“¿Es rápido? Bueno, te da 300cv, que es como 200cv menos de lo que BMW saca de un motor de igual tamaño. Pero sin embargo acelera de 0 a 100km/h en 5 segundos y llega a 240 de velocidad máxima. No está mal para un carro de bueyes. Pero para los estándares europeos, éste coche es basura. Su motor tiene una increíble capacidad despilfarradora que convierte la gasolina en nada; no podría recorrer media carretera nacional sin quedarse sin frenos, y tiene la agilidad de un burro recién nacido.”
“Hé aquí la cuestión. ¿Cómo es que una industria masiva como la americana no puede hacer lo que es básicamente una tostada de mantequilla? Un coche ligero, con brío, con un motor delante, un techo plegable en el medio y un par de ruedas propulsoras detrás? Lotus puede hacer un coche deportivo usando nada más que una bañera fundida y el motor de un Rover. Alfa Romeo puede hacer un deportivo con acero tan fino que puedes leer a través de él y un motor que no se enciende. […]
“Entonces, ¿cual es el problema de América? (…) siempre han visto el coche como una herramienta: nada más que una alternativa al caballo (…). En Europa hablamos del diseño y de lo rápido que acelera un coche. En América hablan de cuántos carros de caballos pueden tirar sus pick-ups y cuánto par-motor produce su motor.
Si tienes la suerte de encontrar allí a un aficionado de los coches deportivos, realmente sólo le interesará cuantos “G’s” puede generar en las curvas, mientras que aquí a cualquiera que le corra gasolina por las venas no le interesa en absoluto el agarre, sino sólo lo que pasa cuando lo pierdes y el coche “se está yendo”. Es entonces cuando estás en el mundo de la conducción. Un mundo donde la habilidad, y nada más, te mantiene dentro de los guardarraíles (…). Pon todo esto junto y empiezas a entender porqué aquí tenemos Lotus, Ferrari, Maserati y Aston Martin, y allí tienen el Ford F-150 Lightning pick-up: de cero a cien en una millonésima de segundo. Suficiente espacio en la parte de atrás para meter un oso muerto. Y en una carretera tan estimulante como un enema de wasabi (…).
También tienen el Ford Mustang (…). La nueva versión se ha diseñado recordando al original de 1965, y eso es bueno. Menos satisfactorio es el dato de que también se ha construido parecido al original con todo tipo de tecnología que en Europa se consideraría pasada de moda por Edward Longshanks. (monarca de la Inglaterra del siglo XIII).
No hay un complejo turbo de doble fase; ni una cámara de combustion elegantemente fabricada en espiral para extraer el máximo rendimiento y mejor consumo del motor más pequeño que se pueda. Es un V8 de 4.6 litros de un sólo árbol de levas, tres válvulas por cilindro y la clase de potencia que el europeo medio esperaría de un exprimidor de naranjas (…).
Así que, ¿cómo es conducirlo? Bien, el día anterior lo llevé a una vuelta rápida al extraordinariamente bello circuito de Laguna Seca que, como es el más revirado de Norteamérica, está considerado por conductores de todo el mundo como uno de los mejores (…). Y francamente fue todo un reto para el caballo tonto de Ford. Los frenos estaban cocidos hacia la curva 6; la curva lenta final arrolló completamente al eje trasero; y a través del escalofriante “Sacacorchos”, que se retuerce hacia abajo por una pendiente tan empinada que no puedes subirla a pié, me temo que Mr Ed was about as pin sharp as a punt gun (Imposible traducir eso). Casi me meo encima (…).
…conduciendo de vuelta por la 101 a 110km/h escuchando los Eagles en la radio, refunfuñando por la zona portuaria de la mismísima San Francisco, el escenario de “Bullit”, la película que grabó para siempre el Mustang en la mente de todo loco por los coches. Y seguía pensando que estaba en un Mustang en San Francisco en una tarde gloriosa de Septiembre. Y me gustó la idea. Me gustó tanto que me consumió la noción de quizá traerme una pequeña parte de esa experiencia conmigo. (a Inglaterra).
Los números suenan bien. Como el Mustang está hecho de hierro en lingotes y lava es extraordinariamente barato: 25.000 dólares. Y 20.000 euros por 300cv es tentador. Incluso añadiendo los costes de importación, cambio de luces y unos cuantos impuestos para Mr Blair, seguirán siendo unos 32.000 euros. Por esa cifra podrías haberte comprado un Golf GTI, que al lado de la canoa de Ford parece el Starship Enterprise. Es más práctico, más facil de conducir, y en Laguna Seca será indudablemente cien veces más competente. Cada vez que conduzco un GTI me llena de admiración por sus habilidades, pero conduciendo el Mustang… no me parece feo.
Naturalmente, la “American way” significa que nunca serán capaces de construir un coche deportivo. Pero el enfoque simplista de un familiar con piel de lobo en realidad no importa en un coche como el Mustang; no cuando vas a 110 por hora al atardecer (…) en un coche así de bonito que te ha costado “20 de los grandes”.
La única preocupación es que si me comprara un Mustang, me lo traería aquí y me daría cuenta en una noche de Noviembre pasada por agua que, en el fondo, lo que me gustaría traerme es San Francisco.
El Mustang es, por tanto, un coche perfecto para América. Pero aquí, mejor vas con un Golf".
Ésta fue la respuesta mas coherente a un hilo del mismo coche que salio hace tiempo