Banda sonora:
Un año más, el mes de mayo nos trae consigo el mayor espectáculo de las carreras. Como lleva sucediendo, con contadísimas excepciones, desde los albores de las carreras de coches sin caballos, el memorial weekend será testigo de cómo 33 pilotos compiten durante 500 millas para ver su cara tallada en el trofeo Borg-Warner, y por poder saborear la leche de la victoria. Ya con todas las gradas del Indianapolis Motor Speedway abiertas para el público, recuperamos la normalidad en casi todos los aspectos. Desgraciadamente, principalmente por falta de personal, no se ha podido contar con más de 33 coches para esta carrera, así que no tendremos bump day, pero por lo demás deberíamos ver una edición con todo lo que se espera de este evento.
Echar un vistazo a los nombres que participarán difícilmente podría ilusionar más. Tenemos a un total de ocho ganadores previos de la carrera tomando la salida el domingo. De ellos, hay que destacar sin duda al brasileño Hélio Castroneves, quien tiene cuatro coronas, compartiendo récord con AJ Foyt, Al Unser y Rick Mears. Es, además, el vigente ganador de la prueba. Si consiguiera defender su victoria, sería el primer piloto en lograr cinco triunfos. Tenemos también a varios pilotos muy potentes que no han ganado nunca, como el campeón de la serie Álex Palou, los rapidísimos pilotos de Penske Josef Newgarden y Scott McLauglin o el rápido pero inconsistente Colton Herta.
No podemos olvidarnos de los novatos, con un total de siete debutantes en la prueba. Sin duda, el francosuizo Romain Grosjean y el estadounidense Jimmie Johnson se llevan todas las miradas en esta categoría. Ambos pilotos compitieron en la IndyCar la temporada pasada, pero se saltaron los óvalos por su peligrosidad (Aunque Grosjean terminó participando en Gateway), pero los dos se han animado este año e intentarán besar los ladrillos. Quien sí se deja los óvalos este año es la colombiana Tatiana Calderón, que después de una decente actuación en el Gran Premio, no se volverá a subir al coche hasta Detroit. Sumado a la ausencia por falta de coche de Paretta Autosport, equipo cuya piloto es Simona de Silvestro, a los que veremos en alguna otra carrera del año, esta será la segunda edición desde 1991 sin mujeres inscritas, y desde 1999 sin mujeres en la parrilla, sumando otra más a la edición de 2020 marcada por la pandemia.
Otro tipo de piloto que suele visitar Indianapolis es el piloto mítico semirretirado, o no tan mayor pero con poco presupuesto, que intenta dar el último extra para conseguir el ansiado triunfo, o añadir alguno extra a su colección. En esta categoría tendremos al incombustible Juan Pablo Montoya, ganador en 2015 y en... ¡1999! A Ed Carpenter, que sigue buscando la suerte que se le escapa, a Marco Andretti, buscando el triunfo en una de las pocas pruebas en las que ha demostrado talento con cierta consistencia, y romper de paso la maldición de los Andretti, o a JR Hildebrand, que sigue teniendo pesadillas con la edición de 2011.
La prueba de las 500 millas es una de las más longevas del automovilismo, sino la que más, siendo disputada desde el año 1911, 39 años antes de la primera edición del Campeonato del Mundo de F1. Una prueba cuyo legado se puede encontrar en todo el mundo, desde los circuitos de Formula 1 a los pequeños óvalos de tierra, y que cimentó su caracter único y mítico ya desde aquella primera edición, ganada por un coche muy especial. En la época, los coches de carreras llevaban dos personas a bordo, piloto y mecánico, quien también hacía de spotter. Ray Harroun apareció en la carrera con un coche que tenía un novedoso dispositivo especial que le permitía correr solo: ¡un espejo retrovisor! De ahí en adelante, estos coches empezaron a llamarse Indy specials, luego Indy cars, y lo demás es historia. Solo se ha visto interrumpida por las guerras mundiales, y, por ahora, se ha podido conseguir que siga siendo así. Promocionada, no sin falta de razón, como The Greatest Spectacle in Racing, es, como ya sabréis considerada una de las tres pruebas que forman parte de la Triple Corona del Automovilismo, junto con el GP de Mónaco, habitualmente disputado el mismo día unas horas antes y las 24h de Le Mans, algo menos de un mes después.
El circuito
El óvalo de Indianapolis es un circuito único y lleno de historia. Construido originalmente como un circuito de pruebas en el que se iban a disputar carreras, con una superficie de grava. En una época en la que la mayoría de carreras eran pruebas de resistencia bastante largas, en muchas ocasiones punto a punto, entre dos ciudades o por carreteras secundarias, un trazado permanente tan rápido como este adquirió categoría de clásico instantáneamente, y fue poco a poco afianzándose como una de las instalaciones de referencia en el automovilismo de competición, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Ha sido modificado progresivamente con el objetivo de aumentar la seguridad y hacerlo apto para los cada vez más veloces bólidos, siendo primero pavimentado con ladrillos, cuando se ganó el apodo de "Brickyard", y finalmente completamente asfaltado en 1961. ¿Completamente? ¡No! Como los galos contra los romanos, un pequeño tramo de una yarda de ladrillos sigue resistiendo, a modo de recuerdo, sirviendo como línea de meta y como lugar de otra de las tradiciones: besar los ladrillos al ganar la carrera.
A pesar de que a nuestro poco experto ojo europeo todos los óvalos puedan parecernos iguales, nada más lejos de la realidad. Indianapolis es único en varios aspectos, y tiene un carácter propio muy marcado. Para empezar, es lo que normalmente se llama un "superspeedway", es decir, un óvalo muy largo, de más de 2 millas (3.2 km), concretamente, de 2.5 millas (4 km). Esto significa que es un circuito en el que se alcanzan de forma continuada velocidades extremadamente altas, y en el que el freno solo se pisa para entrar en boxes. Por otro lado, es un circuito bastante plano, con tan solo 9º de peralte, frente a los 33º que podemos encontrar en Talladega. Como principal factor diferenciante final, tenemos que tiene cuatro curvas físicamente diferenciadas, lo que no es normal en los óvalos, que suelen tener solo dos curvas, y a veces un pequeño y suave vértice en meta que rara vez se contabiliza como curva.
Formato de clasificación
Como esta prueba tiene un formato de clasificación un poco especial, hago aquí una explicación resumida. En la sesión larga de clasificación del sábado, cada piloto sale y hace un intento, el orden es por sorteo. Cada intento consiste en cuatro vueltas lanzadas seguidas, y se toma la velocidad media de las cuatro. Una vez todos los pilotos han hecho un intento, pueden volver a salir para hacer más, teniendo dos opciones para ello, el carril lento, y el rápido. Los pilotos del carril rápido tienen prioridad, pero cuando salgan a hacer el nuevo intento, pierden el anterior. Los del carril lento no saldrán mientras haya gente en el rápido esperando, pero pueden conservar su mejor intento.
Una vez terminado el día, se quedan bloqueados los puestos del 13 al 33, ambos inclusive. Los doce primeros saldrán el sábado a hacer un único intento, cerrándose los puestos del 7 al 12. Los seis primeros volverán a salir una última vez para decidir la pole y el orden de las dos primeras filas, ya que, recordemos, la salida se toma en fila triple y no fila doble como es habitual en el resto del campeonato y prácticamente en todas las carreras de coches del mundo.
Pilotos y equipos
Spotter Guide
No hay aun
Horarios
TODAS las sesiones se podrán ver, ya sea a través de movistar, que normalmente retransmiten la carrera y la clasificación, o del servicio IndyCar Live para aquellas sesiones que movistar no televise.
On Board
Para saber más...
Si queréis saber más sobre la Indy500 en particular y sobre el IndyCar en general, podéis seguir el hilo oficial del campeonato, donde intentamos comentar todas las carreras, en función de lo que nos permite el horario. Muy recomendado leer también el OP del hilo, para obtener más información en general acerca del campeonato.
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