#421 hijoperra, con el poema tal y como lo enseñaste o con arreglos, sí es así traelo acá; cuantos se presentaron? 20 pavos en libros? no te van a caber en casa....
Yo recuerdo ganar en la ESO un concurso de poesia, era un marginal y mi profesora de Lengua me obligó a presentarme para aprobar, y me dijeron que había ganado y que fuera al evento que iban a hacer, algo del día del libro y que me llamarían para salir delante de todo el instituto.
No tenía ganas de que me violaran ni de que me rajarán y eso es lo que me harían si supieran que escribía poemas. Me las ingenié, salté la verja y me fugué. Al otro día unos colegas me dijeron que me estuvieron llamando y buscando entre el público.
Nunca recogí el premio y no sé en qué consistía.
PD Felicidades, oh espera, de qué parte de Tenerife eres? #421
#422 tal y como lo enseñé, se presentaron 17 alumnos de todo bachiller y, de hecho, el dinero ya me lo he gastado.
Por tu parte, muy mal haber salido corriendo, me has decepcionado. Yo creía que tu, con lo colgao que pareces estar, te sudaba la polla la opinión y palizas de otros con 10, 15 y 30 años.
Gracias, soy de Cádiz, vivo en SC desde hace un añito.
#423, ¿a que instituto vas?
#423, cojones, soy de SC, no puedo saber dónde estudias? mera curiosidad burocrática, quizá algún día puedas beber cerveza en la misma mesa que yo.
#425, no lo ubico, supongo que por el mercado de África, por el tea, entonces debes ser hijos de funcionarios trasladado, quizá hijo de guardia civil, ¿Qué libro/s compraste?
MODERADOR: Aguarda, utilizaré esta entrada para escribir un microrelato, no me punishees!
Bueno, ahora hemos empezado con el tema de las coplas en clase. Os dejo la primera que he hecho:
No hay corazón marmóreo
ni piel forjada de hierro
que olviden impasibles
algún dulce amor añejo
Venga el microrrelato antedicho para compensar, o castigar, mi escarceo amoroso.
Gabán terso y la lluvia, la plaza abierta y diseminados por ella, cafeterías y restaurantes. La mano en el café y el brazo doblado con el meñique palpándose la barba. La lluvia sobre la lluvia. Indiscreta, palomas en su onda y la mitad más uno de transeúntes, deslizándose hacía el vacío.
La ve a lo lejos y le hace una tentativa, emigra de café dejando el salvoconducto de propina. Ha cambiado mucho, ha engordado, está fea, se le han torcido los dientes. No te reconocí, le dice, ¿por la barba o por el meñique? replica él, como la lluvia, instalada. Haciendo un esfuerzo descomunal pide otro. Siempre la tuvo por algo tonta, ella le dice como un augurio, que acaba de hacer un perfil vocacional en Psicología, que en el apartado de capacidades le ha dado por resultado su ineptitud para cursar estudios superiores. Ha pasado mucho tiempo y a nadie le importa, que perdieras vista y te chocaras con las columnas de la facultad de medicina, oscura, necropolis.
¿En que planta sueles estar? En la 1º, en la que casi no hay libros y los que hay no interesan. Si estudio en la 4º o en la 5º acabo distrayéndome y se me van las horas sin avanzar en lo académico. ¿Pero lees libros, de los de las estanterías? Si, claro, me gusta. No te queda bien la barba, te hace viejo, pareces un profesorzuelo de filosofía. Pensé que era la única de nuestra época que todavía está en el campus. La lluvia torcida, redentora, dan ganas de llorar por la lluvia. ¿Sigues con aquel chico colombiano? Si, quizá me vaya para allá a hacer el máster, es más barato y hay mucho trabajo. Claro, le comenta, la psicología es la misma en todas partes.
Tocan las seis, ha de irse, la lluvia se marcha también y arremete un viento raro, de costado y las hojas secas suben como de regreso al árbol. Bueno, ciao, cuídate. Claro.
Hasta dentro de siete años.
Es curioso, al escribir esto no dejaba de imaginar a mi ex, con los ojos clavados en mí, susurrándome que me deslizara.
Su cumpleaños
Allí estaba enfrente de ella una vez más.
Le extrañó la situación, ya apenas hablaban pero allí estaba, como sucedió durante muchos años antes. Ella y él solos. Él ni siquiera lo entendía, ella tenía sus nuevos amigos, su trabajo, su vida; él tenía algo parecido a una vida a la que ya se había acostumbrado. Pero ella le pidió celebrarlo con él, solos, como tantos años antes y él se equivocó, aceptó.
Algo iba mal, no era como antes.
Él había cambiado demasiado, la veía y la escuchaba, pero no la entendía. "Joder, tan distintos eramos?". Se sentía desubicado, no sabía que decir, la conversación le resultaba vacía, estúpida, banal. Intentaba sonreír, no quería arruinarla el día, pero no podía. Era demasiado distinto a como había sido antes.
Ella recibió el mensaje de un hombre, para su sorpresa, él sintió un pinchazo en el estómago, recordaba esa sensación, le había traído problemas muchas veces, los celos.
Fueron a un bar y se sentaron a hablar. Él se fijó en ella, pese a todo; estaban hechos el uno para el otro. En realidad nada había cambiado, él simplemente tenía un gran rencor por como había acabado todo.
Él se fijó en sus ojos, esos ojos que no necesitaban ser azules o verdes para ser preciosos. Unos ojos grandes, ojos color marrón con un toque de verde, unos ojos brillantes, ojos donde se reflejaba. No aguantó más. "Puedo besarte? Quiero ser el primero que te bese con 23" Nada más acabar de decirlo se sintió ridículo, como un niño.
Ella se acercó, se besaron. Fue un beso apasionado, largo y húmedo. Pero frío y vacío, un beso que no significaba nada. Mientras duró, él pensaba en cuántos más habría besado desde que todo acabó.
Cuando se separaron todo seguía igual. Él sabía que sería el amor de su vida, el que le marcó y al que siempre echaría de menos. Ella también.
Quizás seguirían como ahora, haciendo sus vidas hasta que uno de los dos cediera y llamara al otro, que por supuesto acudiría. Sino, les juntaría el destino.
Pero él y ella sabían que nunca volverían a estar juntos.
Aquí se escribe sin pedir permiso no? Pues allá que voy:
Tocándole, acariciando su rostro y cada recoveco de su piel. Como salido de un sueño. Imágenes difusas pero llenas de pasión. Disfrutando de cada segundo como si fuese una vida. Sintiendo el roce de su cuerpo ardiendo por encima de sus manos, dentro de su cuerpo. Cada beso es una sensación de gozo mayor a la anterior. Casi cree perder la cordura con tanto placer. La demencia la acaricia de puro deleite. Siente cada vez más fruición de tenerle ahí. Sabiendo que para él es todo nuevo y consciente de que para ella, no debería ser tan especial como resulta ser. Maravillada con la sensación nueva de tener a alguien a quien ama, en todos los sentidos. En ese aspecto también ella es nueva, es la primera vez que hace el amor. No quiere perder ni un instante sin dejarse nada atrás. Disfrutar lo máximo de todo...
#431 A veces te rajan la vida y perturban tu calma. Por escribir rimas me crujieron el alma.
A veces hay conatos de censura. Resultan igual de tristes que una dieta de verdura.
No hace falta pedir permiso. Si escribes aqui estás algo esquizo.
Si vas a postear algo que has escrito, borralo cinco veces y piensalo un poquito.
Nuestras rimas baratas no valen para nada. Pero hay gente que por libros malos paga.
#435
Zurdokk es Alá y yo soy Mahoma. Todos los que vengan adorarán la Rima.
#433 Con esas críticas y ritmo que llevas, amigo ya déjate de ensayos, lo tuyo es una pelea de gallos. xD
Se levantaba todas las mañanas pensando en él. Y todas las noches, dedicaba al menos cinco minutos a saborear el placer que le producía saber que alguien como él existía en el mismo mundo que ella. Gravitaban en planetas diferentes, aunque avanzaran en líneas paralelas. Algunas noches despertaba agitada sabiendo que había soñado con él. Y, despacito, se daba la vuelta en la cama para pensar en ello un ratito más. Paladeaba cada minuto que pasaba a su alrededor, sin que él siquiera se diera cuenta. Pero para ella era suficiente.
Jamás conocí a una persona más desgraciada. Llevaba los ojos tristes, buscando hambrienta cualquier mirada que a él se le escapara. Cuando le miraba, por un segundo una pequeña sonrisa iluminaba su rostro. Pero, de todos los momentos en que yo la vi, nunca duraban sus sonrisas más de lo que duraba el suspiro que las acompañaba. Nunca llegaron a hablar, ni a cruzar una mirada conscientemente. Ella no se atrevió a dirigirle ni un hola, y él no supo de su existencia. Quizá, si ella le hubiera hablado ..
Un sabio.
Se le enganchó la túnica en una zarza y masculló una maldición, no por el corte en la pantorrilla sino por la desgarradura en su atuendo docente.
Contando con los dedos, sentado en una piedra bajo el sofocante Astro Rey, alcanzó la cifra de cuatro días sin tomar alimento, exceptuando unos insaboros tomates salvajes y unas bayas silvestres que le causaron indisposición.
Había extraviado el camino, otra vez, pero en su práctica errática perderse era mucho más común que encontrar el lugar buscado, así que se reconfortó en la normalidad.
Empezaba a desesperarse, el inclemente calor le crispaba los ánimos y no había ni un arbusto propicio para encontrar frescura.
Entonces oyó la risa de unos niños. Buscó y vio a dos zagales muy bien vestodos caminando por un sendero desconocido para él. Les interpeló a gritos:
- ¿A dónde váis hijos de la Hélade?
Asustados por la ascetica apariencia del barbudo, emprendieron, a la carrera, en la dirección que el camino indicaba.
Eso le bastó, pues a lo lejos oteó una aldea de aspecto floreciente y acomodado.
Allí habrían hombres ansiosos de sabiduria.
Se apresuró hasta el poblado y sin dejarse ver examinó, según pudo, los límites y los habitantes de aquel enclave. Varias mujeres hermosas paseaban con ramos en las manos, media docena de hombres maduros platicaban en la plaza bajo la sombra de una higuera frondosa, un viejo guardia se erguía en la entrada y abundaban las casas de piedra a lo largo de la aldeita.
Maldijo su falta de previsión, era un maestro de la ortopeia, un sofista, un retórico, sería capz de convercer al hombre medio, por la belleza y fluidez de sus palabras y expresiones, que lo que brillaba en el cielo no era el sol sino uno producto de su imaginación.
Pero no tenía artificios nuevos que vender y, de una forma u otra, sus frases pululaban por todas las ciudades, allí se les sabrían de memoria. Innovarse era preciso.
Se puso a trabajar, la primera frase le abriría las puertas de las mansiones más encumbradas y los corazones de los aristócratas, que le confiarían la instrucción de sus vástagos, pagando sus altas tarifas, nimias en proporción a su vasto saber.
Procedió a componer un epigrama filosófico. Y siguió el procedimiento habitual. En los muros del pueblo un hombre medía un largo madero,..."El hombres mide los maderos..., no eso no serviría".
El carpintero tropezó con las tablas y quedó estirado en el suelo al lado del tablón. "El hombres es la medida de los maderos..., no sirve, tampoco".
"Madero, cambiar madero por cosa..."El hombre es la medida de todas las cosas..., bien, efectista pero incompleto, aún habrá algunos que lo encuentren insuficiente...vale, es la medida de las cosas que son...porque el hombre es el único capaz de medir, o de creerlo, no, eso es complicarse, las cosas son cosas y hay que medirlas, por lo tanto, el hombre es la medida no el que mide, ni el medido, sino el que es la medida de todas las cosas, las que son en cuanto que son...de acuerdo:"El hombres es la medida de todas las cosas...de las que son en cuanto que son..genial, ahora un giro místico, mitológico, metafísico y ahí incluiré lo ignoto...las cosas que no son, en cuanto que no son...¿madero?...no ¿No es tambien ello la medida del hombre, no, al revés...."
Entonces una gruesa nube oculto la fulgurosa mirada solar y el fresco le serenó, dijo:
"El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son.
Sonrió exultante como no lo hacía desde mucho tiempo atrás. "¿De qué sirve tu tonel ahora, Diógenes?
Se encaminó hasta la pueta y exclamó, solemnemente al guardia:
"Di a los principales que Protágoras de Abdera ha venido a enseñarles"
Era un jueves odioso como un lunes, esos días en los que hasta la manta tiene frío y los borrachos salen a la calle creyéndose piratas cantando serenatas de absenta a una luna ausente; el cielo responde escupiendo gotas y la bruma decapitando árboles. Y yo, yo me quedo bajo mantas intentando dormir, escuchando de fondo sonoro el eco de un bebido, prometiéndome que es culpa suya si esta noche no alcanzo el sueño. Recordaba tal sadomasoquista el día en el que el propietario, con su cara de avestruz anoréxica, me dijo que estas ventanas insonorizaban todo lo quisiera. Obviamente era mentira, como lo de la calefacción barata y el agua caliente ilimitada. Maldecía este piso con todo mi ser, maldecía estos cuatros muros y mi trabajo de mierda, quería escaparme, correr en una llanura de trigo sin fin, comer en un tres estrellas e irme sin pagar la cuenta, gritar desde la cima de una montaña que soy el rey del mundo, atracar un casino junto a Robert de Niro, bailar como un loco con una tribu africana sobre un tema de Daft Punk, aprender a surfear con australianos, saltar en paracaídas, enamorarme de una francesa, follar en un velero o simplemente pegarle tres tiros al borracho cantautor. Decidí empezar por abrir la ventana y mandarle a tomar por culo.
—Eh, cojones ¡Que hay gente que quiere dormir! — Levantó la cabeza junto a su botella de ron, me miró a los ojos y con una sonrisa majestuosa replicó
—Algunos quieren dormir y otros quieren cantar. Así es la vida amigo mío.
Cerré la ventana y volví a la cama. No era ningún amigo y la vida era injusta. Ese jueves tampoco alcancé el sueño.
A veces, las noches nos parecen más oscuras de lo que son en realidad. Miramos por la ventana y no vemos más allá de esa niebla densa, de esa lluvia que le da un aspecto tan triste a todo el paisaje urbano. Las calles mojadas, las farolas parpadeando, la gente corriendo. Y un solo pensamiento en tu cabeza. Tristeza. La notas trepar por tu barriga para anidar en tu pecho. Toma asiento y comienza a extender sus garras por todo tu ser, hasta que sientes los ojos anegados en lágrimas. Y no puedes evitarlo. Lloras. Lloras hasta que no puedes más. Lloras sintiéndote la persona más desafortunada del mundo. La única persona a quien nadie quiere, la única a quien todo el mundo le da la espalda, la única por quien nadie se preocupa. Lloras y lloras sin poder parar apenas ni para respirar. Sin poder ver el final del túnel. Te ahogas, te aferras a la almohada para que nadie oiga tus gritos de frustración, pataleas de rabia. Tu mente se inunda de pensamientos negativos, en tu cabeza retumban nada más que frases negativas.
Y de repente, ¿qué es eso? Parece un leve murmullo que va tomando fuerza. ¿De dónde viene? ¿De la calle? No. ¿De algún lugar de la casa? No. Quizá .. ¿de dentro de ti? Puedes oírlo, puedes oír cómo va tomando fuerza. No te rindas, te dice, ¡No tires la toalla! Y te levantas. Asomas la cabeza por debajo de las sábanas, dejas de llorar de golpe. Puedes con esto y con más, sigue diciéndote tu cabeza. Te pones de pie. Te asomas a la ventana. Ha dejado de llover. La gente sigue andando apresurada, pero esta vez, un sol enorme y sonriente reluce en el cielo azul. Los pájaros se dedican a cantar. Sonríes. La tormenta ha pasado.
Otra vez frente el abismo.
Dispuesto a volver a caer, deslizarme por el vacio, hacia lo mas profundo, hacia la parte mas oscura de mi ser, ya nada importa. ¿Acaso importo alguna vez? Pero se lo que me espera, despues de la larga caida vendra el duro golpe, golpe seco, dolor, lagrimas, mirar hacia arriba y no ver nada, solo una penetrante oscuridad, el cuerpo adormecido por la larga caida se despierta por el dolor del impacto, toca volver a subir, lentamente, sin motivacion, sin entender muy bien porque, empiezo a subir.
Quizas alguien se equivoco, hubo un error de transferencia, estas cosas pasan, pero ¿a quien reclamar? No hay numero de asistencia ni sindicato del ser vivo : “ Mira, oiga, aquí hay un malentendido yo no tube que a ver nacido, ha habido un error” No , esto no existe. Es lo que hay, fui arrojado al mundo de las dualidades, donde hay frio y calor, dolor y felicidad. No quiero ninguna de las dos, simplemente quiero desaparecer, no formar parte de esto, me viene demasiado grande este compromiso, no soy capaz de afrontar esta odisea ni tampoco quiero.
Quizas mi odisea sea caer para volver a subir ¿ Es este mi paradigma ? He degustado el frio de la oscuridad, su negrura te abraza y te hace desaparecer, pero..antes de volver a lanzarme hacia el abismo he podido percibir la tenue luz del sol sobre mi debil cuerpo, quizas solo quizas, deberia atravesar las nubes que rodean el abismo, ir un poco mas alla, subir un poco más, sentir el contacto de la luz del sol en su plenitud, será dificil, no es terreno conocido. El abismo y su caida, su subida, se como son, se ha creado una cierta comodidad en este proceso, pero ¿seria capaz de ir hacia lo desconocido?
Y es en ese justo instante en el que le das la espalda a todo en pleno ataque de risa. Cuando de lo único de lo que eres consciente es de que empiezan a dolerte los mofletes. Que tu propia voz te suena completamente ajena. Que eres invencible.
Compañeros de Viaje
Te separan a la fuerza de tu familia y te meten en un carro. Y dentro, en total oscuridad, apenas aprecias los rostros de aquellos como tú, en completo silencio, sólo roto por los gritos de tus padres, que se reducen a medida que oyes el galope de varios caballos.
Y mientras avanza el carro por senderos desconocidos, hablas con tus compañeros de viaje, si acaso eso se puede llamar así. Habláis de vuestros nombres, que serán olvidados; de vuestros hogares, que no tendrán importancia; de vuestras familias, las cuales tendrás que dejar de recordarlas si deseas seguir vivo. Y durante toda la noche, encerrado en ese carro, piensas que, para volver a tu hogar, debes dejar de pensar en él.
Se abren las puertas del carro al alba, y la primera visión es el cegador reflejo del sol en el filo de una espada, la cual te entregan junto a un escudo de madera. Te dicen que estas dos cosas son tus objetos más preciados, y que si quieres seguir vivo deberás hacerte a ellos. te ponen en fila junto a tus compañeros de viaje, y un hombre de mediana edad, con una brillante lorica de oro, os dice que en tres días volvereís a partir, esta vez al campo de batalla. Os dice que en tres días os enseñaran lo básico para formar la primera línea de combate, os enseñarán a cubrirse de los ataques enemigos, dónde estocar golpes mortales, qué hacer contra una pica, cómo dejar de tener miedo a la muerte.
Y esos tres días comienzan. Y deseas que nunca hayan empezado.
Antes del alba del cuarto día os levantan, y os introducen en un carro con lo que podáis coger. Y observas cómo otros compañeros de viaje no han podido coger nada, ni siquiera sus objetos más preciados. Algunos les prestan sus objetos, en un acto compasivo, como si la bondad fuese útil en estos momentos.
Sabes que ellos no volverán a sus hogares. Incluso dudas si tú lograrás volver.
Se vuelven a abrir los carros, y os ponen en fila junto a muchos otros compañeros de viaje que desconoces, que han viajado en otros carros. Ves cómo empiezan a formaros en grupos, y detrás, muy detrás de vosotros se forman miles de soldados con escudos, armaduras, lanzas y arcos.
Y miras al frente. Y ves a otros compañeros de viaje que, igual que tú, fueron separados de sus hogares, encerrados en carros, a los que les entregaron una espada y un escudo y les mandaron a una muerte en el campo de batalla. Chicos como tú, que para intentar volver al hogar, han de olvidarse de él.
Suenan cuernos avisando que todo empieza.
Y avanzas.
Contra la Realidad
Se define la Realidad como lo que se percibe de forma universal, aquello que existe. De esta forma lo que no se da en ella se toma por utópico, por imposible. Así las mentes son alienadas. Así se cercena la potencia del sueño.
Si la Realidad representa lo posible y si lo posible supone renunciar a desarrollarnos libremente, entonces debemos manifestarnos contra la propia Realidad. De esta forma, destruyéndola, nos situaremos en un marco donde la Utopía no sólo no sea imposible sino que sea la consecuencia de nuestra esencia.
Somos Radikal Larry y esta noche vamos a intentar ayudar a derribar la prisión de la Realidad
El amanecer tenía miedo. Era un niño que intentaba colarse por mi ventana como último recurso, el pobre no estaba acostumbrado a esto. Esta ciudad le odiaba. Nunca se sentía a gusto caminando entre rascacielos inmensos y paredes de hormigón armado que parecían observarle y esos gatos negros persiguiendo sus ratas le provocaba cierta paranoia. Era una ciudad triste y solitaria pisada por millones de fantasmas en corbata. Era una ciudad triste y solitaria que quería refugiarse en la oscuridad, disfrazarse de otra ciudad atiborrada de exotismo, en las que las calles paseaban entre ríos azules y leyendas que sólo abuelos conocen, familias que decoran su jardín y saludan sus vecinos, una ciudad llena de niños, niños jugando al escondite entre liliáceas y sauces con senderos hacía granjas y tesoros, una ciudad en la que se observa vida hasta en el ladrillo más banal. Pero eso sólo ocurre la noche, sólo ocurre cuando nadie mira. Ella decía no lo entiendes y el sonreía. El no lo entendía y ella lloraba.
Y así conviven el amanecer y Bruselas, sin mirarse mientras el la desviste de esa arquitectura barroca que le queda tal obesa en vestido de gala. Y cada noche Bruselas reza, dice susurrando, ojala no vengas mañana, ojala te quedes en Tokio comiendo sopa con unos japoneses o en Moscú emborrachándote o cualquier ciudad, poco importa pero ojala no vuelvas nunca más.
Un día el amanecer no vendrá y ella nunca se sentirá tan sola. Pero qué bella será ella, qué bella será Bruselas escondida entre sombras.
Un nuevo diálogo para clase:
- Es increíble lo bonita que está la noche hoy.
Berta y Sebas compartían su primera cita juntos. Ella era una chica atrevida. Sebas no estaba acostumbrado a la novedad, por eso había sido una sorpresa para él que su primer acercamiento a ella se diese en lo alto de una montaña cercana al pueblo, en una de las noches más estrelladas que se hayan visto.
Si
¿Qué?
La noche, me refiero a que está especialmente bonita hoy. Aquí arriba no hay nada y siento más cosas que nunca
Me encanta el olor a humedad. Ahora que es primavera es fácil olerlo por las noches. Se mezcla con los árboles y la hierba. Y...
Ella empezó a reír y sus carcajadas inundaron el espacio. Sebas intentó callarla, asustado, como si fuese un delito, como si se sintiese culpable de que invadiesen el silencio que aquellos árboles habían creado después de tantos años.
- Este olor me ha recordado a cuando derramé la colonia de mamá sobre su alfombra preferida. Era un perfume carísimo, muy fuerte y pegajoso, de un aroma natural. Ella se enfadó tanto que no se si le sentó peor que estropease su alfombra preferida o que tuviese que aguantar el olor a pino fresco en mi piel durante dos semanas.
Sebas se quedó mirándola absorto. Miró como sus comisuras descendían poco a poco mientras se relajaba y dejaba de recordar aquello. Luego alzó la mirada y se dirigió a sus ojos, azules y profundos, misteriosos pero tranquilos como el mar.
- Te quiero Berta
- Estaba esperando que lo dijeras
Pasaron algunos segundos que se hicieron eternos. - Pero tengo miedo
- ¿De qué tienes miedo?
- De ti, de mi… No estoy seguro
- No muerdo, a menos que me lo pidas. Te quiero mucho, Sebas. No sabes cuánto. Todo este tiempo he estado esperándote y por fin has llegado. Estoy segura de que ha sido el destino.
- El destino no existe… eso ya lo he aprendido a base de palos. El mundo solo está lleno de casualidades y tengo miedo de perderte.
- ¿Aún no me tienes y ya temes perderme?
- Puede pasar cualquier cosa… así es la casualidad
- Yo quiero que seas la casualidad de mi vida
Sebas se quedó mudo un momento y luego recuperó el aliento.
- Lo he pasado mal, Berta. Tú eres una chica increíble… solo quiero estar seguro de lo que hago, no quiero volver a hacerme daño ni hacértelo a ti. Ya me pasó con Laura, Carolina, Ana…
- Bueno, dejemos esa interminable lista para otro momento. Sebas, la vida da mil vueltas. ¿Por qué temer a la vida? Prefiero arrepentirme de algo que hice a arrepentirme toda la vida de no haberlo hecho. Es nuestro momento.
- La experiencia me dice que debo tener cuidado… pero yo te quiero tanto, Berta…
Ambos se acercaron sin titubeos y se abrazaron el uno al otro. Berta se acercó a su oído y susurró tranquila.
- Sebas, una vez alguien me dijo que las personas cuando comienzan están llenas de ilusión pero carecen de experiencia. Aquellos que con los años han conseguido experimentarse, pierden la ilusión. Pero los que consiguen vivir con experiencia e ilusión… corren el serio riesgo de pasar a la historia.
- … Hagamos historia, Berta
Y entonces se dio cuenta de que el bigote que siempre anduvo buscando lo tuvo desde el principio enfrente de sus narices.
Creo que es una frase BRUTAL para acabar un relato para niños
E aquí una mierda que escribí este verano sin internet y desconectado de la civilización.
Y no, no me dedico a esto en mi tiempo libre.
A ver niñas. Sé que todas queréis parecer muy molonas y tal pero si no os gusta algo que otra persona haya escrito (por ejemplo: la mierda que pegué en #443) respetad su esfuerzo pues este thread está para quitar el miedo a quienes sienten reticencias a publicar sus escritos. Y en caso de querer expresar una crítica que esta sea constructiva y con afán de ayudar.
Bueno, o trollead lo que os dé la gana; total, el mono que en realidad modera por mí va a meteros chocopunto igual.