La semana pasada, la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (la SEC) le endiñó a Goldman Sachs la mayor multa de la historia finaciera de EEUU: 550 millones de dólares . El motivo del castigo no podía ser más pintoresco: vender productos financieros diseñados para ¡fracasar! Lo normal, dirán algunos, es que los cimientos de la empresa temblaran. Lo normal en un universo paralelo será, pero no en éste.
Como explica con su gracia habitual Jim Hightower, dicha cantidad suponen los beneficios de apenas 15 días de actividad (y hay 24 "quince días" en un año). Es decir, una mierda de multa. Por hablar por el móvil mientras conduces te pueden caer 600 euros, lo que para un mileurista supone el 60% de su sueldo. Pero lo más curioso es que, una vez conocida la noticia, las acciones de GS se revalorizaron un 5%, lo que supuso un beneficio superior a los 550 millones de la multa.
¿Cómo se come eso? Muy fácil. El apodo de GS es Goverment Sachs dado el poder que tiene sobre la Casa Blanca. La (mierda de) multa no es más que el reconocimiento que la firma, que se embolsó cerca de 1.000 millones de bail out, puede hacer lo que quiera. Y a Al Capone le llamaron ladrón, que ironía.