Le asaltaron, le golpearon y le estrangularon hasta acabar con él. No, no es la manera habitual de resolver los asuntos en Asturias, pero así murió hace un mes Javier Ardines, edil de IU en el Ayuntamiento de Llanes. ¿Fue un asesinato político? Puede que sí, puede que no, pero tres cosas están claras: 1) el concejal se había ganado muchos enemigos durante su acción de gobierno; 2) Llanes está inmerso en un tortuoso proceso de transición política, y 3) el asesinato ha visibilizado un lodazal de corrupción tan característico del concejo como sus idílicas playas.
“Se dice que en Llanes hay buen paisaje y mal paisanaje. Es tal la belleza del lugar que era imposible que el paisanaje estuviera a la altura del paisaje”, explica un buen conocedor de la sociedad llanisca. Bienvenidos al lado oscuro de uno de los lugares más bonitos de España…
Ardines fue asesinado por (en teoría) dos o tres personas, cuando salía de su casa de madrugada, en una pequeña aldea en la periferia del concejo, rumbo a otra jornada de pesca. En efecto, el concejal de Medio Rural, Playas y Personal seguía viviendo de la pesca. Renunció a su salario municipal (dietas incluidas) cuando fue elegido en 2015, tras ganar la alcaldía un inédito cuatripartito transversal (Vecinos por Llanes, IU, Foro Asturias y PP) que acabó con 28 años de reinado del PSOE (siete mayorías absolutas entre 1987 y 2015).
“Habían sido muchos años de mirar hacia otro lado, porque el dinero fluía, pero la gente empezó a estar hastiada de la masificación turística. Por el verano están las calles llenas y las playas llenas. Ya no hay dónde meterse. ¡Cómo debía estar la cosa para lograr juntar a cuatro partidos antagónicos para echar al PSOE!”, cuenta una vecina veterana.
El sabotaje
Quedamos con el alcalde Enrique Riestra (1977), de Vecinos por Llanes, en un chigre a las afueras del pueblo. El regidor no responde a ninguna pregunta directa sobre el crimen: ni sabe lo que ha pasado ni quiere especular; se remite a la investigación policial en curso.
Ahora bien: si lo que uno le pregunta a Riestra es por el rumbo de su alcaldía, es como si se abriera la compuerta de una presa: habla de “clima tóxico”, de decenas de trabajadores municipales “puestos a dedo” por el PSOE, de “sabotaje” interno permanente a su Administración. Riestra habla, en definitiva, como alguien harto de que cada mínima tarea municipal sea un Vietnam.
Nuestro problema fundamental es la corrupción funcionarial. El desquiciamiento ahí dentro es general. Nos tratan como a okupas”, denuncia el alcalde.
Dos ejemplos: A) una parte significativa del personal municipal ha enfermado misteriosamente en los últimos meses (el número de bajas rompe cualquier regla estadística); dos de los técnicos clave del consistorio se niegan o se resisten a ejecutar gestiones por los motivos más variopintos.
“La idea es paralizarlo todo hasta que vuelva el PSOE”, asegura Riestra, que tira de metáfora para describir qué ocurre cuando entra un nuevo partido en un ayuntamiento tres décadas después y la cadena de favores se atasca: “Hay muchas pitas [gallinas] a las que cebar, y aunque de pronto no haya pan, las pitas siguen viniendo a por él”.
“Una parte de la derecha de Llanes votó siempre a los socialistas”, asegura Riestra, o el PSOE local como red transversal y peronista de intereses.
Oposiciones envenenadas
“El ayuntamiento tiene 160 trabajadores en nómina. Muchos de ellos entraron enchufados; 50 de ellos reman para atrás y otros 50 no reman. Avanzar en un barco así es casi un milagro”, aseguran fuentes municipales.
Ardines urdió tanto la formación del cuatripartito —todos contra el PSOE— como la batalla política posterior: o cómo gobernar un ayuntamiento cuando tienes a la mayoría de sus trabajadores en contra. El edil, encargado del personal, impulsó una convocatoria pública de empleo (OPE) porque muchos ‘funcionarios’ llevaban ocupando plaza de forma provisional e irregular desde tiempos inmemoriales (algunos más de 20 años). A Ardines, en definitiva, le gustaba pisar charcos. “Hay que ser consciente de que quien ostentó el poder tantas décadas [PSOE] no quiere soltarlo y que si en las próximas elecciones no vuelven a gobernar, el chiringuito de Llanes se rompe. Es una casualidad seguramente que gran parte de los trabajadores del ayuntamiento sean militantes del PSOE”, dijo el concejal a ‘El Comercio’ meses antes de ser asesinado.
La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias desestimó el recurso de tres agentes (interinos) de la Policía Local de Llanes contra la OPE impulsada por el cuatripartito. Es la quinta sentencia favorable a la convocatoria pública de empleo, contra la que han pleiteado otros interinos municipales con el respaldo del sindicato UGT.
Varios trabajadores históricos del ayuntamiento, por tanto, corrían el riesgo de perder su empleo los próximos meses.
En otras palabras: el ambientazo en el consistorio ya era de traca antes de que asesinaran al concejal de IU.
La lista de sospechosos (perjudicados por alguna acción de Ardines) es muy amplia. La Guardia Civil ha tomado pruebas de ADN a todo tipo de personas: familiares, amigos, interinos del ayuntamiento, policías locales, empresarios y dueños de chiringuitos playeros.
La Guardia Civil (con la UCO madrileña al frente) abrió desde el principio dos líneas de investigación: móvil político o móvil personal. Pese a que circulan por Llanes todo tipo de chismes sobre la vida privada del edil de IU, si hiciéramos una porra entre los vecinos, una de las dos posibilidades ganaría por goleada. “A nadie que conozca el percal en Llanes le puede extrañar que haya sido un crimen político”, cuenta un vecino.
Hablan los vecinos
Todos los habitantes de Llanes consultados para hacer este artículo tienen al menos tres cosas en común: conocían a Ardines, apuestan por el asesinato político y no quieren ser identificados; no por temor a ser asesinados, sino por algo mucho más prosaico: “Para que no me deje de hablar medio pueblo”, dice el vecino previamente citado.
No tanto porque 'medio pueblo' sea sospechoso de asesinato, sino porque cerca de 'medio pueblo' forma parte directa o indirectamente de la cadena de favores activada hace tres décadas por el PSOE y que, de momento, se está demostrando 'too big to fail'.
No tanto porque 'medio pueblo' sea sospechoso de asesinato, sino porque cerca de 'medio pueblo' forma parte directa o indirectamente de la cadena de favores activada hace tres décadas por el PSOE y que, de momento, se está demostrando 'too big to fail'.
“En Llanes, muchos funcionarios son interinos puestos a dedo por los socialistas. A ver, yo tengo amigos que trabajan ahí desde hace 15 o 20 años… sin haber hecho nada para estar trabajando ahí: entraron un día a hacer fotocopias y acabaron de secretarios de algo. Son gente con la que salgo a tomar sidras, pero oye, es la puñetera realidad. El ayuntamiento se bloqueó cuando entró el cuatripartito. Ardines fue uno de los que más pelearon para que salieran nuevas plazas municipales (para colmo: el que vino a poner orden era uno —Ardines— que no quería cobrar sueldo público). Eso removió muchas historias. Había mucha gente cabreada porque les iban a joder el puesto de trabajo de toda la vida, cobrando 1.500 o 2.000 euros gracias al dedazo de sus colegas. Llanes es un sitio muy pequeño donde nos conocemos todos. Son los chanchullos de los pueblos”, añade dicho vecino.
“Tú puedes hacer todo tipo de desmanes en un ayuntamiento. Pero como le digas a un paisano que lleva trabajando ahí toda la vida que tiene que opositar para mantener el puesto… échate a temblar”, asegura el buen conocedor de la sociedad llanisca citado anteriormente.
¿La posibilidad de perder un trabajo público fijo y cómodo le convierte a uno en un asesino de políticos? Evidentemente no, pero se da la circunstancia de que ese fue precisamente el motivo del asesinato en 2014 de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León y del PP: a las asesinas (una madre y una hija) se les cruzó un cable el día que la hija se quedó fuera de la cadena de favores para obtener plaza fija en la Diputación. Lo siguiente fue tirotear a Carrasco en la calle y a plena luz del día.
No obstante, el de los funcionarios no es el único frente abierto por el cuatripartito: el frenazo en seco de los antiguos planes de expansión urbanística también ha traído cola. El último Plan General de Ordenación Urbana, ideado por los socialistas —y tumbado por el cuatripartito— preveía la construcción de 13.000 casas nuevas en un municipio donde viven… 14.000 personas. El plan, según el alcalde Riestra, estaba “hecho a la medida de los especuladores”. Ejemplo concreto: el plan proponía la creación de 826 nuevas viviendas en pueblos de la zona (Lledías) con 230 vecinos y sin saneamiento ni alcantarillado.
“Todo el mundo sabía que en Llanes había corrupción. Lo que pasa es que ahora ya no se puede mirar hacia otro lado”, cuenta el alcalde.
Lo que ha pasado ahora es que han asesinado a un concejal, y aunque no sabemos si hay un motivo político detrás, el suceso ha puesto Llanes en el foco. Y en Llanes, a poco que uno rasque, sale mierda a punta pala.
El higo de la lideresa
Si en ‘El mago de Oz’ había que seguir el camino de baldosas amarillas para llegar al maravilloso mundo de Oz, en Llanes hay que seguir el camino de piedras rojas (y negras) para llegar al maravilloso mundo de la corrupción...
Durante los 11 años de alcaldía de Dolores Álvarez Campillo (2004-2015), que antes había sido concejala de Urbanismo del pueblo y ahora es diputada autonómica por el PSOE, Llanes cambió varias veces el empedrado y el pavimento. La empresa beneficiada por las obras era siempre la misma, Calizas Ornamentales, cuyos dueños eran (casualmente) dos hermanos de la alcaldesa. Calizas Ornamentales “disfrutó prácticamente del monopolio de la colocación de sus piedras en las obras públicas del ayuntamiento, en pleno 'boom' de la construcción”, investigó la revista asturiana ‘Atlántica XXII’. Hablamos de contratos por valor (como mínimo) de 1,5 millones de euros.
No se puede decir que Álvarez Campillo engañara a nadie: se jactaba en público de que en Llanes se hacía “lo que a mí me sale del higo”. No obstante, más allá del dinero movido sospechosamente (urbanismo y obras públicas) en los años locos del 'boom', el diablo está en los detalles: nada ejemplifica mejor el 'modus operandi' de Álvarez Campillo (y su higo) que la siguiente anécdota costumbrista:
En noviembre de 2008, y tras la denuncia de un vecino, un juez ordenó al ayuntamiento demoler un chalé a medio construir en Niembru (Llanes). Álvarez Campillo respondió a la sentencia haciéndose la sueca. Pasaron los meses y los años… hasta que el juez tuvo una idea astuta: descontar 400 euros al mes del sueldo de la regidora hasta que cumpliera la sentencia. Dicho y hecho: Álvarez Campillo cobró 400 euros menos en su primera nómina de 2012. Días después, el ayuntamiento derribó el chalé. La regidora volvió a cobrar su sueldo íntegro en febrero. Con las cosas de comer no se juega.
En noviembre de 2008, y tras la denuncia de un vecino, un juez ordenó al ayuntamiento demoler un chalé a medio construir en Niembru (Llanes). Álvarez Campillo respondió a la sentencia haciéndose la sueca. Pasaron los meses y los años… hasta que el juez tuvo una idea astuta: descontar 400 euros al mes del sueldo de la regidora hasta que cumpliera la sentencia. Dicho y hecho: Álvarez Campillo cobró 400 euros menos en su primera nómina de 2012. Días después, el ayuntamiento derribó el chalé. La regidora volvió a cobrar su sueldo íntegro en febrero. Con las cosas de comer no se juega.
El chalé derribado, por cierto, pertenecía a unos familiares del empresario indiano Juan Antonio Pérez Simón, conocido en Llanes como 'el rico del pueblo', presencia recurrente en varios negocios inmobiliarios oscuros durante la era PSOE: Pérez Simón tenía empresas en común (Hormigones de Meré SL) con la familia de la alcaldesa Álvarez Campillo, como informó ‘Atlántica XXII’. La familia del empresario astur/mexicano también impulsó (vía licencia municipal exprés) la ampliación del hotel Kaype —conocido como el Algarrobico del Cantábrico—, paralizada por la Justicia (orden de demolición incluida) y que aún colea en los tribunales (los dueños del hotel solicitan una indemnización millonaria al actual Ayuntamiento de Llanes: 17,9 millones de euros, cifra similar al presupuesto anual de la corporación).
Un hombre coherente
“Ardines era un hombre coherente que llamaba al pan pan y al vino vino, no tenía ninguna aspiración política, su motor era el servicio público puro y duro. Muy poca gente se mete en política sin tener una mínima aspiración de escalar; Ardines era uno de ellos. Era el concejal más coherente que ha tenido este pueblo en 40 años”, cuenta una vecina que lleva todo ese tiempo en el pueblo.
“Ardines era el cargo público más quijotesco de Asturias”, cuenta Xuan Cándano, fundador y periodista de la revista ‘Atlántica XXII’.
“Llanes no es el único lugar de Asturias donde hay corrupción y caciquismo, la diferencia es que aquí se han movido más dinero y más intereses”, zanja Cándano.
Resumiendo: puede que a Ardines le matara un loco que pasaba por ahí y sin ninguna relación con la política, pero eso no quitaría para que en Llanes siguiera oliendo a podrido.
Cerramos repitiendo una frase del alcalde que no puede reflejar mejor el clima en Llanes: “Hay muchas pitas [gallinas] a las que cebar, y aunque de pronto no haya pan, las pitas siguen viniendo a por él”.
Ríete tu de la mafia.