El indicador correspondiente a diciembre pasado, publicado este miércoles, confirma las previsiones: Argentina cerró el 2019 con una abultada inflación del 53,8%, que hace temer a algunos analistas el riesgo de hiperinflación. El país sudamericano está sumido en una grave crisis económica y en una virtual suspensión de pagos, que se formalizará en los próximos meses, aunque el nuevo gobierno peronista de Alberto Fernández está ya tratando de renegociar los vencimientos de deuda.
El IPC argentino subió en diciembre un 3,7% respecto de noviembre, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Aunque el indicador supone una desaceleración mensual, sitúa el índice anual en el mayor guarismo desde 1991, cuando alcanzó el 84% después de la hiperinflación de finales de los años ochenta durante la crisis económica del gobierno radical de Raúl Alfonsín. En 2018, el IPC cerró en el 47,6%. Argentina está instalada en la estanflación, pues el PIB cayó alrededor del 3% en 2019.