No me sorprende, estamos en un momento muy polarizado, en el que para cada bando cualquier cosa que huela mínimamente al bando contrario es algo así como Hitler pero al menos Hitler se preocupaba por los alemanes o algo así.
Ejemplo 1:
Persona que se considera de derechas, en principio apoya en líneas generales a PP y VOX, un amigo le dice algo positivo del colectivo LGTBI, por ejemplo que debería legalizarse el matrimonio homosexual. Ya está, fin de la amistad, cancelación, diferencias irreconciliables.
Ejemplo 2:
Persona que se considera de izquierdas, en principio apoya en líneas generales a PSOE y Podemos, un amigo le dice algo negativo del colectivo LGTBI, por ejemplo, que por mucho que respete a las chicas trans no se acostaría con una. Ya está, fin de la amistad, cancelación, diferencias irreconciliables.
Que yo puedo entender que si una persona es pro lgtbi y la otra persona es anti lgtib en el sentido verdadero (en el de que quiere que dejen de existir) la amistad entre ellos sea difícil o imposible.
Pero lo que no me cuadra es que en el momento que no eres el más rojo o el más facha del corral, te conviertas en un apestado, no hay margen para punto medio, para diversidad de opiniones, ni para ningún debate.
Y no ayuda la radicalización de muchos, que parece que han de llevar al máximo exponente sus ideales a límites que rozan lo absurdo.