Joder, ahora va a resultar que a nadie le gusta el fútbol xDD.
Es cierto que aquellos niños a los que no les gusta se les tacha en el colegio de maricones y cosas por el estilo. No hay nada más cruel que un niño pequeño, y también nada más inconsciente, así que poco importan las etiquetas con esa edad (sí el daño que hacen).
En mi reunión de amigos soy el único al que le gusta el fútbol. Eso también es un problema, porque para ellos siempre es un impedimento el que yo vea algún partido si vamos a quedar todos. Y me la sopla cuando se quejan... si es un partido importante y tengo ganas de verlo, me da igual llegar un poco más tarde. Y que se aguanten lo que tengan que decirme porque no voy a cambiar de parecer, pues es algo que me gusta y no voy fragmentando amistades por llegar un rato tarde a una random quedada de amigos que se da X veces a la semana.
El problema es cuando no hay respeto por los gustos de los demás, que viene a ser la minoría. Esto afecta tanto a aquellas reuniones con gente a las que mayoritariamente les gusta el fútbol (o cualquier otra cosa) tanto como a aquellas a las que no. Yo respeto que no les guste el fútbol a mis amigos, pero ¿por qué ellos a mí no? ¿Por qué me han criticado más de una vez? ¿Por qué lo seguirán haciendo? Falta de respeto pura y dura. ¿Acaso yo me meto con los gustos de los demás?
El fútbol está mal visto en ambos flancos: si no te gusta y a los demás sí, malo, y si te gusta y a los demás no, malo también. La solución no es otra que hacer oídos sordos y hacer lo que uno realmente quiera, sin importarle la opinión de los demás. Si te gusta el fútbol, lo ves; si te gusta el Wow, lo juegas; si te gusta la ópera, asiste a ellas. Si los demás son buenos amigos no te criticarán sino se interesarán, e incluso llegarán a compartir esos momentos sólo por disfrutar, al menos un poco, tanto como tú.
Con las novias pasaría lo mismo, sólo que suelen ser más comprensivas. A mi novia no le gustaba el fútbol y, desde que me conoció, sólo por compartir aquello que me gusta, ha visto conmigo partidos que sabía que tenía ganas de verlos, ¡e incluso los ha vivido más que yo! Yo también he hecho lo propio con aficiones suyas (teatro) y también he ido descubriendo su esencia. Mientras no se obligue o abuse de esas aficiones, todo irá sobre la marcha. Porque es lo normal.