El agresor tiene 37 años y fue arrestado tras ser reducido por un policía nacional que estaba en la iglesia · Al término de la misa, el hombre, que pasó la noche en la comisaría, burló la seguridad de la talla y la zarandeó.
La imagen de Jesús del Gran Poder perdió ayer el brazo derecho y sufrió desgarros en la túnica por los golpes que recibió de un sevillano de 37 años de edad, Luis C.O., corpulento y con barba, que asaltó al Nazareno al término de la misa de las ocho y media de la tarde, cuando la basílica se encontraba atestada de feligreses. El hermano mayor, Enrique Esquivias, confirmó ayer que "el brazo derecho está partido desde la articulación", pero insistió en que "no se ha producido nada que no sea reparable".
Todo ocurrió de forma absolutamente repentina en torno a las nueve de la noche. De forma imprevista, un individuo que había asistido a la eucaristía sentado en la primera fila se dirigió hacia el camarín, como hacen muchos fieles con la intención de besar el talón de la imagen. La talla está protegida por un cristal y una barandilla. El detenido, que llevaba una mochila que tiró al suelo, se acercó al camarín por la parte izquierda del altar, al contrario de lo que es habitual. Entonces, se subió apoyándose en la referida barandilla y comenzó a zarandear a la imagen hasta en tres o cuatro ocasiones. Luego le propinó una patada de rabia al ver que no podía tumbar a la imagen.
Esta secuencia fue confirmada anoche por los investigadores de la Policía Nacional que se desplazaron hasta la basílica tras visionar en un monitor de la sacristía el vídeo recogido por las cámaras de seguridad de las que dispone del templo. "Es un hombre muy fuerte, que comenzó a maltratar al Señor, de imprevisto, sin apenas darnos cuenta después de la bendición que dio el párroco", relató un testigo.
Un hermano que se encontraba en la iglesia, Juan Cañaveral, fue el primero en acercarse al agresor para detenerle. Posteriormente, fue otro feligrés y un policía nacional de la comisaría de San Juan de Aznalfarache, que se encontraba casualmente en misa, los que ayudaron para reducir al individuo. Tras dar el aviso, posteriormente llegaron hasta la plaza de San Lorenzo más agentes policiales que arrestaron al agresor y lo sacaron con rapidez de la iglesia porque el público comenzó a increparle y la tensión subió muchísimo. "Es un hombre de aspecto totalmente normal", explicó otro de los testigos.
Algunos de los fieles se dirigieron hacia el camarín para proteger la imagen y otros salieron nerviosos del templo incrédulos por lo que acababa de ocurrir. "Ese hombre quería tirar al suelo al Gran Poder, pero no lo logró porque el Señor está anclado", añadió otra de las testigos. De hecho, la imagen tiene un vástago que lo deja anclado a su peana y le aporta estabilidad, un elemento clave para que anoche la talla no cayese al suelo.
La noticia se extendió como la pólvora. En la plaza de San Lorenzo los devotos se congregaron tratando de buscar respuesta a un "momento de tanta angustia". Numerosos curiosos se acercaron hasta el lugar para conocer el daño que había sufrido una imagen tan venerada en la ciudad y más allá de las fronteras locales. Tres agentes de la Policía Científica llegaron en un vehículo que aparcaron frente a la puerta de la basílica para realizar las pesquisas. Hasta allí se desplazó también el imaginero Luis Álvarez Duarte, que le ha practicado anteriormente intervenciones menores a la imagen y formó parte de la comisión de seguimiento de la última restauración de la talla. Tras realizar un primer diagnóstico, el imaginero abandonó la basílica con una maleta donde, según ha podido saberse, llevaba el brazo desprendido del Gran Poder. Se dirigió hacia su taller de Gines con la intención repararlo y buscar las piezas necesarias para volver a San Lorenzo.
La imagen fue retirada anoche para ser sometida a los estudios necesarios de los daños. A filo de las once y media de la noche, los priostes estaban montando el sistema que se suele utilizar cuando se baja la imagen al presbiterio cada vez que es necesario por razones de culto. Tras descenderlo, los hermanos colocaron al Nazareno sobre una alfombra, en la sala de exposiciones de la basílica, conocida tradicionalmente como el Tesoro de la hermandad.
Mientras tanto, el detenido permanecía al cierre de esta edición en la comisaría de Policía de Blas Infante, donde se le trasladó para que prestase declaración y pasar toda la noche en los calabozos a la espera de ser puesto a disposición judicial en las próximas horas. Podría ser imputado de, al menos, dos delitos: uno contra el patrimonio y otro contra los sentimientos religiosos o la libertad de conciencia. También podría ser acusado de desorden público.
¿Qué os parece? ¿Fanatismo religioso en España en pleno año 2010? ¿Se merecen las hermandades un acto así por los abusos cometidos? ¿En realidad no es para tanto y los creyentes no se lo tomarán tan en serio? ¿Es un simple acto bandálico que pasará desapercibido? ¿O es una estratagema de la Iglesia sevillana para atraer adeptos?
Podéis especular en paz.