La ley prevé multas de hasta 150 euros y el posible ingreso en prisión en caso de reincidencias
No se podrá salir con burka a la calle. La ley aprobada anoche por el parlamento austríaco prohíbe el uso en cualquier espacio público de vestimentas que cubran el rostro, incluido el burka islámico, bajo multa de hasta 150 euros y posible ingreso en prisión en caso de reiteradas reincidencias. Esta nueva normativa forma parte de un paquete de leyes de integración que endurecen considerablemente las condiciones en que son aceptados los refugiados e inmigrantes, muy especialmente los de religión islámica, y que incluye otras determinaciones, como la prohibición de la distribución del libro del Corán.
La nueva ley establece que los recién llegados con posibilidades de obtener efectivamente el derecho de asilo o una situación legal que les permita integrarse en el mercado laboral, tendrán que asistir obligatoriamente durante su primer año en Austria a cursos de alemán. También estarán obligados, en los casos en los que las autoridades lo requieran, a realizar trabajos no remunerados de servicio público. Queda limitado el uso de símbolos religiosos entre los funcionarios para garantizar la «neutralidad» del Estado y las ayudas sociales serán retiradas a los extranjeros que no acudan a los «Cursos de Valores» obligatorios.
Para obtener el permiso de residencia será necesario, no solamente cumplir con estos Cursos de Valores, sino también la firma de un Contrato de Integración en el que el recién llegado se compromete a hacer todo lo posible por integrarse en la sociedad austríaca y en su cultura mayoritaria, así como una Declaración de Valores en la que se aceptan los principios recogidos en la Constitución de Austria.
También han sido endurecidas las penas por labores de captación y reclutamiento bajo ideales salafistas y han sido aumentadas las prerrogativas de la policía para investigar, como el uso de grabaciones de videocámaras en espacios públicos, así como la utilización de grilletes electrónicos para mantener localizados a sospechosos potencialmente peligrosos.
Elecciones anticipadas
Estas medidas, cuyo proceso legislativo ha estado bloqueado durante meses por las diferencias entre los miembros de la gran coalición que gobernaba Austria, entre socialdemócratas del SPÖ y conservadores de VÖP, han salido adelante en una maratoniana sesión en la que también quedó establecida la ruptura de esa gran coalición y la convocatoria de elecciones anticipadas que se celebrarán el próximo 15 de octubre.
En contra de la nueva normativa votaron Los Verdes y el xenófobo y anti europeo Partido Liberal FPÖ, aunque por diferentes motivos. La portavoz del FPÖ, Carmen Schimanek, ha aclarado su posición defendiendo que la prohibición del burka debería haber sido trabajada en la comisión parlamentaria de Interior y no en la de Asuntos Exteriores, pero a nadie escapa que la aprobación de esta legislación resta incentivos para votar a su partido, puesto que recoge la mayor parte de sus propuestas electorales y vacía de contenido su programa de cara a las elecciones de octubre que, si se celebrasen hoy y según las encuestas ganaría el FPÖ
En Austria, un país con 8,7 millones de habitantes, residen unos 600.000 musulmanes y en los dos últimos años han sido recibidos unos 120.000 refugiados. Esta legislación pretende responder a las tensiones sociales ocasionadas por el movimiento demográfico y adopta una línea sensiblemente más dura que la de otros gobiernos vecinos, como el alemán, que ayer, junto con una veintena de organizaciones culturales y religiosas, publicó un documento oficial que contiene «15 tesis de integración».
Con este documento, Berlín apuesta por la «cohesión en la diversidad» y afirma que la pluralidad es una riqueza para Alemania, pero recuerda que por encima de las diversidades se sitúan la Constitución alemana y los principios que esta garantiza, incluyendo la igualdad de la mujer y el Estado de Derecho.
«El respeto y la protección de la dignidad humana son el fundamento de Estado de derecho», subraya en el texto presentado personalmente por la canciller alemana, Angela Merkel, que señaló la Constitución del país como «fundamento de la convivencia» y destacó que esa misma Constitución es la que garantiza la libertad de religión y de expresión, la diversidad cultural y la tolerancia y el respeto democráticos.
El ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, ha defendido recientemente, no sin generar cierta polémica, que en Alemania hay una «cultura de referencia» (Leitkultur) que debe ser preservada y que es claramente occidental «desde el punto de vista cultural, espiritual y político». El artículo firmado por de Maizière y publicado por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung afirmaba sin camuflajes: «nosotros no llevamos velo».
La posterior publicación de las «15 tesis» ha contado con el previo acuerdo de las iglesias católica y evangélica, así como del Comité Nacional de los Musulmanes en Alemania, que reivindican sin embargo el derecho a seguir distribuyendo el Corán en las calles y a promover los valores islámicos en las mezquitas. El documento gubernamental es considerado un documento de campaña electoral sobre los principios que representarán los conservadores de la CDU y los socialdemócratas del SPD en las próximas elecciones del 24 de septiembre.
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