#1 Yo he de decir que los cambios que estoy realizando en mi vida (o me he decidido hacer estos últimos años) están siendo para bien.
Y pueden que de esos cambios algunos puedan ser incluso mucho más mejorables, pero ya el hecho de que haya puesto intención en ellos ha merecido la pena.
De cada cambio, se aprende algo. Obviamente, hay cambios para bien o para mal.
Yo decidí que era negativo, llegué un momento que pensé que era uno de esos jóvenes sin futuro en España que se había jodido la vida por hacer el idiota (y ni era un quinqui, ni mala persona, ni tonto.... Me pregunté que había hecho para merecer esto, era algo que mi cerebro no entendía). Y era una realidad, aposté duro, me la jugué sin que mis padres supieran nada, no confiaban en lo que iba a hacer (pero era mi decisión y creo que fue correcta). Tengo una edad en la que me la he jugado bastante por pensar "que iba a ser jóven toda la vida" o "iba a encontrar trabajo tarde o temprano".
Me esforcé, soy positivo, obtuve un puesto en el que estoy trabajando (no está bien pagado, pero estoy haciendo algo que más o menos me gusta, estoy cobrando y día a día y me siento útil. Además, sé que en caso de dejar el puesto tengo fácil probabilidad de encontrar otro.). Luché también físicamente, me hizo sentir mejor, me lesioné y hubo momentos de tropezones y dudas tanto en los estudios (ya que estaba apurado por la edad, de si había vuelto a cometer un error en lo que estaba estudiando, la calidad del profesorado también lo ponía en duda) como físicos (me planteaba si tanto esfuerzo y después de lesionarme algo merecía la pena).
Finalmente y con altibajos, he salido bien parado. Mi apuesta ha merecido la pena.
#18 Había una frase que era algo así como "Aquellas cosas que tanta angustia nos provocan, no llegan a ocurrir nunca". Una realidad, las personas vivimos una angustia hipotética que es casi 100% probable que no ocurran nunca en la vida.