Así se fraguó el ataque contra los españoles (I): El ideólogo y el apoyo iraní
Un joven líder talibán con fuerte respaldo iraní, un comandante insurgente de segunda fila que no sabía a quién estaba atacando y un suicida de 18 años. Los tres forman el triángulo mortal en el que ayer perdieron la vida dos soldados españoles. Los tres vecinos del valle de Zerkhu Shindand, un lugar que ya parece maldito para el contingente. Los tres hijos de una historia que mezcla resurgimiento talibán, luchas tribales, matanzas de civiles por errores de Estados Unidos, dinero, opio y yihad. Y la eterna lucha de los vecinos de Afganistán por hacerse con el control del país. ADN.es les cuenta en tres artículos la trama que esconde la sangre española derramada ayer.
El ideólogo y el apoyo iraní
El ataque talibán que acabó ayer con la vida de dos soldados españoles se comenzó a fraguar, al menos en parte, en Irán. Hasta allí acudió su ideólogo y mentor, un joven pashtún en sus veintipocos cuyo nombre ya está grabado a fuego en la memoria del contingente: el jefe de los talibanes en Shindand, Nangjalay Khan. Él fue quien ordenó el ataque. Lo planificó un subordinado suyo, el mulá Fateh Mohammed, un comandante de segunda fila que jamás supo que las víctimas iban a ser españoles. Según nos dijo él mismo ayer en una entrevista telefónica le daba igual, “eran extranjeros y punto”. Lo ejecutó un joven de unos 18 años al que los talibanes llamaban mulá Habibullah.
Según confirmaron varias fuentes afganas y occidentales a ADN.es Nangjalay estuvo en Irán poco antes del ataque de ayer. “Cruza la frontera iraní como y cuando quiere. Allí se hace con armas, con explosivos, con lo que le haga falta para los ataques”, comenta un buen conocedor de la insurgencia afgana. “Pasa casi tanto tiempo en Irán como en Afganistán. De hecho sólo entra aquí para coordinar ataques en Shindand y en Farah”, añade un afgano que lo conoce personalmente.
Las conexiones de Nangjalay y de otros mandos talibanes con Irán son ya un secreto a voces entre los contingentes internacionales. Un secreto del que los mandos militares no hablarán en público si no quieren jugarse la carrera, pero que escuece ya tanto que, en medio de la rabia y la frustración, a veces se escapa algún comentario aislado, una queja por tener enfrentarse a un enemigo cuyo punto de apoyo no se puede tocar. “Irán se ha quitado ya la careta. Antes disimulaba un poco sus acciones, su apoyo a los talibanes. Ahora o le da igual o quiere que sepa. Y eso está cambiando las cosas aquí sobre el terreno, se ven rodeados de tropas norteamericanas en Irak y en Afganistán y van a intentar crear toda la inestabilidad que puedan. Y Herat es uno de sus principales campos de juego”, comenta una fuente del contingente español.
Incluso los propios líderes insurgentes han perdido el miedo a reconocer el apoyo que reciben de Teherán. El mullah Wakil Ahmad, el hombre que ordenó el año pasado el ataque que acabó con la vida de dos paracaidistas españoles, reconoció a ADN.es que el dinero y las armas se las dan Irán y Pakistán. Y lo mismo confirmó el mullah Meshr, un comandante talibán que actuaba en Shindand y que hace menos de medio año decidió desmovilizarse.
Los servicios de inteligencia occidentales tienen localizados tres campamentos dentro de territorio iraní donde los Pasdaran, los Guardianes de la Revolución, entrenan a talibanes para la lucha en Afganistán. Al menos uno de ellos está bastante próximo a la zona donde se produjo ayer el ataque. Colaboradores afganos de ADN.es incluso pudieron hablar con los comandantes insurgentes que coordinan esa relación con Teherán. La confirmaron sin problemas.
En el caso de Nangjalay Khan es difícil saber hasta donde llegan sus conexiones en Irán, si el apoyo que recibe viene de gente relacionada con el Gobierno de los ayatolás o de sectores privados que actúan por cuenta propia, pero los hechos hacen pensar lo peor. “Por supuesto es siempre de manera discreta, pero hay cosas que Nangjalay hace en Irán que no podría hacerlas jamás sin el consentimiento oficial. No es sólo que cruce una frontera que al fin y al cabo es un colador. Es más que eso”, dice una fuente de lo servicios de inteligencia occidentales.
Ese “más” es lo que preocupa al contingente y tiene que ver con los explosivos utilizados en ataques como el que mató ayer a los dos españoles. Según una fuente de la investigación a la que citó la agencia EFE “la cantidad de explosivo utilizado en el atentado perpetrado podría haber destrozado un carro de combate”. No es sólo la cantidad lo preocupante, sino también el tipo y la forma de utilizarlo.
Los militares españoles y de otros contingentes han advertido que en los últimos meses las bombas que colocan los talibanes se han vuelto mucho más letales. Y detrás de esta tendencia ven la mano de Irán porque les recuerda lo que pasó en Irak cuando la insurgencia, sobre todo la chií, comenzó a utilizar dispositivos que concentraban la fuerza de la explosión hasta convertirlos en auténticos misiles. El blindado español que sufrió el ataque ayer quedó totalmente destrozado
http://www.adn.es/blog/en_pie_de_guerra/mundo/20081110/POS-0001-atentado-afganistan-talibanes.html