técnicas de pintura que uséis, variarán con la luz: una técnica que parecía quedar genial bajo una luz amarilla artificial normal, puede que bajo luz natural se vea con muchos fallos e imperfecciones.
La mejor luz sin duda es la natural.
De usar una luz artificial deberíamos intentar adquirir una que imite lo mejor posible la natural. De esto no se mucho, así que no daré consejos concretos sobre ello. Sin embargo, el usuario maw1 recomienda según su experiencia las bombillas "de luz azul":
Nuestro lugar de trabajo deberá estar lo mejor iluminado que podamos sin que llegue la luz a molestarnos, obviamente. Muchos pintores cuando no tienen disponible luz natural, utilizan dos flexos, uno a la izquierda y otro a la derecha. Esto aumenta la luz, disminuyendo las zonas de sombras y facilitando la apreciación de los colores. También es útil para acelerar el secado de la pintura acercando levemente la miniatura a la bombilla.
La paleta es la zona donde vamos a depositar la pintura para mezclarla y usarla. Generalmente consistirá en una pequeña pieza de algún material no absorbente.
Para el pintado de miniaturas, la mayor parte del tiempo deberemos mezclar las pinturas teniendo una consistencia más bien acuosa, y por tanto es importante evitar que la mezcla se derrame por la paleta. Para ello lo mejor es adquirir una paleta que tenga varios huecos donde poner la pintura, evitando los derrames. Como por ejemplo estas:
Hay que procurar tener la paleta lo más limpia posible, ya que de lo contrario, se corre el peligro de mezclar accidentalmente la pintura que hemos depositado con otra que ya estuviera seca en ese sitio. Además por supuesto, si vamos acumulando pintura seca en la paleta, llegará un momento en el que no podremos utilizarla.
LA PALETA HÚMEDA
Uno de los grandes defectos de las pinturas que se utilizan para las miniaturas es que se secan muy rápido en una paleta normal como las mostradas arriba. Esto además de ser un gran gasto de pintura y por tanto de dinero, da muchos problemas a la hora de crear obras muy elaboradas: Debemos estar continuamente variando la consistencia de la mezcla con agua o incluso añadiendo más pintura para rehacer la mezcla, lo que provoca variaciones inevitables en las tonalidades de color, lo cual puede ser catastrófico para la calidad final de la mini.
Para evitar esto es para lo que existe la Paleta Húmeda. La clave de este invento, es que permite que la pintura se mantenga húmeda durante mucho tiempo, y por tanto podamos aprovecharla mejor. Mientras que en una paleta normal, la pintura acrílica nos aguanta unos 20 minutos sin secarse (dependiendo del calor y humedad), en una paleta húmeda la pintura aguanta en perfectas condiciones durante muchísimo más tiempo, lo cual es una ventaja muy significativa.
Estas paletas las venden en tiendas de arte, pero hay por la red muchos tutoriales diferentes sobre cómo hacerte la tuya.
A continuación pongo como he hecho la mía, con la cual estoy muy contento. Desde que la tengo me he preguntado muchas veces cómo pude pintar antes sin ella.
Necesitamos:
- 1 Fiambrera (o Tupperware) de fondo plano y grande.
- 1 rollo de bayeta de cocina.
- 1 rollo de Papel de Horno
1º: Aquí tenemos nuestro Tupperware sin la tapa, como veis el fondo es plano (no totalmente, pero casi). Lo escogí rectangular y de poca profundidad para más comodidad:
2º: Cogemos el rollo de bayeta de cocina, y recortamos varios trozos con la forma del fondo del tupper, y los metemos dentro. Cuando vayamos a utilizar nuestra Paleta Húmeda, tenemos que empapar abundantemente de agua los trozos de bayeta y colocarlos en su sitio uno encima de otro. Digo que recortemos varios para crear una bayeta más gruesa y por tanto con mayor cantidad de agua absorbida:
3º: Ahora recortamos un trozo de papel de horno, del tamaño que queramos, y lo colocamos encima de la bayeta. En cuanto el papel entre en contacto con la humedad del agua, se va a arrugar, así que con un pincel, un boli, o algo así, lo aplanamos bien hasta que deje de doblarse y quitamos las burbujas que se puedan formar:
4º: Ahora, utilizaremos el trozo de papel de horno como nuestra paleta para la pintura. En la imagen he rebajado con agua una pintura Citadel del color Kommando Khaki, para pintar unas luces a unas capas de Guerreros del Caos de Warhammer Fantasy:
Una vez que ya tengamos el papel de horno lleno de pintura, solo tenemos que sustituirlo por otro trozo y vuelta a empezar.
5º: Si queremos que la pintura se conserve todavía más tiempo, podemos tapar el tupperware con su tapa de plástico y meterlo en la nevera en posición horizontal. Si en la nevera no lo ponemos en posición horizontal, obviamente la pintura se desplazará, fastidiándonos las mezclas (si, esto parece una tontería pero una vez un graciosillo me movió la paleta y me fastidió los colores que había dentro) :
La forma de funcionamiento de la paleta húmeda es sencilla:
Conforme la pintura que hay encima del papel de horno se va secando, este papel va dejando pasar muy poquita humedad del agua de la bayeta de cocina, y va humedeciendo la pintura de nuevo. De esta forma, digamos que conforme la pintura va perdiendo agua por evaporación, la mayor parte de esta es sustituida por nueva agua de la que está contenida en la bayeta.
A la hora de remover la pintura, tened cuidado de no rozar excesivamente el papel de horno, porque hay peligro de que se rompa y que la pintura se derrame por el agujero y manche la bayeta.
Los botes de agua nos servirán para limpiar los pinceles mientras pintamos. En realidad cualquier recipiente nos puede servir, desde un vaso de plástico hasta un tarro de cristal. Sea cual sea nuestro bote es importante evitar que cuando limpiemos los pinceles los dejemos en remojo apoyados en el fondo. Esto estropea mucho la punta del pincel.
En tiendas de arte venden botes de pintura con un sencillo mecanismo para poder dejar los pinceles en remojo sin que estos toquen el fondo. Como por ejemplo este, con un sistema de muelle:
Como siempre, en internet también tenéis tutoriales para hacer vosotros mismos estos botes (con ese sistema del muelle u otro).
Al principio de cada sesión deberíamos llenar los botes con agua fría y limpia, y al finalizar quitarla y limpiar el recipiente entero, para evitar mezclas inconscientes de pintura entre sesiones.
Es muy importante que si vamos a pintar con pinturas no metálicas y metálicas (las que tienen pequeñas “partículas” brillantes mezcladas) en la misma sesión, utilicemos dos botes diferentes para cada una de ellas. Esto es porque cuando sumergimos un pincel con pintura metálica, las partículas metálicas (normalmente aluminio) se quedan flotando en el agua. Cuando volvamos a sumergir el pincel, estas partículas se adherirán de nuevo a los pelos del pincel y se mezclarán con la pintura que haya en él. Por tanto, si usamos el mismo bote para todos los tipos de pintura “metalizaremos” sin darnos cuenta colores no metálicos, estropeándolos visiblemente.
Por si os lo estabais preguntando, aclarar que los diferentes colores de pinturas metálicas utilizan las mismas partículas metálicas (pequeñísimas virutas de aluminio), así que no pasa nada porque se adhieran esas partículas a diferentes colores de este tipo de pinturas.
Siendo más rigurosos en esta aclaración, hay que decir que las pinturas suelen tener dos componentes principales: el médium y el pigmento.
El médium es un líquido acuoso y normalmente transparente (o blanquecino) que sirve de base para el pigmento, que es lo que le da el color a la pintura. Cuando una pintura está mucho tiempo sin usarse, los dos componentes terminan por dividirse mediante decantación y pueden verse a simple vista. Para mezclarlos de nuevo basta con agitar el bote cerrado.
Las pinturas metálicas tienen un elemento más, que son las ya citadas virutas de aluminio. Estas virutas son comunes a todas las pinturas metálicas, siendo las que le dan su brillo característico, y al igual que el resto de pinturas, su color viene definido por el pigmento, no por las virutas.
TRAPOS PARA LA PINTURA
Durante el proceso de pintado, necesitaremos trapos u otra superficie absorbente para limpiar con ella los pinceles.
Normalmente los utilizaremos para secar los pinceles tras lavarlos en el bote de agua, para quitar el exceso de pintura tras mojar el pincel en la mezcla o para quitar la pintura en algunas técnicas (como el pincel seco).
Sea cual sea el tipo de material que utilicemos para limpiar el pincel, es importante que este no dañe la punta (si fuera demasiado abrasivo) y que no deje restos que se puedan adherir a los pelos, como hebras por ejemplo.
Personalmente uso papel absorbente de cocina. Además de ser de usar y tirar, absorbe mucho la pintura y el agua y no deja hebras que puedan engancharse al pincel y estropear el pintado. También puede servirnos un trapo viejo, pero deberemos mantenerlo limpio todo lo posible. Por supuesto habrá que evitar que el trapo tenga polvo o partículas similares.
No recomendamos en absoluto materiales como el papel higiénico ya que dejan gran cantidad de hebras además de romperse con facilidad.