Activision Blizzard publicó ayer sus resultados financieros para el último trimestre de 2018, que se ha convertido en el año con mayores ingresos y beneficios de su historia.
Ese éxito ha estado impulsando principalmente por Activision, que ha conseguido un margen operativo récord del 51 % en el cuarto trimestre y del 41 % a lo largo del año. Call of Duty fue la franquicia de consolas más vendida por novena vez en los últimos 10 años. Call of Duty: Black Ops 4 ha vendido más que Call of Duty: Black Ops III en su lanzamiento, gracias en parte a que han triplicado las ventas en PC.
A las entregas anuales de Call of Duty, hay que sumar la resurrección de los clásicos como Spyro Reignited Trilogy o Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, que ha vendido más de 10 millones de unidades desde que salió en 2017.
La gran decepción de Activision fue Destiny 2 y su expansión Forsaken. Bobby Kotick no trató de ocultar su desencanto con Bungie y justificó la decisión de traspasarlo a manos de Bungie por la cantidad de recursos de desarrollo que absorbían, refiriéndose a tener a Vicarious Visions y High Moon Studios desarrollando contenido para Destiny 2 en lugar de trabajando en nuevos juegos.
Blizzard, por su parte, no tuvo su mejor año. Hearthstone y Overwatch se mantuvieron «estables», que viene a ser jerga financiera de una pérdida de usuarios que también sufrió World of Warcraft, como era de esperar tras la expansión.
Mientras tanto, King siguió a lo suyo, ordeñando la vaca de oro de Candy Crush Saga, que volvió a ser el juego móvil con más ingresos en EE UU.
Aun con estos récords, Activision Blizzard cree que no han explotado todo su potencial. Las expectativas de los accionistas eran todavía mayores, lo que ha inspirado a la ejecutiva a tomar la decisión de convertir 2019 en un año de transición. Como ya se rumoreaba, lo primero será una restructuración que incluye el despido del 8 % de los empleados, unas 800 personas.
Esos despidos han empezado con el cierre del estudio de Seattle de King, con más de 70 empleados, y con despidos masivos en Blizzard, especialmente en esports y departamentos redundantes como distribución o recursos humanos.
En una carta enviada a los empleados, el presidente de Blizzard, J. Allen Brack, explica que debido al exceso de personal en algunos equipos, tienen que reducir los altos niveles de personal, empezando por EE UU. El resto de oficinas, incluyendo las europeas, no están a salvo y pueden esperar situaciones similares en los próximos meses.
Para reconducir este momento tan duro con ingresos récords, Activision Blizzard quiere centrarse más en sus grandes franquicias propias, incrementando en un 20 % sus recursos de desarrollo para lanzar más juegos y contenido.