http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/14/actualidad/1452812296_877657.html
Charlie Hebdó continúa ridiculizando y haciendo gracia de la muerte del niño sirio (como si es neozelandés, turco o sármata) con una portada reciente.
Laurent Sourisseau Riss, caricaturista y director de la publicación, aprovecha la reciente alarma por los abusos sexuales y robos masivos registrados la pasada Nochevieja en Alemania, entre cuyos presuntos autores hay peticionarios de asilo, para imaginar el hipotético futuro del niño sirio en caso de que su viaje a Europa se hubiera cerrado con éxito.
"¿Qué hubiera sido del pequeño Aylan si hubiera crecido? Acosador de mujeres en Alemania", señala el dibujo, en el que se ve una imagen del pequeño ahogado el pasado septiembre en las playas de Turquía junto a la de un par de jóvenes persiguiendo a varias chicas.
Opinión:
Sinceramente, si este va a ser el tipo de humor que protagonice dicha publicación, creo que han sobrepasado la línea roja (MI línea roja*) por la cual la libertad de expresión ya va en contra de ciertos preceptos éticos. Ridiculizar la muerte de un niño en condiciones como fueron las de Aylan Kurdi no sólo me parece de mal gusto, me parece de ser un hijo de la grandísima puta. Y cuando te conviertes en un hijo de puta, tienes que lidiar con los de tu división y entender que gente, subjetivamente ofendida, decida tirotear tu redacción y matar a unos cuantos empleados seguramente inocentes y que no tuvieron la culpa del mal gusto de su caricaturista. Con esto no justifico el asesinato de los 12 empleados de Charlie Hebdó y menos por una caricatura de Mahoma, pero podría entender perfectamente que algún familiar superviviente de Aylan Kurdi decida rebanarle el cuello al tal Laurent Sourisseau.
*Considero que mi línea roja es mejor que la de los cuatro desalmados graciosetes que puedan ridiculizar la muerte de un niño cuyo corto paso por la vida estuvo rodeado de un conflicto geopolítico que le hizo tener que huir de su hogar y vivir tragedias y desgracias que nosotros, ni ninguno de los que se ríe desde la pantalla de su ordenador, probablemente no viviremos jamás.