Mi hermano está haciendo obra en su nueva casa en Aravaca (barrio de Madrid), y me pidió el favor de acompañarle a llevar escombros a un "Punto limpio" que había cerca de allí.
El total eran unos 500 Kg, resultado de tumbar 3 paredes para hacerse un salón de cine como Dios manda, y repartidos en 4 sacos.
Día 1: Cargué 2 sacos en mi maletero, y mi hermano otros 2 en el suyo, y nos dirigimos al punto limpio. Llegamos hacia las 17:35, y nos dijeron que ya no podíamos hacer descargas, que cerraban a las 17:30. Mala suerte. Al salir, me fijé que había un montón de escombros tirados en los arcenes, cunetas y parcelas colindantes. "Qué gente más cerda, teniendo el Punto Limpio al lado..." pensé.
Bueno.
Día 2: Mi hermano tenía lío, así que esta vez fui solo, dentro del horario, con los sacos del día anterior. Todo fue perfecto, hasta que puse el primer saco en una báscula, y marcó 110 Kg. "Lo siento, el límite por saco es de 100 Kg". Bueno, voy a probar cuanto pesa el otro. 140. Así que abrí ambos sacos y moví 10 Kg del ligero al pesado, para que al menos me permitieran dejar uno. Estaba harto de ir por carretera y que el coche no acelerara una mierda.
Vale.
Día 3: Al día siguiente quedo con mi hermano, le comento la gilipollez de los 100 Kg/saco, distribuimos los escombros que quedaban y dejamos 5 sacos, 3 en mi coche y 2 en el suyo, todos por debajo de los 100 Kg. Según llegamos y empezamos a sacar los sacos, la señorita nos indicó que existía un límite de 100 Kg por persona y día. Y no sólo eso, sino que, como íbamos juntos, sólo podíamos dejar 50 Kg cada uno. Empezamos a pensar que era una puta broma, pero nos resignamos y dejamos uno de mis sacos. A mi hermano se le marcó la vena de la frente que sólo se le marca cuando está a punto de enzarzarse en una pelea. Afortunadamente pude calmarlo y hacerle entrar en razón.
En fin.
Día 4: Otra vez solo, esperando deshacerme de uno de los sacos, fui de nuevo al punto limpio. Mi hermano iba a ir un rato después, para que no soltaran la gilipollez de que íbamos juntos. Bajo un saco, todo OK en la báscula, y la señorita me dice "Por cierto, ¿eres de Pozuelo, no?".
-Ehm, no, soy de Móstoles.
-Es que éste es un servicio exclusivo para Pozuelo.
-¿Qué?
-Pues eso, que sólo es para Pozuelo.
-Bueno, los escombros son de una obra en Aravaca, aquí al lado.
-Mmh, pero eso tampoco es Pozuelo, no vas a poder dejarlos.
Por si fuera poco, me indicó que, además del saco de hoy, tenía que llevarme los de los otros días, ya que eran "vertidos ilegales" y que de lo contrario tendría que llamar a la Guardia Civil. Después de discutir sobre lo absurdo de las restricciones que había y de ponernos de todo menos guapos, recogí todo lo que habíamos dejado (la tía lo tenía bien controlado) y lo cargué. Ahora no cabía en el maletero, así que tuve que meter un saco en el asiento de atrás.
A tomar por el culo.
Según salí, a la vuelta de la esquina, descargué, dejé los sacos en la cuneta y me fui, contento de haber hecho todo lo que había podido por el medio ambiente.