Llegaste a mi vida hace 15 años, cachorro, hembra desamparada que no tenías hogar. Te aceptamos, no os voy a engañar, con cierto recelo porque ya había tenido perro anteriormente, y se nos fue; tenía el típico pensamiento «no quiero más perros».
Muy poco tiempo pasó para darme cuenta que no tenía sentido pensar así, y cada vez el sentimiento hacia ti era más grande, día tras día, crecía una unión increíble entre nosotros.
Muchas horas de diversión, trastadas, paseos, viajes -incluso viajes internacionales!-, comilonas... Has tenido una buena vida, amiga.
Hace cosa de un año te detectaron un cáncer maligno, por desgracia sin tratamiento, que sabíamos acabaría contigo. Por suerte no has sufrido, la propagación tardó meses en llevarse a cabo, mostrabas rasgos de deterioro sólo para los que te conocieran bien. A pesar de la edad, tus ganas de vivir te empujaban con fuerza, mis ganas de querer hacer ese momento tardar lo máximo posible también algo ayudarían. Esta última semana ha sido cuando la extensión ha finalizado y el colapso era casi total. Este mediodía tu corazón ha dejado de latir, pero estará siempre latiendo en mi corazón.
Jamás te olvidaré, gracias por todo lo que me has dado.
Entre lágrimas te despido Luni. Adiós, amiga.