ADALBERT II KARLING "El Anciano", Rey de Normandía. Duque de Bretaña y Valois. Conde de Vexin , Ruán , Maine, Penthievre, Vannes , Henao, Evreux, Boloña y París. Segunda parte
Año 1272 de nuestro señor. Catedral de Saint-Denis, París, Reino de Normandía.
Tercera parte
Relato de la Invasión Azteca, por Adalbert II. Segunda parte. La respuesta normanda
Guerreros águila aztecas, cuerpo de guerreros de élite conformado por la nobleza nahua
Los aztecas estaban en una cómoda posición de poder. Respaldados por su apabullante superioridad numérica, dominaban una gran extensión de terreno y no había en Europa oponente capaz de enfrentarlos. En esos tiempos tan oscuros, tomé la decisión de enviar un presente al Emperador Azteca, Moctezuma, además de enviar diplomáticos para intentar establecer una delegación Normanda en su territorio, para congraciarnos con él y evitar ser blanco de su ira.
Fue al enterarse de dicha noticia, cuando mi joven hijo bastardo, Adalbert, que era por aquel entonces mi escudero, me hizo entrar en razón.
Adalbert siempre fue un buen hijo, además de un joven impetuoso con unas grandes aptitudes físicas y marciales, a sus 15 años era capaz de vencer en combate singular a cualquier caballero de Normandía, y pese a ser mi escudero, los caballeros del cuerpo de caballería real lo reconocían como uno de sus comandantes. Desde que me acompañó en mi peregrinación a Santiago, Adalbert adquirió una fé inquebrantable, y por supuesto no aceptó de buen grado mi decisión de intentar entablar relaciones con los paganos.
Me consiguió avergonzar realmente, evocando los grandes paladines y caballeros católicos de nuestra casa, que se remontan más de 500 años, consiguiendo herirme el orgullo. Adalbert , sabedor de que por mi delicado estado de salud no dirigía a nuestras tropas desde la última guerra civil , hace ya casi 40 años, me pidió de rodillas poder ponerse al frente de nuestro ejército y blandir la Espada de la familia, Venganza, contra los infieles, y compeliéndome a tratar de formar una gran alianza de naciones Cristianas para enfrentarnos al Enemigo.
Tal vez en otra época no hubiera tomado la decisión que tomé, pero en estos momentos, tanto Normandía, como Europa, la Cristiandad y todas aquellas almas que habitaban la tierra estaban amenazadas, y el único hombre que no se arrugó frente a tamaño peligro, era el indicado para hacernos sobrevivir a estos duros tiempos que nos han tocado vivir fue el más joven de mis hijos.
Adalbert era un verdadero Guerrero Santo, los hombres le respetaban, y tenía grandes dotes de liderazgo, por lo que a pesar de nacer fuera del matrimonio, fue nombrado Duque de Bretaña y mi heredero, ya que fue legitimado al nacer, además de ser refrendado por mis vasallos, que lo preferían a mi primogénito, el avaricioso
Mi hijo, Adalbert , al alcanzar la mayoría de edad
Como si todo fuera parte del plan divino, durante la semana en la que Adalbert fue nombrado mi sucesor, nos llegaron fatídicas noticias del extranjero: Castilla, los pocos condados que quedaban independientes de Irlanda, el norte de África (tanto los territorios Almorávides como los de Francia y la República de Pisa), y la zona de los Aragón, hasta los pirineos franceses, estaban siendo invadidos por los malvados demonios
paganos.
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Fue un momento tan crítico como este, en el que el Santo Padre, el Papa Hadrianus IV y yo, en el Concilio de Ruán en 1267, conseguimos unir a prácticamente la mayoría de la Cristiandad en una coalición de emergencia, con la excepción del Sacro Imperio, que rechazó unirse a nosotros en un gesto que no será fácilmente olvidado, aunque
Por tanto, siguiendo su propio plan, mi hijo Adalbert, junto con los mejores comandantes de Normandía, mis parientes Carloman, Bérenger y Herbert, partió al mando de los 25.000 hombres que conformaban nuestras tropas, uno de los mayores ejércitos de Europa, y pese a todo, inofensivo frente a la temible horda Nahua. Embarcaron en Mortain, desde donde Adalbert mandó poner rumbo a Irlanda.
En un par de semanas, consiguió su propósito, pues como bien había supuesto, el grueso de las fuerzas del enemigo se encontraba en la península Ibérica, quedando en Irlanda un pequeño destacamento defendiendo la isla.
Adalbert, consiguió una primera victoria aplastante, que fue importante de cara a obtener un poco de moral de cara a la larga campaña que quedaba por delante.
La carga de la caballería del Rey , la Orden del Halcón, fue devastadora para los paganos.
Irlanda, que fue el lugar donde más sacrificios se realizaron, recibió como unos salvadores a los hombres de Normandía
Al llegar a Irlanda, el lugar donde se establecieron los Aztecas y construyeron su capital, fue plenamente consciente del choque de culturas que se había producido. Había en la antigua ciudad de Cork, una pirámide donde se llevaban a cabo los sacrificios que tanto les gustaban a los paganos, y productos extraños que se hicieron rápidamente un hueco entre los autóctonos, como la patata y el xocolatl, y eran muy apreciados
También fue un consuelo enterarnos de que, al igual que la sífilis que los paganos trajeron a nuestras tierras,
la Viruela también les había golpeado fuertemente en sus tierras debido al contacto con nosotros. Ojo por
Adalbert, tras abastecerse en Irlanda con parte de estos nuevos productos, marchó rumbo a Hispania, desembarcando en Asturias de Santillana, el puerto Normando en la península, bajo control de nuestra casa desde más de cien años.
Los castellanos estaban siendo asediados en Burgos , hasta que la providencial llegada de mi hijo rompió el cerco, pudiendo atrapar a los infieles en dos frentes,la batalla de Burgos fue el primer momento en el que la Cristiandad, con Normandía como guía, comenzaba a hacer frente a los Aztecas. Adalbert había conseguido en unos meses hacer más daño al invasor del que se le ha hecho en estos casi 10 años desde su llegada.
Consiguió que el enemigo se retirara a su propio territorio, y levantar el asedio de las ciudades de Castilla, además de asediar Vizcaya.
La caballería castellana demostró sus ansias de venganza, y acudió al auxilio de Normandía en Burgos
La batalla de Burgos fue un punto de inflexión en la guerra contra los invasores.
Los recientes éxitos de mi hijo no pasaron inadvertidos para nadie, ni tampoco para el enemigo, que por primera vez se fijó en ese pequeño reino al norte de sus dominios, el único reino cuyos hombres habían podido infligirle alguna derrota en el campo de batalla. El reino carolingio de Normandía, regido por el linaje del último de los patricios romanos, que le había plantado cara tanto en su territorio como fuera de él, sin conocer la derrota.
El nuevo Huetlatoani, Cozahtli "El Valiente" que depuso a Moctezuma, más inteligente que su predecesor, se dio cuenta de que el único que amenazaba los sueños de dominación aztecas , era Adalbert , de los Normandos, y se decidió a acabar con la amenaza que representamos rápido.
París cayó hace una semana, hemos mandado mensajeros por todos los medios posibles requiriendo a mi hijo que traiga la flota de vuelta a Normandía para poder defendernos, pues hay un gran contingente de 50.000 guerreros jaguar a nuestras puertas.
A pesar de mi salud delicada, sigo siendo el rey de Normandía, y voy a defender Saint-Denis hasta la muerte si fuera necesario, aunque espero que llegue mi mensaje a Adalbert y pueda regresar a tiempo de romper el asedio... Antes de que sea demasiado tarde...