Tras muchos años jugando a Word of Warcraft comienzo, junto a los colegas de siempre, mis andanzas por los reinos de Eorzea.
Día 1: al turrón
Personalmente yo ya había jugado cuando lo lanzaron y viendo la de problemas que tenía en aquella época (macho, era imposible correrlo fluido) lo dejé aparcado.
Tras un día previo probando el juego (nada serio, sólo por ver cómo iba) decimos lanzarlos y compramos el juego base más la preorder de la última expansión (infinitas gracias a @Nherzogs por la ayuda).
Como servidor elegimos Moogle (ya teníamos un compañero jugando ahí desde hace unas semanas) y como raza... Bueno, tras las coñas decimos hacernos todos gatas (no había patos) y ponernos el mismo patrón de nombre. Ya sabéis, tíos de 30 tacos hechos y derechos. ¡Ah! También tenemos pensado el himno de nuestra futura hermandad.
Tras pulsar varias veces sobre el botón de Randomize me quedo con una apariencia al azar. Llega el momento de elegir clase y no me lo pienso demasiado: Thaumaturge (lanza bolas de fuego así que me vale). La parte más difícil, el nombre, ya la tenía pensada de antepata: Turbicat Doll.
Entro al juego (menudo coñazo que el launcher no guarde datos y haya que hacer clic en los mismos mensajes una y otra vez) y al instante destacan dos puntos: la música y la fluidez. La música ya lo sabréis: es la leche. En serio, da gusto ir por ahí dando vueltas con esa pedazo de banda sonora. Y la fluidez nada que ver con la versión antigua: gráficamente rocoso y muy fluido en todos los aspectos.
Sin más, me pongo a hacer misiones por la ciudad inicial: Ul'dah. Por lo que veo una ciudad sobria enclavada en un páramo desértico. Eso sí, grande de pelotas y un poco rara de navegar para un novato como yo. Pero bueno, nada problemático que no se arregle con un paseo mirando el mapa.
Como iba diciendo, me pongo a hacer misiones y decido no leer ninguna más allá de la pequeña descripción que ofrece el diario de misiones. ¿Por qué? Pues dos motivos: mi cerebro no computa que los NPC muevan la boca y no suene nada y quiero llegar al contenido grupal cuanto antes para disfrutarlo con mis compañeros.
Como en todos los MMO, las primeras misiones son de recadero (click derecho + Hand Over...) para hacerte el cuerpo al juego a la ciudad y el juego en sí mismo. Una de estas misiones me lleva a algo llamado The Goblet. Nada más entrar veo que es una zona de ricachones con mansiones opulentas. Pongo pies en polvorosa porque soy un sucio pobre. Todavía.
Paso rápido por ellas y salgo a Thanalan a partirme la boca con los primeros jabalíes abejas gordas. La sensación del combate no podría ser mejor y al ser mago, el GCD aumentado con respecto a WoW no me supone un impedimento.
De lo que me doy cuenta es de que la interfaz no me termina de convencer debido al exceso de información: daños, críticos, efectos alterados, flechas de aggro, barritas por aquí, barritas por allá... Y a la ausencia de elementos a los que estaba acostumbrados: porcentajes de vida en los enemigos, vida máxima y mínima, etcétera. Así que dedico un tiempo a ponérmela al gusto e instalo de paso esta modificación: Darksteel UI.
Un poco más cómodo sigo con la aventura y descubro dos apartados que me han encantado: FATE y Hunting Log. El primero no puede evitar recordarme a los rifts del RIFT (hhhehhehe) y el segundo hace que me pase un buen rato yendo de aquí para allá dando caza a los bichejos que manda. Una buena forma de amenizar la subida de nivel, sí señor.
Para mi sorpresa, y tras subir unos cuantos niveles, se introducen otras dos características que me parecen increíbles: el listado de misiones por completar en ese área y las Levequests.
El primero es el sueño de cualquier completionist y algo que en otros MMO existe en forma de herramientas de terceros (mucho menos cómodo). El segundo... Éste sí que me ha sorprendido: misiones personales por tiempo donde la recompensa viene dada por tu rapidez y la dificultad que eliges.
La primera levequest consiste en matar a una especie de hidra muy mala que se encuentra en un pequeño río. Llego a su zona y le planto cara a pesar de tener un nivel más que yo (atención a los keybinds inexistentes).
La pobre intenta huir en mitad del combate pero no tiene mucho brío en las piernas por lo que acaba chamuscada.
Al acabar, me ofrece la posibilidad de teletransportarme al inicio de la misión (menuda comodidad) para entregarla. Procedo a recolectar mi recompensa y... Mantenimiento.
Nos vemos el próximo día con la que espero que sea la primera mazmorra.
Día 2: hay vida tras el mantemiento
Pues comenzamos el segundo día de la aventura con la descarga de la ansiada expansión tras el mantenimiento de 24 horitas. Nada más y nada menos que 20 GB, así que a trabajar un poco mientras se descarga.
Una vez descargado, y antes de entrar, he instalado el FFXIVQuickLauncher
. Para quien no lo sepa es un launcher del siglo XXI (no como el original) por lo que es rápido, te guarda la contraseña, tiene autologin, etcétera.
Ya dentro del juego veo que han cambiado la pantalla inicial y la música a una mucho más ominosa. Pulso sobre START y a esperar otro buen rato por la cola. ¿Servirá el truco de cancelar y volver a darle? Pues no, no sirve. Eso sí, un punto positivo a Square Enix, porque más allá de la cola, no he tenido problema alguno.
Nada más entrar me doy cuenta de que me falta una de las barras (TP) y que mi barra de maná ha crecido exponencialmente. Ahora tiene más sentido, la verdad.
Esta vez decido continuar con la historia principal (quiero mi chocobo a nivel 20), pero antes que nada inicio una levequest a ver si esta vez me doy cuenta del cofre de recompensa. Al llegar a la zona y mirar un poco lo veo, lo cojo y termino la misión rápidamente para máximo beneficio.
Quitádome esa espinita, sigo mi periplo por el mundo, esta vez contra piratas o yo qué sé. En el transcurso de esas misiones el juego me avisa de que he desbloqueado dos nuevas características: Duty Finder y Hall of Novice. Pero antes de probarlas reviso el equipo porque seguro que tras este rato de aventura tengo algo que me mejora.
Efectivamente, tengo cuatro piezas que me mejoran. Dios bendiga el botón de equipo recomendado. Me los equipo, y para mi sorpresa, ahora llevo las típicas gafas de waifu sexy:
Sin más dilación, inicio la cola del primero (sin demasiado tiempo de espera a pesar de ser contenido de nivel bajo) para probar las dos mazmorras de tutorial, las cuales completamos sin problema ya que son muy sencillitas.
Finalizadas estas mazmorras introductorias me dirijo a la ciudad para completar el Hall of Novice ya que me habían comentado que daba un conjunto de equipo y un anillo de XP aumentada. La primera prueba es algo que mucha gente, tras 15 años de WoW, todavía no tiene claro: el fuego no da celeridad.
Las siguientes pruebas las paso sin dificultad ya que tengo la pantalla del PC encendida. Una vez hechas todas, me llevan a un escenario de combate real donde deberé enfrentarme a peligrosos enemigos: un pollo obeso.
Una vez tenemos el plato principal para la cena, me dan la última pieza del equipo y el anillo de experiencia. Me sorprende que el conjunto de novato se vea tan chulo, esperaba algo más cutre.
Ya que ando por la ciudad, mi compañero Panicat Doll me informa de que ya puede crear una hermandad y que tenemos que elegir un buen nombre para ella. Como no podía ser de otra forma escogemos un nombre rolero y serio: Cats on Duty (CoD).
El proceso de creación es igual al que tiene el WoW: pagas, te firman los estatutos tres personas y se crea tu hermandad. Espero a que llegue mi GM y firmamos con sangre:
Charlando un rato con él, me informa de que puedo hacer attunement a todos los cristales que quiera y teletransportarme a ellos pagando una pequeña cantidad de gil. De puta madre, yo como un tonto pensando que sólo podía tener uno asignado (hola piedra de hogar). Menudos pateos me voy a ahorrar a partir de ahora.
Además, en este rato por la ciudad me doy cuenta de que necesito dos cosas: la mascota del gato gordo y la montura del pollo obeso. Se convierten en mi principal objetivo. Salvar Eorzea puede esperar.
Como parece que no podré conseguirlos pronto, sigo con la misión principal a la vez que avanzo un poco las de taumaturgo que las tenía olvidadas. Ambas cadenas tienen algo en común: están llenas de la raza de niños raros y uno en especial es bastante espeluznante (ya os lo presentaré más adelante).
La misión principal se torna bastante interesante y tras matar a un invocador que portaba un cristal corrupto continúo con la tarea: ni más ni menos, se me cita para una recepción real. Pues nada, vuelta a Ul'dah.
Nada más llegar, me dirijo a la recepción real, no sin antes ponerme mis pendientes de lujo para que me dejen pasar. Una vez dentro de la fiesta veo que está el personaje espeluznante del que os hablaba antes y viene directo a meter fichas el muy creepy.
Por suerte, aparece en escena un bicharraco: Raubahn ("Rabón" para los amigos) portando en su hombre a una niña enana que me resulta familiar. ¡Coño, si a esta la salvé del ataque de un gólem en una de las primeras misiones y resulta que es la reina! Todos me felicitan y me mandan a Gridania, para lo cual tendré que coger el transporte aéreo.
Tras desbloquearlo y coger el barco, veo como todos se despiden de mí desde el muelle y comienza una cinemática de la guerra contra el Imperio donde me presentan al Darth Vader de Eorzea. Muy chulo, la verdad.
Por fin llego a Gridania, donde comienzo dos misiones con una recompensa MUY jugosa: dos bailes nuevos. Aprendo uno de los bailes y me presento ante una señora vestida de blanco que quiere hacerle un homenaje a las víctimas de la batalla de Cartenau (la de la cinemática) que se ve que la espicharon unos cuantos.
La moza esta me manda a una nueva ciudad: Limsa Lominsa (menudo nombre). Al llegar a Limsa Lominsa me doy de que por el camino se me han caído las FPS. Madre mía, esto está a reventar de gente y rasca que da gusto.
Un poco de charloteo por aquí y por allá y vuelta a Gridania para completar lo que sería la primera parte de esta aventura.
Para acabar el día decido completar lo poco que me queda del hunting log lo cual me lleva de vuelta a Ul'dah. En una de las escaleras veo que hay un señor elegante que quiere enseñarme el baile que me falta: baile de salón. Me dispongo a bailar con él, pero una attwhore semidesnuda tiene que interrumpirnos porque necesita atención la muy zorra.
La despachamos rápido y voy a completar las cacerías que faltan que, además, me llevan a una zona que no había visitado: *Eastern Thanaland".
Un poco de matanza por aquí y por allá y doy por finiquitado el segundo nivel de las cacerías de taumaturgo.
Y como ya es un poco tarde, me despido de vosotrs hasta el siguiente día. Un beso de vuestra querida Turbicat Doll.
lolwut
Día 3: día de mamoneo mazmorreo.
Los sábados no tengo mucho tiempo para ludar así que decido centrarme en la historia principal ya que vienen mazmorras. La primera mazmorra que se nos presenta en la historia es Satasha Seagrot. Nos dirigimos hacia ella para acabar con la amenaza pirata. Al llegar, esperamos a que nuestro grupo esté completo y nos metemos del tirón.
La mazmorra en sí no supone ningún problema. Los diferentes pulls que la pueblan no hacen nada especial y los jefes, a excepción del último, no tienen ninguna mecánica. Aún así, es una buena introducción para los novatos.
Habiéndole dado matarile al lagarto, nos mandan directamente a acabar con un culto que se encuentra en la cripta de Tam-Tara Deepcroft.
De nuevo, una mazmorra muy sencillita, pero el último jefe ya incorpora una mecánica: tienes que matar a unos murciélagos que lo hacen invulnerable. Con nuestra pasmosa habilidad no tenemos problema alguno y la completamos del tirón.
De nuevo, la misión principal nos manda seguidamente a la tercera mazmorra: Copperbell Mines. Que por cierto, mientras esperaba en la ciudad a que saltara el duty finder me he dado cuenta de que puedes usar los cristales azules para viajar rápido por la ciudad. Sí, a estas alturas.
Esta mazmorra sí que me ha sorprendido para bien. Para ser una mazmorra de nivel bajo tiene detallitos que la alejan de la típica "coge todo y pa'lante". Hay que buscar pólvora, detonar ciertas paredes, usar ascensores... Además, ya empiezan a aparecer los primeros grupos que hacen habilidades y algún jefe que otro más elaborado.
La entra en escena del último jefe es espectacular, aunque su mecánica es muy sencillota: matar al bicho que sale de la puerta antes de que termine de picar la pared.
Sin más, cae ante nuestro inmenso poder y con esto finalizo el día. ¿Chocobo e Ifrit mañana? Quién sabe.
Día 4: back in black
Como viene siendo la tónica de estos días atrás, comienzo la jornada de aventuras siguiendo la campaña principal. Si recordáis, habíamos dejado finiquitadas las tres primeras mazmorras y una vez acabada Copperbell Mines nos dirijimos a entregar la misión. Mientras la entregamos se escuchan unos gritos de apuro que provienen del exterior y lógicamente no puedo hacer oídos sordos (imposible con las orejotas de gato).
Al salir a la calle, unos rufianes están acosando a una damisela en apuros que todavía no conoce la existencia del 016. Se ponen farrucos y acabo dándoles matarile a base de fuego.
Intento hacer la tijera con la damisela (coño, la he salvado) pero por la cara que me pone de resignación no veo yo que vaya a funcionar.
Visto lo visto, continúo mi aventura, la cual me manda a hablar con una tal Momodi sobre algo de los Scions of the Seventh Dawn. Al hablar con ella, desbloqueo el sistema de Retainers al cual no le hago demasiado caso por ahora aunque me recuerda, en cierta manera, a la mesa de seguidores del WoW. Tras esto, me mandan a tomar por culo a la izquierda (concretamente a The Waking Sands).
Al llegar allí, me presento ante Minfilia (esta tiene voz, cosa no muy normal por Eorzea), la cual está metida en la investigación de unos sacerdotes chungos que han raptado a una serie de personas.
Me comentan que tienen sospechas de un tal Ungust así que comienzo la investigación: unas preguntas por aquí, unas hostias por allá. Ya sabéis, lo típico. En mitad de este CSI Eorzea me doy cuenta de que se puede hacer Hand Over de los objetos de forma rápida haciendo clic derecho en la ventanita que sale.
Siguiendo con la cadena de misiones un ruido que no esperaba escuchar en Eorzea me sobresalta. Giro la cámara y veo un coche que, por su apariencia, se ha obtenido usando el truco de howdoyouturnthison.
Proseguimos y cada vez está más claro que Ungust es el sacerdote detrás de estos secuestros, así que le preparamos una trampa para cazarlo con las manos en la masa. Al descubrirse el pastel, parece arrepentirse y nos dice de reunirnos con él para enseñarnos quiénes son los malos de verdad. En realidad el cabrón nos la juega y nos mete en mitad de unos maromos negros que nos acaban atrapando.
Nos dejan inconscientes y al despertar, vemos que estamos en una cueva subterránea. Nos amarran del brazo y nos llevan a una explanada donde pretenden sacrificarnos a su "dios". Por desgracia, la misma misión te hace spoilers de quién va a ser este dios...
La presentación de Ifrit es espectacular y para sorpresa de todos los presentes, no nos afecta su control mental ya que "tenemos otro dueño" (el cristalito ese azul tiene la culpa, seguro). Ifrit se cabrea y nos intenta mandar al otro barrio.
El encuentro contra Ifrit es el mejor hasta la fecha: lleno de áreas, efectos y mecánicas que, de no hacerlas, afectan bastante al grupo. Gracias al Hall of Novice consigo esquivar todas las áreas /s.
El único consuelo que me queda es que conseguimos derrotar a Ifrit, asimilo su cristal rojo y topeo el Recount (muy importante).
Por desgracia, parece que no estábamos solos y unos soldados del Imperio nos observaban con demasiado interés. ¿Qué querrán los Power Rangers rojo y blanco? A saber.
Pero bueno, derrotado el primer Primal (sí, ya me habían dicho que hay más) y resuelto el tema de los secuestros vuelvo con Minfilia. Una vez en su cuartel veo que hay tres señores trajeados, los cuales pertenecen a diferentes compañías y a las cuales me tengo (en realidad me obligan) que unir. Analizadas las tres, decido unir fuerzas con los Red Ribbon porque a quién no le gustan las waifus vestidas de uniforme militar.
Firmado el papeleo me ofrecen un regalo de bienvenida: mi propio chocobo. Aprieto el culo y voy corriendo al criador de chocobos. Tengo claro su nombre y por ende, su destino: Magret.
Ya con mi compañero plumífero a mi lado decido seguir con las misiones. Esta vez por un frondoso bosque donde se han colado con el fertilizante.
Ahora toca darse a conocer a un pueblo de hadas del bosque que tienen pasión por la danza. Ocho putos bailes hay que hacer. Ocho. Así que nada, a hacer de recadero para los bailarines estos. Por suerte, voy con mi querido Magret (sí, acabo de descubrir el "modo foto").
Yendo de arriba para abajo alcanzo el nivel 30 y me avisan de que ya tengo disponible mi clase: Black Mage. Ni corto ni perezoso voy pitando a Ul'd'ah para comenzar las misiones pertinentes. Al llegar allí, mi falafel preferido, Cocobuki, me comenta que han conseguido adivinar dónde se encuentra su hermano (el poseído por el void). Como no podía ser de otra forma toca ir a rescatarlo.
Al llegar a la cueva donde está nos lo encontramos torturando y matando a unos pobres inocentes. Joder con el crío.
Tras un intercambio de hechizos con su hermano mayor, Cocobuki, éste cae derrotado y se revela la verdadera apariencia del void-sent que lo había poseído. Melafó.
Menos mal que iba con mis valientes falafeles porque si no, la súcubo pilingui me hubiese seducido.
De vuelta a Ul'dah y salvado al falafel parece ser que necesito algo más para ser un mago negro. Debo investigar una brecha del void, echar la sangre de la súcubo a través de ella y cerrarla. Sin más, me dirijo al lugar de la fisura y tras derrotar a los enemigos, me sobresalta otro negraco el cual me cuenta una historia de que soy el elegido y que ya lo entenderé. Me da una runa y se pira como ha venido.
Con la runa en mi poder vuelvo a Ul'dah (otra vez, sí) para informar a mis superiores. Mientras charlo con uno de ellos, y sin previo aviso, aparece Vivi en escena para decirme que tengo que abrazar la oscuridad hasta estar painted black. Parece que no se lleva muy bien con el resto del gremio así que conforme vino se fue.
Asciendo a Black Mage y acabo el día. Nos vemos en el próximo capítulo.
Día 5: recadero intensifies
Siguiendo con la aventura nos adentramos más en la historia de las hadas del bosque y los follones que tienen. La verdad es que esta parte de la historia no me atrae nada así que paso volando por las misiones intentando completarlas lo más rápido posible.
Llegados a un punto de la historia me mandan investigar una nueva mazmorra: The Thousand Maws of Toto-Rak.
Una mazmorra bastante interesante donde deberemos ir recogiendo motas de energía oscura para ir avanzando. Llegando a la cámara del jefe final, nos encontramos con el mismo tío de la máscara roja y el traje negro de la cinemática inicial del juego. ¿Qué estará tramando el cabrón? Nada bueno.
Respecto al jefe final, un escorpión, tiene ya diversas mecánicas que lo hacen más divertido. Al matarlo y de uno de los capullos del techo, sale un hada más vieja que la Duquesa de Alba. Parece que llevaba ahí un buen tiempo en barbecho y quiere volver con su gente.
En lo que vuelvo al poblado de las hadas me desvío para terminar las misiones de mi chocobo y así poder usarlo de compañero. Una vez finalizadas y con mi fiel Magret a mi lado, continuo pateando Eorzea llevando recados. Sí, otra vez tengo que volver a visitar a Minfilia y esta vez ha perdido la voz (se le nota que está preocupada por esto).
Llegando a sus aposentos se escuchan ruidos de discusión (en realidad me los imagino porque no tienen voz) desde fuera. Entrando me cruzo con un tío/tía que supongo yo que será con el que se estaba peleando. ¿Tiene rabo o no? Es imposible saberlo.
Hablando ya con Minfilia me comenta que el hombre enmascarado que encontré en la mazmorra ha sido visto fugazmente en algunos sitios. Ni corta ni perezosa me manda que vaya a investigar por el mundo a ver si lo encuentro. Qué remedio, toca ir preguntado y empezamos por los morenitos (ya sabéis, si tiene piel oscura es sospechoso).
Entre idas y venidas no saco en claro quién puede ser el enmascarado. Eso sí, las panteras negras cicladas nos vuelven a atacar no vaya a ser que nos olvidemos de ellas.
Visto que los morenitos no tienen ni idea vuelvo con mi querida Minfilia, la cual ya empieza a estar hasta las pelotas de mí.
Una vez más, tenemos que volver con las hadas del bosque porque parece que el hombre enmascarado se ha avistado por allí. En este punto me doy cuenta de que puede usar el teletransporte desde el mapa con clic derecho y no tengo que abrir el menú para ello.
Llegado a mi destino veo que las hadas tienen sus propios problemas y me piden que investigue una serie de muertes. Estas muertes, ni más ni menos, sospechan que las ha cometido Ziz. ¿Cómo coño es esto posible si está en el Olimpo de los dioses?
Sorprendido me dirijo a la zona indicada y veo, para mi alivio, que son unos pájaros que han nombrado en su honor. Menos mal.
Una vez los he curtido vuelvo a comentárselo a Aideen, la cual me informa de que ha habido más muertes y que debo ir hacia el este a investigar. Llegados al punto, me encuentro el cadáver de una doncella. Esta seguro que no se niega como la damisela en apuros de hace unos días.
Por desgracia, al acercarme, un bicharraco aparece de entre las sombras y se lanza a por mis carnes. Nada que no se solucione con un poco de fuego. Siguiendo con la cadena de misiones parece ser que todas las víctimas son bellas doncellas y cada vez está menos claro que los ejecutores sean simples bestias que pasaban por allí.
Avanzando en la investigación me entregan un botón que encontraron en la escena de uno de los asesinatos. Preguntando por aquí y por allá parece que un tal Ursandel lleva uno idéntico en su capa.
Como no podía ser de otra forma, interrogo a Ursandel y ante la presión revela que sabe de quién es el botón. Perteneció a una tal Lady Amandine. Una bella señora que fue desfigurada durante la Calamidad y que ahora se dedica a hacer rituales de rejuvenecimiento en su mansión así que toca ir a Haukke Manor a partirle los morros. Pero eso será otro día.
Día 6: finiquitando la tarea
El último día nos quedamos a las puertas (literalmente) de investigar Waycrest Haukke Manor así que nos ponemos manos a la obra.
Una mazmorra con una gran ambientación y una música muy buena. Como es costumbre, ninguno de los jefecillos presenta ninguna dificultad a excepción del último donde casi wipeamos por obviar las mecánicas del encuentro.
Finiquita la guarrindonga asesina de doncellas, y antes de irnos de la mazmorra, vuelven a aparecer los de las máscaras, haciendo mención a su líder y lo interesado que se encuentra por nosotros.
Les pongo mi mejor cara de "os voy a matar" y no pueden hacer otra cosa que salir pitando.
Un día corto porque la vida real requería atención. A ver si puedo darle un buen achuchón a las misiones para mañana.
Día 7: adiós lechuguita
Cerrado el problema con la loca de la mansión volvemos con Minfilia que se encuentra bastante preocupada por estos enemigos escurridizos (los enmascarados).
Después de darnos el chapazo con temas intrascendentales nos dice que un grupo de kóbolds están intentando resucitar a Titán, uno de los primigenios más destructivos. Para llegar al fondo del asunto contaremos con la ayuda del equipo A, capitaneados por la gata de acento británico.
Para conseguir nuestros objetivos deberemos reunir a la "Compañía de los Héroes" la cual consiguió derrotar a Titán y Leviatán la primera vez que aparecieron en Eorzea. Como nadie sabe nada de ellos comenzamos la búsqueda en base a unos rumores que nos llevan a una zona costera plagada de molinos de viento (Cádiz, supongo).
Allí nos encontramos con un pirata que afirma ser un miembro retirado de la susodicha compañía.
Después de hacer unos recados para el piratón este, nos empezamos a dar cuenta de que su historia no encaja. Tras pegarle a unas piedras el pobre se derrumba y nos confiesa que nos ha mentido.
Para intentar redimirse nos da unas pistas que nos llevan a Costa del Sol, paraíso de vacaciones. Aquí conozco a Landanel el cual, lógicamente, no me va a ayudar desinteresadamente. Quiere que prepare un banquete de los víveres más raros y peligrosos de obtener. Concretamente él quiere un huevo de tortuga adamantina.
En mis idas y venidas haciendo recados y cosas sin importancia para Landanel, descubro un par de sitios bastante chulos.
Siguiendo con el hilo, conozco a una serie de personajes que, curiosamente, también me mandan a buscar comida. Uno de ellos quiere el queso tostado del Mercadona. En realidad no quería mandarnos esa tarea ya que lo iba a traer Brayflox (el bichejo de la foto).
Por desgracia, parece que algo le ha pasado al goblin y su gente por lo que nos dirigimos a "Brayflox's Longstop", la ciudad goblin.
Ya en la introducción sale un dragón así que nos podemos imaginar cuál será el jefe final. Avanzamos por la mazmorra sin problema y al llegar al final vemos que efectivamente, el jefe es un dragón. El cabrón tiene más mecánicas que algunos jefes del WoW.
Lista esta mazmorra conseguimos lo último que nos faltaba: el vino. Teniendo ya el banquete listo nos revelan que todo era una prueba para ver si era digno de la Compañía de Héroes y que los que me han estado usando de Glovo son, ni más ni menos, los componentes originales. Pero vamos a ver, cómo coño no voy a ser digno si tenéis en vuestras filas al niño este:
En fin, que ahora tengo que ver cómo leches entrar en la guarida de Titán y darle matarile. Para ello, tengo que contactar con Riol, el único que sabe cómo entrar actualmente.
Para entrar necesitamos energizar una "beastman aetheryte" que no es más que un cristal azul tirado en mitad del bosque.
Como en la actualidad no tenemos la tecnología necesaria, nuestra querida Y'sthola debe quedarse fuera haciendo sus cosas de maga. Sí, no vaya a ser que entre a partirse la boca contra Titán.
La pelea, al menos en esta dificultad, es 100% trabajo del healer ya que hay muchísimo daño inevitable. Por suerte tenemos un healer que es cinnamon in branch y no tenemos problema alguno en librar a Limsa Lominsa del futuro ataque de Titán.
Como ya es norma, los Power Rangers nos estaban vigilando. Esta vez le tocaba el turno al Power Ranger rojo, el cual resulta que es amigo del tío de la máscara. Por suerte, Y'shtola llega en el momento oportuno, y escondida, consigue verlos.
Una vez que reporto mi victoria en Limsa Lominsa vuelvo a informar a mi querida Minfilia. Al entrar en el cuartel me encuentro con que todos están muertos. Avanzo hacia su habitación temiéndome lo peor. Y no es peor, es aún peor. Han matado a Lechuguita. Mi corazón se rompe en mil pedazos.
En sus últimos estertores, Lechuguita consigue relatarme lo ocurrido y cómo han muerto todos a manos de la Power Ranger blanca (bueno, blanca y negra porque es un flashback). Al menos Minfilia se ha salvado y sólo se la han llevado captiva.
En mi cabeza sólo tengo un pensamiento: Joffrey, Cersei, Walder Fray, Power Ranger blanco, Power Ranger rojo...
Me recompongo de este duro golpe y nada más salir de los cuartales se me olvida todo porque veo una putísima ballena voladora. Así no hay quien se centre con las misiones.
Después de admirarla un poco, recobro el sentido y vuelvo a la tierra natal de Lechuguita para presentar mis condolencias a sus iguales.
Tras esto, y con la ayuda de los sacerdotes liderados por Marques, doy sepultura al resto de fallecidos en el asalto al cuartel de los Scions. Para mi sorpresa, Alphinaud Leveilleur, irrumpe en la iglesia y revela que uno de los sacerdotes a los que he estado ayudando es, ni más ni menos, el mismísimo Albert Einstein Cid Garlond, héroe de la Calamidad y desaparecido desde entonces.
El pobre parece que había perdido la memoria pero esta revelación le sacude las entrañas y empieza a recordar... Tenemos que buscar su nave de guerra, el Enterprise (no el del capitán Spock). Pero esto lo dejamos para otro día.
Día 8: simulador de Glovo
La actualización de hoy será corta ya que TODAS las misiones que he hecho me han parecido un coñazo y de poco interés, la verdad.
Si os acordáis, en nuestro último día acabamos la aventura metidos en el fregado de encontrar el barco de Cid y por ahí seguiremos. Nos montamos en Magret y a la faena. Por el camino decido desactivar la música de montura (me estaba cansando) al igual que la de combate para así disfrutar de la banda sonora de cada zona.
Dale que te pego llego a Dragonhead donde conozco a Lord Haurchefant. El pobre está un poco descompensado.
Para ganar su confianza debo derrotar a tres de sus caballeros, cosa que no parece demasiado complicada. Los busco por la zona y les piso el cuello sin demasiada dificultad. Ahora que Lord Haurchefant se fía de nuestras habilidades nos pide ayuda como investigadores (una vez más) para destapar un marrón que tiene entre manos.
Unos cuantos pateos de arriba pa'bajo y destapamos el pastel del falso inquisidor Guillaime. La verdad, con esta cara no sé cómo los ha podido engañar.
Una vez más, le partimos la cara pero consigue huir en el último momento. De vuelta a la ciudad nos encontramos con nuestro andrógino Alphinaud que casualmente pasaba por allí. Nos hace saber que uno de los caballeros rescatados ha dado varios detalles de la trama de corrupción que no cuadran así que nos vuelve a tocar investigar.
Ya fuera de la ciudad, llegamos a la ubicación descrita por el caballero y somos asaltados por unos bichos del averno. Nos deshacemos de ellos y encontramos el cadáver del verdadero inquisidor Guillaime. Antes de presentar el caso ante el regente de la zona, Lord Drillemont, tenemos que buscar pruebas para determinar quién carajo es el impostor.
Preguntamos a varios testigos, encontramos algunos rosarios draconianos y sentenciamos que el impostor es un hereje. Con estas pruebas irrefutables es hora de que la banda se presente ante Lord Drillemont.
Pero claro, Lord Drillemont no va a soltar prenda hasta que lo ayudemos. Pero eso tocará otro día porque el pobre Magret está reventando de tanto pateo y yo estoy hasta las narices de tanta misión de mierda.