Nos encontramos sumergidos en una época en que la sensualidad es casi imprescindible para que un single de una cantante venda. Cada día menos ropa y más coreografías sugerentes. Me faltan dedos en las manos para contar las veces que he jugado con mis manos al mirar según que videoclip, la música en ese entonces me es indiferente, la carne se ha apoderado de mi cerebro.
Mi propuesta para empezar es difícilmente superable, a ver si lo conseguís, Beyonce: