Los esports a día de hoy no tienen tanta fuerza como para que los meta un partido político seriamente entre sus propuestas. Algúna orden/disposición puede caer pero es difícil.
¡Bienvenidos a barrio sésamo!
En el capítulo de hoy aprenderemos la diferencia entre elecciones regionales y nacionales. En las elecciones regionales se prometen nuevas infraestructuras y cambios en la reglamentación a nivel local.
Para cambios en las leyes nacionales (como, por ejemplo, cambios en la legislación laboral que cambie el status y los convenios laborales de los profesionales de esports) tenemos que esperar a... ¡¡¡lo habéis adivinado!!! ¡¡Las elecciones nacionales!! Muy bien.
En el próximo capítulo estudiaremos la diferencia entre "¿pero eso es un deporte? ¿hay gente de verdad que le interesa eso? xd xd" y "oye igual hay que empezar a prestarle atención a esto". ¡No se lo pierdan!
#60 Para que , si con leyes no se puede favorecer a empresas afines , en cambio la construcción de un estadio , puede volar los billetes
#64ratedx:con leyes no se puede favorecer a empresas afines
xd no que va
En serio, ni siquiera soy de Madrid así que me la pela. Pero estoy bastante seguro de que las opiniones mostradas aquí por muchos cambiarían sustancialmente si borraran la palabra "Errejón" del titular.
#66 Hay mil formas de favorecer empresas afines con leyes. Mira el impuesto a la energía solar que favoreció al monopolio de las eléctricas tradicionales. O los cambios en leyes del suelo para favorecer a determinadas inmobiliarias en ciertos terrenos.
Pero vamos, que si pensamos que cada vez que un político promete la construcción de una infraestructura es porque va a meterse dinero al bolsillo (y muchas veces así es) eso puede ir por todos (especialmente por otros partidos que llevan haciendolo décadas) Y no existe un solo partido que en campaña no prometa que va a hacer obras públicas. Así que la queja de "seguro que lo hacen para robar" pierde fuerza si todos lo pueden hacer para robar (y digo pueden, que luego lo hagan ya se verá). A menos que seamos tan ilusos como para pensar que el partido al que vamos a votar está limpio de toda posibilidad de amaño y ese al que odiamos seguro seguro que va a robarse todo el bote.