No sé si a alguien más le sucede, ni qué hacer ante esta situación.
Llevo una temporada, aumentando en los últimos tres días, en que comerciales sudamericanos (no quiero parecer racista) de todo tipo de empresas me llaman a casa para venderme gilipolleces. Llaman mientras como, duermo o cago y, no contentos con acaparar mi teléfono fijo, abusan también de mi teléfono móvil.
Ha llegado un punto en que no puedo ver una película tranquilo, tener una conversación medianamente larga o simplemente darme una ducha con calma, porque ahí están, llamándome!
Lo peor de todo es que no se enteran, no entienden que les digo que no vuelvan a llamarme, no captan mi tono de voz amenazante, ni mis respuestas bordes, a veces subidas de tono y, en ocasiones, de vacile.
Sin ir más lejos, estoy cansado de que un grupo de sudamericanos me llame para ofrecerme una estupenda oferta en un gimnasio de mi pueblo. La conversación que hemos tenido fue así, exactamente.
- Hola-buenos-días-mi-nombre-es-"tocapelotas-de-turno", con quién tengo el gusto de hablar?
- Jennifer (soy un tío y mi voz no es precísamente de llamarme Jennifer xD)
- Eh, Jennifer, la llamamos porque ha sido seleccionada entre todos los números de Pinto para poder asistir a nuestro gimnasio con una estupenda oferta si se matricula ya!.
- Pero es que soy tetraplégica.
- Pero eso no es excusa Jennifer! porque por sólo 4,95 Euros al mes podrá utilizar todos los aparatos de nuestro gimnasio!
- Pero es que estoy en silla de ruedas, soy tetraplégica.
- Entiendo Jennifer, pero, sabe que España ha ganado la Eurocopa?
- Eh, sí... y?
- Pues que debido a eso le ha tocado esta estupenda oferta para poder usar nuestras instalaciones!, qué me dice Jennifer?
- Que la silla de ruedas no me permite bajar las escaleras para ir a su gimnasio, soy tetraplégica, tetra-plégica, que no puedo usar sus instalaciones, coño.
- Cuánto lo siento Jennifer! se pierde usted una oferta excepcional!
- Uy, sí...
- Pero Jennifer, conoce a alguien más interesado en apuntarse a nuestro gimnasio?
- La tetraplegia reduce bastante mi vida social...
Cuando dijo "eh..." decidí que era el momento de colgar.
Por el amor de dios, no entienden las bromas, ni las borderías, ni las subidas de tono. Necesito ideas para que no vuelvan a llamarme. Ideas que no estén relacionadas con amenazas de muerte y similares.
Dadme ideas, oh, sabios de Media-Vida!
Grasias de antebraso!