Me parece interesante el debate que se ha marcado en torno a azúcar vs alcohol. Dejo mi granito de arena:
Las cosas claras y en botella (nunca mejor dicho): el alcohol es malo, y lo es en cualquier cantidad. Y mira que disfruto la buena cerveza, un whisky con hielo o un vino con una comida apetitosa, pero hay que saber a qué riesgos se enfrenta uno con sus pequeños –y no tan pequeños– vicios.
Pero es que el azúcar, por más que muchos lo defendáis, también tiene efectos nocivos, y no precisamente pocos. La gran diferencia entre una sustancia y otra, es dependiente de las cantidades que se tomen. Una Coca-Cola normal, con 39g de azúcar por cada 100g de producto, mete semejante ostión glucogénico al cuerpo que el páncreas se pone loco para aportar la insulina necesaria para compensar el subidón de azúcar. Que por cierto, esto genera resistencia a la insulina a largo plazo, algo que no es para nada deseable.
El azúcar provoca una respuesta dopamínica, ya que es un nutriente de fácil absorción y gran biodisponibilidad que aporta calorías al cuerpo, y a niveles tan altos de azúcar, esa respuesta también es más alta de lo que debería. Este mecanismo de acción es muy parecido al que presenta la cocaína: esnifas una raya, te pega un subidón tremendo de dopamina, y al rato necesitas más, pues tu cuerpo busca otro subidón similar. Es un mecanismo de adicción muy fuerte y mediante el cual las drogas más poderosas generan hábito.
Con esto intento decir que no me parece muy sensato lo de: "bueno, al menos ahora beben más azúcar que alcohol, eso es bueno". No, no es bueno. Ninguna de las dos sustancias es buena en altas dosis en habitual frecuencia. Si bien el alcohol tiene peligro al ser un agente carcinogénico y puede provocar accidentes, el abuso del azúcar genera malos hábitos alimenticios, obesidad, y mayor facilidad para caer en adicciones. Ambas cosas deberían usarse con un mínimo de cabeza, no creo que sea tan complicado.