Batalla de Moscú
Cuando Alemania inició la “Operación Barbarroja” con vistas a conquistar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas del Tercer Reich cosecharon grandes victorias militares a lo largo de 1941 que llevaron a sus vanguardias ante las mismas puertas de la capital rusa. A partir de entonces el Ejército Alemán desencadenaría su última “Blitzkrieg” contra el Ejército Rojo en un duelo de colosos decisivo que sería recordado como la Batalla de Moscú.
Plan del Eje
Gracias a la “Guerra Relámpago” o “Blitzkrieg” el Ejército Alemán invadió entre 1939 y 1941 países como Polonia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia, Grecia, Yugoslavia y partes del Norte de África; además de ocupar en la Unión Soviética otras naciones como Lituania, Letonia, Estonia, Bielorrúsia, Ucrania y una porción de Rusia Occidental. Estas victorias auguraban un debacle total del comunismo de Iósif Stalin y una victoria incuestionable del nacionalsocialismo alemán que asestaría su golpe final contra Moscú en la “Operación Tifón”.
“Operación Tifón” fue el nombre elegido por Adolf Hitler y el Alto Mando Alemán (OKW) para la misión destinada a conquistar Moscú bajo el código de Directriz Nº31 que fue aprobada el 16 de Septiembre de 1941. Más de 65 divisiones participarían en la ofensiva entre las que había cuarenta y dos de infantería, trece blindadas, siete motorizadas, dos de reserva y una de la Waffen-SS, esta última la formidable 2ª División SS Panzer “Das Reich”. Agrupadas en torno al Grupo de Ejércitos Centro del veterano general Gerd Von Rundest con un total de veinte cuerpos, su distribución fue la siguiente: los II, IV y IX Ejércitos, el II Ejército Panzer y los III y IV Grupos Panzer “Panzergruppe”. A esta aventura también se sumó la Francia de Vichy del Mariscal Philippe Pétain que en su apoyo a la cruzada contra el bolchevismo prestó la Legión de Voluntarios Franceses (LVF).
Aproximadamente el Eje desplegó 1.000.000 de soldados (1 millón de alemanes y 2.352 franceses), 1.700 tanques, 19.000 cañones y 599 aviones.
Plan de la URSS
Catastrófica era la situación para la Unión Soviética en el año 1941. Hasta ese momento el Ejército Rojo no había conocido más que derrotas desde que el Eje había invadido su patria porque más de 4 millones de soldados habían muerto o estaban prisioneros en los campos de concentración del enemigo. A estos desastres había que añadir la pérdida territorial de Ucrania que tenía la mayor riqueza agrícola de Europa, así como las ciudades industrializadas de Kíev, Kharkov y Minsk, además de las costas del Mar Báltico. Sin embargo en última instancia los soviéticos consiguieron trasladar más de 1.500 industrias pesadas hacia los Montes Urales que posteriormente serían muy útiles en la producción de armamento y materias primas, aunque no decisivas tal y como explicó el Primer Ministro del Reino Unido, Winston Churchill, con las siguientes palabras: “Con éxitosas evacuaciones no se ganan las guerras”.
Moscú fue bombardeada por primera vez a manos de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) la noche del 21 al 22 de Julio de 1941 mediante un ataque aéreo que dejó 46.000 incendios; incursión a la que siguieron otros 87 raids antes del lanzamiento de la “Operación Tifón”. Aquellos sucesos que iban destinados a socavar la moral de la población civil tuvieron el efecto contrario porque despertaron en los moscovitas un sentimiento de venganza y supervivencia, por lo que comenzaron a cooperar activamente en la defensa de la capital, incluyendo todos aquellos anticomunistas, quienes a pesar de haber visto a los alemanes como libertadores, comprendieron muy pronto que la intención de estos últimos era colonizarles. Fue así como el líder soviético Iósif Stalin, rechazó la propuesta de abandonar la ciudad para permanecer en el Kremlin, arengando junto a los cuadros del Partido Comunista Soviético (PCUS) a la lucha patriótica contra el invasor. De hecho se rememoró el fracaso del Ejército Francés de Napoleón Bonaparte en Moscú durante la campaña de 1812 mediante viejos carteles que rezaban: “Maloyaroslavez, límite de la agresión. Inicio de la fuga y de la aniquilación del enemigo. General Kutuzov”.
Bombardeo de Moscú por parte de la Luftwaffe. Una ciudadana rusa contempla los proyectores de luz iluminando el cielo.
El Ejército Rojo al mando del general Aleksandr Vasilevsky estacionó en el perímetro exterior a Moscú a tres importantes agrupaciones: al norte el Frente Occidental del general Iván Koniev con los XVI, XIX y XX Ejércitos; al sur el Frente de Bryansk del general Andrei Yeremenko con los III, XIII, XV y XXI Ejércitos; y en la retaguardia el Frente de Reserva del mariscal Semión Budionny con los XXIV y XXXII Ejércitos. Simultáneamente junto a la misma capital se organizó administrativamente el Distrito Militar de Moscú dividido en la Línea Defensiva de Mozhaysk del general Semyón Timoshenko y el V Ejército del general Dminitry Lelyushenko, además del XXX Ejército del general Vladimir Kolpacky al norte y el XXXIXIII Ejército del general Afanasii Beloborodov al sur. También en el sector periférico septentrional se organizó el Frente de Kalinin del general Pavel Artemyev con los XXVII y XXIX Ejércitos de los generales Nikolai Berzarin y Iván Maslennikov respectivamente; al mismo tiempo que en el sector meridional el Frente Sudoccidental del Mikhal Kirpornos con el X Ejército del general Filipp Golikov. Por último como reserva en Siberia permaneció el I Ejército de Choque del general Georgi Zhukov que por el momento cubrió el Lejano Oriente ante la eventualidad de una invasión por parte de Japón.
Aproximadamente el Ejército Rojo desplegó a 800.000 soldados, 770 tanques, 9.150 cañones y 400 aviones.
Bolsas de Vyazma y Bryansk
La “Operación Tifón” comenzó el 30 de Septiembre de 1941 mediante una gigantesca ofensiva del Ejército Alemán sobre toda la Rusia Centro-Occidental. Precedida por un violento bombardeo de artillería y la aviación, las defensas soviéticas fueron rápidamente disueltas, las posiciones de vanguardia arrolladas por los tanques Panzer y las comunicaciones entre el Ejército Rojo y el Kremlin interrumpidas. Con total facilidad el II Ejército Panzer al mando del general Heinz Guderian, autor original de la “Blitzkrieg”, avanzó más de 60 kilómetros en territorio enemigo hasta conquistar el 3 de Octubre el importante bastión de Orel, en donde sus desconcertados habitantes vitorearon a los tanques alemanes pensando que se trataban de soviéticos como consecuencia de la absoluta falta de información.
Ofensiva de Alemania sobre Moscú mediante tanques Panzer e infantería.
Vyzama y Bryansk constituyeron los nuevos objetivos del Ejército Alemán a partir del 4 de Octubre. Aprovechando que los soviéticos estaban incomunicados por la destrucción de todas sus centrales telefónicas y telegráficas, además de haber muerto la mayor parte de los mensajeros tras ser sus vehículos ametrallados por la aviación; las posiciones del Frente Sudoccidental fueron rebasadas y su comandante, el general Mikhal Kirponos, muerto durante las combates. Afortunadamente la llegada de la “rasputitsa”, un efectó climático que convirtió la superficie del suelo en pantanos de lodo a causa de las lluvias otoñales, ralentizó el progreso de los alemanes, por lo que menos hasta que su hipomovilidad les solucionó el problema sorteando los obstáculos con caballos o encontrando carreteras asfaltadas alternativas por las que circularon camiones y Panzer. Una vez reanudada la marcha desde la posición Spa-Demensk el día 5, las vanguardias alemanas rodearon al Ejército Rojo el 7 de Octubre de 1941 y dejaron a todo el Frente Occidental con los XVI, XIX y XX Ejércitos Soviéticos cercados en la Bolsa de Vyzama; y a todo el Frente de Bryansk con los III, XIII y XXXII Ejércitos Soviéticos atrapados en la Bolsa de Bryansk.
Rodeados cientos de miles de soldados soviéticos en las Bolsas de Vyzama y Bryansk, el desastre se cernió sobre el Ejército Rojo. Incapaces de ser liberados desde el exterior porque el Frente de Reserva del mariscal Semión Budionny lo intentó infructuosamente antes de ser empujado a Roslavl, los sitiados probaron romper el cerco desde el interior escapando a través de los bosques. Solamente lo consiguieron 3.000 soldados de los 14.300 que integraban cada división, entre ellos el general Andrei Yeremenko que durante la fuga fue herido y enviando a un hospital, donde le visitó el mismo Stalin. Mientras tanto el 8 de Octubre de 1941 las vanguardias alemanas cruzaron el Río Ugra y se acercaron peligrosamente a Kaluga, lo que hizo imposible abandonar las bolsas y por tanto condenó a los encerrados a aguantar el máximo tiempo posible para retrasar el avance enemigo hacia Moscú.
Georgi Zhukov, general que había sido el vencedor de la Guerra del Khalkhin-Gol contra Japón en 1939 sobre las estepas de Manchuria y Mongolia, fue llamado como último recurso a liderar el Ejército Rojo con la esperanza de que obrase un milagro como había ocurrido anteriormente contra los japoneses. Así fue como el 10 de Octubre se celebró el Comité de Defensa de Estado en el que estuvieron presentes el propio Zhukov, el político Georgi Malenkov, el general Kliment Voroshilov y el Ministro de Asuntos Exteriores Vladislaw Molotov, quienes decidieron por unanimidad adoptar una serie de cambios consistentes en retrasar el frente de norte a sur hasta Mozhaysk, Borodino y Kalinin con la finalidad de aproximar las rutas de suministros y las comunicaciones, trasladar el Cuartel General del Ejército Rojo a la ciudad Alabino (y posteriormente a Perkhushkovo) y disolver el Frente de Reserva. Acto seguido se estableció una nueva línea defensiva de 215 kilómetros por delante de Moscú que custodiaban 90.000 soldados sobre los sectores de Maloyaroslavets, Mozhaysk, Kaluga, Istra, Volokolamsk y Podolsk; gracias a la cual se frenó por primera vez a los alemanes que chocaron contra las fortificaciones levantadas en torno a Ríos Lama, Moskova, Kolocha, Luzha y Sukhodrev.
Trabajadores y civiles cavan trincheras y fosas anticarro en torno a Moscú mientras los alemanes se entretienen en cerrar las Bolsas de Vyzama y Bryansk.
A las 9:35 horas del 12 de Octubre de 1941, el Ejército Alemán reanudó el avance ocupando las localidades de Sychevka y Zubtsov; mientras que al día siguiente, el 13, conquistó la plaza fortificada de Kaluga que cayó tras una feroz resistencia de las tropas soviéticas y el día 14 el importante enclave de Kalinin. Desde entonces y partir del 15 de Octubre los Panzer rodaron a toda velocidad sobre el terreno haciéndose 50 blindados con la ciudad de Turnigovo, otros 50 con Borovsk, 100 con Lotochino, 100 con Makarovo y 100 con Karagatovo. De hecho aquel mismo 15 de Octubre, la guarnición de Borodino se rindió a una agrupación de 40 tanques Panzer, un suceso que fue aprovechado como arma propagandística en memoria de la Batalla de Borodino librada por el Ejército Francés de Napoleón en 1812. Solamente tres días más tarde, el 18, los alemanes entraron triunfales en Maloyaroslavets y Mozhaisk; hasta alcanzar el enclave de Naro-Fominsk el 22, lo que constituyó un recorrido de 250 kilómetros desde el inicio de la “Operación Tifón”.
Finalmente el 23 de Octubre de 1941 se produjo el descalabro del Ejército Rojo con la rendición total de las Bolsas de Bryansk y Vyzama. Durante la batalla los III, XIII, XIX, XX y XXXII Ejércitos Soviéticos fueron destruidos y 700.000 soldados causaron baja por muerte o cautividad, una cifra equivalente a 9 de cada 10 defensores de Moscú; lo que supuso una catástrofe sin precedentes que todavía se volvió más amarga con la conquista alemana de Volokolomask el 27 de Octubre. Ante tal desastre militar daba la impresión de que únicamente un milagro podía salvar a Moscú.
Defensa Moscú
Incapaz de mantener la posición, el Ejército Rojo tuvo retrasar nuevamente las líneas del Frente Oriental a pocas decenas de kilómetros de Moscú sobre un perímetro comprendido a lo largo de Novo, Zavidovsky, Klin, el Embalse de Istra, Zhavoronki, Krasnaya Pakhra, Serpukhov y Alexei. Ante esta proximidad del enemigo, oficialmente el 2 de Octubre se decretó el Estado de Sitio y comenzó la evacuación de 2 millones de moscovitas que abandonaron la ciudad hacia las zonas rurales de Kazán y los Montes Urales. A esta fuga en masa siguió la huida de los cuadros del Comité Central del Partido Comunista, del Comité de Defensa del Estado y de todos aquellos diplomáticos que tras cerrar sus embajadas emprendieron la marcha hacia Kuybishev. Pronto las carreteras y caminos se colapsaron y el pánico cundió entre la población civil, lo que generó disturbios, robos, saqueos y asaltos a tiendas de alimentos. Por suerte y a pesar de que a los batallones de la Policía Estatal (NKVD) les costó imponer el orden en la ciudad tras promulgarse la ley marcial; todos los tesoros, bancos y reservas de la nación fueron extraídos para impedir su captura por parte del enemigo, incluyendo el cadáver momificado de Vladimir Lenin, el cual fue trasladado desde el Mausoleo de la Plaza Roja hasta Tiumén en Siberia, donde permanecería 1.360 días de la Segunda Guerra Mundial.
Gran desfile de fusileros soviéticos sobre la Plaza Roja de Moscú junto al Kremlin, justo antes de marchar al frente a finales de 1941, por aquel entonces ante los suburbios de la misma capital.
Bajo el lema de la “Gran Guerra Patria”, el nacionalismo ruso caló profundamente en la sociedad moscovita. Más de 500.000 habitantes, la mayoría mujeres, fueron movilizados en el levantamiento de defensas exteriores en torno a la capital tendiendo una triple alambrada de 112 kilómetros, cavando una zanja anticarro de 160 kilómetros de longitud y construyendo 1.428 emplazamientos artilleros para cañones o ametralladoras. Simultáneamente se creó una Milicia Popular para mantener el orden con 12.000 voluntarios repartidos en 25 batallones de obreros, al mismo tiempo que otros 100.000 recibieron instrucción militar en sus ratos libres de trabajo. También fueron reclutados la mayor parte de los adolescentes dentro de la Liga Juvenil Comunista y 17.000 enfermeras para los hospitales que recaudaron donativos de sangre entre la ciudadanía, así como el apoyo de organizaciones como la Escuela del Soviet Supremo de la República Soviética Federativa Rusa, la Escuela de Artillería y Político Militar de Moscú o la Escuela de Ametralladoras de Padolsk. Hubo hasta una sorprendente colecta en toda Rusia que consiguió reunir 700.000 abrigos y 450.000 paquetes con regalos, comida, ropa interior, botas de fieltro o gorros de piel con orejeras. Ni siquiera faltó la ayuda internacional como el caso de la Mongolia Exterior que a iniciativa del Mariscal Khorloogiin Choibalsan envió material bélico y vestimenta militar. Incluso el 7 de Noviembre de 1941 se llegó a celebrar el Aniversario de la Revolución Bolchevique de 1917 mediante un mensaje radiofónico desde el Metro Mayakovski que emitió el mismo Stalin y un breve desfile de soldados en la Plaza Roja (a pesar de la amenaza de los bombardeos) que sin duda levantó el ánimo de la población civil.
Gracias a la movilización del pueblo soviético en la construcción de más 600 kilómetros de defensas por delante de Moscú, que incluía una línea fortificada de norte a sur sobre Kalinin, Serpukhov, Dorokhovo y Alexin, el Ejército Alemán fue rodando cada vez más lento. A este retraso se sumaron las lluvias torrenciales de la “rasputitsa” que hundieron camiones, cañones y caballos en el barro, así como el enorme desgaste en material y gasolina desde que había empezado la “Operación Barbarroja” en Junio de 1941. Tampoco faltó la determinación de los rusos que emplearon nuevas tácticas como adosar explosivos atados al cuerpo de perros que al pasar cerca de los tanques detonaban matando al animal y destruyendo al blindado; además de heroicas resistencias como la protagonizada por 28 soldados rezagados en una trinchera de Dubossekovo, quienes antes de morir, pulverizaron con simples bombas de mano un total de 12 Panzers. Ni siquiera los civiles de las aldeas que fueron objeto de maltratos y ejecuciones sumarias por parte de los alemanes se amedrentaron, pues como por ejemplo le sucedió a la estudiante Zoe Kosmodemianskai, sus captores la torturaron durante horas antes de ahorcarla sin haberlos revelado ningún tipo de información.
Nuevamente Moscú fue bombardeada desde el cielo el 14 de Noviembre de 1941 mediante una enorme fuerza aérea de 245 aviones entre los que había 190 cazas y 55 bombarderos. Aquel supuso el mayor raid hasta la fecha porque las bombas provocaron grandes destrozos en edificios y viviendas, causando también numerosas víctimas a pesar de que la mayoría de la población fue advertida por las sirenas y se refugió tanto los sótanos de las casas como en las bocas de metro. Simultáneamente la Luftwaffe atacó los aeropuertos adyacentes intentando acabar con la caza enemiga en tierra, aunque fracasó porque todos los aparatos despegaron antes de la incursión, salvo la excepción de un avión soviético destruido en el suelo a manos de la bomba de un cazabombardero alemán Messerschmitt Bf 110 en vuelo rasante.
Soldados vichystas franceses de la Legión de Voluntarios Francesa (LVF) avanzando hacia Moscú.
Hasta mediados de Noviembre de 1941 la ofensiva alemana no se reanudó cuando 300 tanques Panzer arremetieron y destruyeron 56 blindados rusos del Frente de Kalinin; y otros 400 chocaron y pulverizaron 150 más del XXX Ejército Soviético en el Frente Occidental. Una vez abierta la brecha entre Volokolamsk e Istra el 16 de Noviembre, durante la semana siguiente cayeron las ciudades de Stalinogorsk el día 22, Klin el 23 y Solnechnogorsk el 25. Aquella misma jornada también la Legión de Voluntarios Franceses se estrenó en combate conquistando 12 búnkers soviéticos en Dujkovo a costa de 67 bajas vichystas entre 15 muertos y 55 heridos; mientras que el 28 de Noviembre la 7ª División Panzer cruzó el canal situado entre el Río Volga y Moscú, lo que facilitó el día 29 la captura de Visokovo, Dedovo y Polevo.
Inesperadamente a comienzos de Diciembre de 1941, comenzó a nevar intensamente y el suelo a convertirse en un manto blanco de hielo. Aquel brusco cambio climático encontró totalmente desprevenidos a los alemanes, quienes a diferencia de los rusos que estaban acostumbrados y preparados para soportar las temperaturas árticas, ellos ni siquiera tenían ropa de abrigo en condiciones debido a la imprevisión de los mandos. Rápidamente el frío comprendido entre los -28ºC y -35ºC bajo cero mató a los primeros soldados ante la falta de anticongelantes, mientras que el hielo dejó inmovilizado a tanques y vehículos. Ni siquiera había lubricantes para poner los motores en marcha ni grasa para los cartuchos de las municiones. Incluso los artilleros tenían que verse obligados a raspar la superficie de los proyectiles antes de disparar un cañón. A raíz de esta insospechada situación que paralizó completamente al Ejército Alemán, los generales solicitaron a Hitler pasar a la defensiva, algo a lo que el Führer se negó alegando que era preciso tomar Moscú sin demora, una decisión que sin duda a largo plazo constituiría un fatal error.
Afueras de la ciudad de Moscú transitadas constantemente por tanques como estos KV-1 y tropas soviéticas.
Soportando unas condiciones de frío extremo, los alemanes reanudaron la marcha el 2 de Diciembre de 1941 ocupando 8 kilómetros de terreno a las afueras de Lenino, Tula, Serpukhov, Kayhira, Mordves y Aprelevka, aunque sin conseguir ni uno de estos objetivos porque los soviéticos, muy bien atrincherados, les rechazaron dejando varios centenares de muertos en la nieve. Aquel fue el máximo avance del Ejército Alemán en Rusia después de que el 62º Regimiento Panzer de Ingenieros conquistase Khinki, una aldea que rozaba con los suburbios de la capital a tan sólo 16 kilómetros de Moscú, desde donde los alemanes pudieron contemplar la metrópoli e incluso el mismo Kremlin.
Mientras los moscovitas escuchaban el sonido de la artillería alemana a las afueras de Moscú, el Ejército Rojo lanzó una serie de contraataques locales los días 3 y 4 de Diciembre de 1941 que alejaron a las tropas germanas de Tula, Naro y Aprelevka. A partir de este punto que convirtió la Batalla de Moscú en una “guerra de desgaste”, Hitler finalmente entró en razón y el 5 de Diciembre ordenó al Ejército Alemán pasar a la defensiva. Aquello supuso un jarro de agua fría para muchas de las autoridades del Partido Nacionalsocialista (NSDAP) que ya habían preparado las cargas de demolición para volar el Kremlin e incluso las tarjetas de invitación que se acababan de imprimir en Berlín para el desfile de la victoria sobre la Plaza Roja, una celebración que nunca tendría lugar.
Contraofensiva
Fuera del escenario del Frente Oriental que en Diciembre de 1941 se estaba decidiendo a las afueras de Moscú, los espías soviéticos de la mano del agente Richard Sorge, verificaron que Japón no tenía previsto involucrarse en una guerra contra la Unión Soviética atacando Siberia. Esta información sin duda supuso una ventaja adicional para el Ejército Rojo porque todas las divisiones concentradas en el Lejano Oriente comenzaron a ser trasladadas mediante el Ferrocarril Transiberiano hacia la capital rusa. Gracias a ello los soldados siberianos, famosos por saber moverse sobre esquís y ser expertos tiradores en la nieve, fueron desplegados en Moscú dentro del I Ejército de Choque; lo mismo que los nuevos tanques T-34 que acababan de salir de las fábricas de los Urales. Fue así como el Ejército Rojo reunió un total de 1.060.380 soldados (577.726 sobre el Frente Occidental, 118.394 sobre el Frente de Kalinin, 63.398 sobre el Frente Sudoccidental y 300.862 en reserva), 200 tanques y 1.376 aviones que muy pronto se avalanzarían sobre la Wehrmacht.
Al amanecer del 5 de Diciembre de 1941, un devastador bombardero de artillería y lanzacohetes Katyusha cayó sobre toda la línea defensiva del Grupo de Ejércitos Centro Alemán. Al mismo tiempo, la aviación soviética con bombarderos en picado Sturmovik Il-2 entre sus filas, lanzaron una serie de ataques aéreos durante los cuales destruyeron centros de mando, eliminaron posiciones de cañones y hostigaron a las concentraciones de carros enemigos. Terminado el bombardeo preliminar, las tropas soviéticas del Frente de Kalinin desencadenaron una gigantesca contraofensiva contra unos sorprendidos alemanes que perecieron combatiendo, se rindieron o salieron huyendo. Acto seguido, escuadrones de tanques T-34 acompañados por esquiadores siberianos, así como por jinetes y monturas de la caballería cosaca y turkestana, arrollaron a las últimas vanguardias del Eje provocando un auténtico desastre en el Ejército Alemán que ni en sus peores pesadillas había previsto una situación como aquella.
Contraofensiva soviética a través de la nieve con tanques y esquiadores.
Un día después de la ofensiva iniciada por el Ejército Rojo, el 6 de Diciembre de 1941, todo el Frente Occidental se unió al contraataque en un devastador asalto que sepultó a las primeras trincheras alemanas. Entre las unidad más castigadas estuvieron la 3ª División Panzer, la 17ª División de Reserva y la 29ª División Motorizada, que tras sufrir severas pérdidas, tuvieron que realizar una azaroso repliegue sobre la carretera de Venev. Simultáneamente más al sur, el Frente Sudoccidental se incorporó a la gran ofensiva lanzado al X Ejército Soviético que no tardó en chocar contra los alemanes en Mikhayov.
Cuando el 7 de Diciembre de 1941, se produjo el ataque de Japón a Pearl Harbor que propició la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial junto a los Aliados, la noticia modificó de manera decisiva el modo estratégico de entender la contienda por parte de las dos superpotencias que se estaban desangrando en la Batalla de Moscú. Al día siguiente del suceso, el 8, la campaña invernal prosiguió con la convergencia del II Cuerpo de Caballería Soviético del Frente Occidental con el X Ejército Soviético sobre las ciudades de Venez y Mikhaylov, donde a punto estuvieron de cercar a las fuerzas acorazadas alemanas, de no ser porque en última instancia los carros escaparon, aunque sin poder evitar la destrucción de 70 tanques. También en aquella misma jornada, las tropas rusas liberaron Krynkovo y el Embalse de Istra; mientras que el día 9, expulsaron al II Ejército Panzer a más de 130 kilómetros de distancia de sus posiciones originales, el cual tuvo que abandonar centenares de vehículos, cañones y todo tipo de material bélico sobre las aldeas de Uzlovaya, Bogoroditsk y Sukhinichi que cayeron rápidamente en manos del Ejército Rojo. Tampoco a la Legión de Voluntarios Franceses las cosas le fueron mejor porque tras sufrir innumerables bajas, los soldados galos tuvieron que dejar atrás Dujkovo y comenzar la fuga a través de la carretera de Novo-Mihailovskoye como sus compatriotas habían hecho en 1812 durante las Guerras Napoleónicas.
Imparable continuó el avance ruso el 12 de Diciembre con la ocupación de Solnechnogorsk a manos del V Ejército Soviético y la arremetida el día 13 contra la localidad Klin, en donde se libraron intensos enfrentamientos contra los alemanes hasta que finalmente la jornada del 15 cayó en favor del Ejército Rojo. Ante aquella embestida tan contundente, estar a la defensiva ya no fue suficiente para el Ejército Alemán, por lo que inmediatamente tuvo que abandonar sus posiciones e irse retirando precipitadamente a una nueva línea de protección entre el Río Ruza y el Río Lama, cuyos puntos más fortificados se extendieron a lo largo de las plazas de Zubtsov, Gzhatsk, Polotnyany Zavod y Kozelsk.
Rendición de los primeros soldados alemanes que se entregan a una trinchera ocupada por soviéticos.
Oficialmente el último empuje del Ejército Rojo se produjo a mediados de Diciembre de 1941 mediante el cruce del Río Oka y la expulsión de las tropas alemanas de Kalinin el día 16. Tres jornadas más tarde, el 19, los soviéticos reconquistaron la aldea de Palashkino, donde perdió la vida el general ruso Lev Dovator, quién posteriormente sería trasladado a Moscú para ser condecorado a título póstuno con la Medalla de Héroe de la Unión Soviética. Casi al mismo en el sector de Tula, los alemanes emprendieron la retirada sin ser perseguidos por el Ejército Rojo gracias a que los bombarderos en picado Stuka destruyeron 23 tanques y 299 vehículos soviéticos. De hecho como la superioridad aérea se decantó en favor de la Luftwaffe, la mayor parte de las tropas germanas escaparon a pie o a bordo de una flota de 102 aviones transporte Junkers Ju 52. Únicamente se produjeron incidentes con los esquiadores siberianos y la caballería cosaca que en ocasiones causaron estragos en la retaguardia, lo que facilitó al Ejército Rojo liberar Naro-Fomisnk el 26 de Diciembre, Kaluga el 28 y de Maloyaroslavets el 2 de Enero. Fue así como a inicios del nuevo año 1942, los soviéticos se detuvieron agotados tras haber alejado al enemigo un total de 140 kilómetros de la capital. La Batalla de Moscú había terminado.
Conclusión
A comienzos del año 1942 el Frente Oriental entró en una situación de estancamiento entre las dos superpotencias enfrentadas, Alemania y la Unión Soviética. Militarmente el Tercer Reich no fue derrotado en la Batalla de Moscú; aunque el Ejército Rojo obtuvo una importante victoria moral y estratégica al haber evitado la caída de su capital y por tanto la desaparición de su propia patria.
La Unión Soviética sufrió 1.280.000 de bajas entre 650.000 muertos y 630.000 prisioneros, además de la pérdida de un material de más de 1.000 tanques.
El Eje sufrió 174.694 bajas entre 45.528 muertos (45.478 alemanes y 50 franceses) y 129.166 heridos (128.716 alemanes y 450 franceses); además de la pérdida material de 1.300 tanques, 2.500 cañones y 5.000 vehículos.
Finalizado el año 1941, el frente en Moscú volvió a estabilizarse a lo largo de una “guerra de posiciones” como la trinchera alemana de la fotografía.
La Batalla de Moscú fue un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial porque jamás hasta la fecha el todopoderoso Ejército Alemán había sido batido durante un enfrentamiento por tierra. La obra maestra del general Georgi Zhukov frenó el ímpetu de la “Blitzkrieg” a pesar de las más de 6 millones de bajas encajadas por el Ejército Rojo desde el comienzo de la “Operación Barbarroja” y obligó por primera vez a retroceder al mismo Hitler. Este inesperado acontecimiento que estancó militarmente a Alemania y la URSS, sumado a la entrada de Estados Unidos y Japón en la contienda, modificaría la situación del Frente Oriental que pasaría de ser un escenario de movimientos a convertirse en una guerra total de aniquilación con decenas de millones de muertos.
https://www.eurasia1945.com/batallas/contienda/batalla-de-moscu/
Tal día como hoy, en 1941, las fuerzas del Eje se lanzaban sobre la ciudad de Moscú en el que, para mi, fue el verdadero punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. La estrategia del Blitzkrieg , tan eficaz anteriormente, sufre el primer traspiés de importancia frente al sacrificio soviético y las duras condiciones. Como efemérides del suceso, traigo este artículo y un vídeo con imágenes a color de aquel momento que, sin duda, cambió la historia de forma contundente. Un saludo a todos.