INTRODUCCIÓN:
Mi nombre es Wlencing von Utlede, antiguo capellán del Emperador y Patriarca Franz von Habsburgo, donde serví en su corte durante más de 40 años. Acompañando a su gloriosa Alteza a todas las reuniones y banquetes a los que asistía.
A parte de ser su capellán, también fui su confidente y amigo desde joven, por lo cual he dedicado mis últimos años a la escritura de esta biografía en pro de honrar la memoria del Emperador.
CAPÍTULO 1: FRANZ VON HABSBURGO.
Su Alteza Imperial nació el 10 de noviembre de 1291, siendo el segundo de los cuatro hijos concebidos por Philipp III, Kaiser del antiguo Sacro Imperio Romano y la emperatriz Agathe del imperio Bizantino.
Siendo el segundo y el primer varón de la pareja, su futuro fue destinado como glorioso al mismo momento de su nacimiento ya que el seria que uniría las coronas de los dos grandes imperios europeos de entonces.
Su figura como monarca está rodeada de distintas opiniones. Por aliados y vasallos era considerado justo y duro, con una mano daba y con la otra quitaba, pero siempre con firmeza y nobleza, en cambio, sus enemigos le consideraban un monstruo y sádico al cual temer y evitar.
Mapa político 1309:
Mapa religioso 1309:
CAPÍTULO 2: ASCENSIÓN Y LAS 3 GUERRAS
El 8 de junio de 1306, heredó por parte de su madre el imperio de Bizancio, siendo un joven de 15 años.
El día de su coronación, cientos de plebeyos se acercaron a las afueras de la basílica de la Santa Sofía, mientras dentro un pequeño grupo de nobles presenciaron la coronación de su alteza. El resto de nobles se encontraban asediando e intentado penetrar las murallas de Constantinopla ya que tras la muerte la emperatriz un grupo de nobles rebeldes clamaban que el título imperial pertenecía al Duque Sigtrygg de Aragón.
Una cruenta guerra civil estalló en las fronteras bizantinas, miles de soldados y recursos.
Gracias a la ayuda del padre del joven emperador, Philipp III, que prestó su ejército, se pudo repeler temporalmente a las fuerzas rebeldes.
Lastimosamente, el 1 de septiembre de 1309, Philipp III falleció, dejando a su hijo el trono del Sacro Imperio Romano, consumando así la unión de las dos coronas bajo una misma persona.
Durante estos eventos, el joven emperador Franz, viéndose con el trono de dos grandes imperios, una guerra civil y la nueva nobleza alemana esperando al momento oportuno para atacar, decidió hacer un acto que le aseguró el temor y fidelidad de sus súbditos.
En el patio en frente del palacio imperial en Constantinopla mandó a ejecutar en la hoguera a 44 infieles y rebeldes, dando nombre a la famosa “Quema de infieles”.
Con este movimiento tanto político, militar y religioso logró asentar unas bases para su reinado, dando la imagen de un monarca impasible, al cual temer y obedecer.
(Se dice que la quema, dejó el olor de los cadáveres quemados en las paredes del palacio durante varios años)
Finalmente tras las batallas de Karnalis y Azysia, el 28 de junio de 1310, tras 3 años de guerra, los nobles rebeldes se rindieron ante el nuevo emperador.
Los rebeldes quedaron aprisionados y tal fue la venganza del emperador que los que no fueron ejecutados, acabaron en las mazmorras hasta el final de sus días.
Una vez terminada la guerra civil, no estaba destinada la paz. Con un reino casi dividido, endeudado por cientos de monedas de oro, el repugnante rey de Inglaterra aprovechó el débil estado del imperio para reclamar el ducado de Mercia, bajo control imperial.
Tras la reestructuración del ejército, se empezó la campaña contra la corona británica.
Durante este tiempo, el Rey de Castilla, aprovechó para reclamar el título de Rey de Navarra, al cual el emperador cedió temporalmente, perdiendo la guerra en un solo día (30 de septiembre 1310).
Tras la rendición a Castilla y después 15 meses de guerra, el 12 de octubre de 1311, finalmente se logró derrotar al Rey Eormenric de Inglaterra.
Logrando por fin una época de paz y prosperidad con la cual se llegaron incluso a construir varias universidades a lo largo del territorio imperial.
CAPíTULO 3: PRIMERA PEREGRINACIÓN Y BIZANCIO
Hay dos momentos en la vida del Emperador y Patriarca, Franz, que se consideran claves para el desarrollo del imperio y su reinado. Y sin duda alguna, su primera peregrinación fue el primero de ellos.
Coincidiendo con su 22º cumpleaños, el emperador decidió como buen católico, ir a visitar la Santa Sede en Roma. Una vez en Roma, todo lo que vio le sorprendió, pero no para bien, lo que se encontró fue una entidad eclesial corrupta y anticuada que no le representaba.
Aunque la gota que derramó el vaso llegó meses después con la noticia de las transgresiones cometidas directamente por el falso representante de Dios, el Papa Callistus.
Cuando las noticias llegaron al Kaiser y Basileos, decidió encerrarse en su oficina.
Pasó varios meses reuniéndose en secreto con obispos y otros miembros eclesiásticos hasta que el 24 de diciembre de 1314, tras la misa de navidad celebrada en la Santa Sofía, el emperador, declaró al mundo que se convertía a la Iglesia Ortodoxa y que su primera medida sería castigar al falso representante de Dios, el Papa Callistus.
Asimismo decidió tomar como título principal el Imperio Bizantino y renombrarlo como “Sacro Imperio Romano-Bizantino” hasta que los territorios papales fueran conquistados y poder tornar la gloria romana de vuelta, tal como sus antepasados llevaban tiempo intentando.
CAPÍTULO 4: BIZANCIO Y PAPA
En julio de 1316 el Papa Callistus falleció tras una turba provocada por sus súbditos en Roma, aunque esa es la versión oficial es un secreto a voces que todo fue un plan provocado por el emperador en pro de desestabilizar El Papado.
Con el nuevo Papa Caelestinus III recién nombrado, el ejército imperial se preparaba para atacar Benevento la sede de la Iglesia Católica donde tras un ataque relámpago, asediando los territorios, el 24 de septiembre de 1317, El Papado se veía forzado a rendirse y someterse al yugo del emperador.
Posteriormente, el Papa fue encarcelado, donde pasaría el resto de sus largos días. Convirtiéndose el encarcelar al papa en una tradición que sigue en nuestros días.
CAPÍTULO 5: BIZANCIO Y CASTILLA
Tras años de espera, el Kaiser y Basileos declaró la guerra del Reino de Castilla por los derechos del Conde Andres, familiar del emperador, al trono de España.
Tras 15 meses de guerra y capturando al Rey de Castilla, finalmente Bizancio obtuvo el control casi total de la península ibérica y sus territorios romanos.
CAPÍTULO 6: SENĀTUS POPULUSQUE RŌMĀNUS
Un mes después de la toma de Castilla, las fronteras imperiales habían sido restauradas y el 31 de diciembre de 1319, a sus 29 años, el Kaiser y Basileos, desde Constantinopla promulgó la restauración del antiguo Imperio Romano, ahora bajo el brazo y mando de la familia Hasburgo.
Con la proclamación de la vuelta del imperio y coronación de Franz como Emperador de los Romanos, la capital, pasó de Constantinopla a Roma, aunque esta decisión fue meramente de iure, ya que de facto, Constantinopla fue la sede del gobierno, el senado y la residencia del emperador, donde vivió ahí hasta sus últimos años, cuando se mudo a Roma para disfrutar de un clima mediterráneo y poder así cuidar mejor su salud.
CAPÍTULO 7: ROMA Y LA MECA
En los siguientes años, el nuevo Emperador de los Romanos, fiel creyente de Dios, pensó que la mejor manera de mostrar su fe hacia su creador era la de arrebatar los lugares sagrados de los infieles islámicos.
Por ello entre el 1320 y 1322, conquistó lugares como Medina y La Meca.
CAPÍTULO 8: ROMA Y DIOS
El Emperador Franz, fervoroso creyente de Dios, pasó parte de su juventud buscando la manera de acercarse a su creador experimentando con diversas prácticas que en un futuro ayudaron a la consolidación de su Papado.
CAPÍTULO 9: ROMA Y LAS INDIAS.
Durante aquellos días en el palacio de Constantinopla se veían muchas especias nuevas, distintos tipos de comida y ropa. Eran productos traídos desde “las Indias” unas tierras lejanas al este, pasado los territorios de los infieles Seljuk.
La curiosidad mató al gato, pero el emperador junto a otros nobles, recién interesados en tales productos decidieron financiar una expedición para establecer un territorio católico en tal lejano continente.
Así que el 23 de octubre de 1326, salió desde el puerto de La Meca una armada bautizada como “Santa María” que serían los pioneros en llevar el cristianismo a esas tierras.
CAPÍTULO 10: ROMA Y NORTE
Tiempo después de asentarse en aquel lejano continente, la siguiente operación militar del emperador fue la de poner bajo control imperial los territorios del norte, operación militar que no fue completada hasta casi el final de la vida de Franz I.
CAPÍTULO 11: ROMA Y SEGUNDA PEREGRINACIÓN
A principios de 1330, a sus 39 años, Franz I decidió volver hacer una peregrinación para poder encontrarse de alguna manera con el Altísimo y todopoderoso.
Esta vez fue a Jerusalén donde empezó todo, tras un largo viaje, duro por el invierno, llegó a la tierra santa. Visitó la gran iglesia de Jerusalén, donde según el mismísimo emperador, posteriormente relató, tuvo una visión. En esta aparición divina se le presentó el mismísimo Altísimo y le dijo que su familia era la elegida, los verdaderos representantes de Dios en la tierra y que era su deber como Emperador el de hacer cumplir tal deber.
Los historiadores no tienen manera de confirmar si esta “aparición” fue real o no, pero lo que sí que fue seguro es que tal evento, real o no, cambiaría Europa y el mundo civilizado de manera sin precedentes.
CAPÍTULO 12: ROMA Y DIOS (II)
Maravillado por haber conseguido su sueño de reunirse con su creador, Franz I, volvió a palacio, meditando sobre las palabras y deberes que le habían otorgado. Pero para su sorpresa cuando llegó a casa, se encontró con la noticia de que el Papa de la Iglesia Ortodoxa le había excomulgado, sin saber el porqué de tales acciones, el emperador, al igual que la primera vez contra el papado, se encerró en su despacho, reuniéndose con eclesiásticos y nobles durante varios meses.
Finalmente el 28 de mayo de 1333, coincidiendo con el día de la Ascensión y desde la Santa Sofía, el Emperador de los Romanos, Franz I von Habsburgo proclamó la creación de una nueva religión cristiana, el Cristianismo Habsburgo, tal como le había pedido el Altísimo en su visión en Jerusalén, se autoproclamo Papa del Habsburguirsmo.
¡Una nueva religión que todos sus vasallos aceptaron!
¡Una nueva religión que permitía el matrimonio entre familiares, entre personas del mismo sexo y que el patrimonio eclesiástico no sería únicamente de una cúpula elitista y corrupta, sino de cualquier devoto!
Sin duda fue un momento para la historia y que dentro de miles de años se seguirá hablando.
Con tal magnitud fue aceptada la nueva religión que fue posible reparar el Gran Cisma que había dividido a los cristianos en católicos y ortodoxos, que ahora se unieron bajo el Habsburguirsmo.
CAPÍTULO 13: ROMA Y BRITANIA
El 17 de junio de 1337, los infieles católicos del Reino de Inglaterra cayeron bajo el yugo imperial, restaurando la soberanía romana sobre Britania.
CAPÍTULO 14: ROMA Y PAZ
Durante los siguientes 18 años el imperio se vio en una época de paz que permitió un crecimiento económico sin precedentes.
Tal fue la época de bonanza en el imperio que cientos de banquetes eran celebrados en todas las cortes del imperio e incluso el mismísimo emperador llegó a engordar un poco.
CAPÍTULO 15: ROMA Y NORTE (II)
Tras los años de paz, llegó a la corte en Roma una sugerencia para subyugar al Rey de Rutenia y así consolidar el poder imperial en el norte de Europa.
Rápidamente el ejército que pese a estar en paz no había dejado de estar preparado, se dispuso a asediar la capital enemiga, logrando capturar al Rey Alexel en menos de dos meses de guerra.
Mapa político 1355:
Mapa religioso 1355:
CAPÍTULO 16: ROMA Y DIVISIÓN.
Cerca de los 70 años, el Emperador y Patriarca Franz I, estaba ya cansado y le era difícil estar al día con los asuntos de la corte, sabía que dentro de poco su hijo y heredero Werner, le sustituiría como Emperador y Patriarca, pero aún así, teniendo a su hijo menor Antonino, el cual, al igual que Werner, amaba como cualquier padre a sus hijos, decidió dejarle el trono de Emperador de la Hispania-Romana y del Magreb-Romano.
Dividiendo así el imperio en dos.
Decisión criticada por sus nobles, ¿pero quién puede culpar a un padre de amar a sus hijos?
Finalmente a los 72 años el Emperador y Patriarca Franz I, encontró su descanso en el abrazo del Señor.