Hallábame yo degustando un buen puchero cuando apareció flotando un trozo más grande de zanahoria, con inquietante reminiscencia a un miembro masculino.
Es aquí cuando a mi mente vinieron, sin remedio, los gritos rabiosos de féminas en posesión absoluta de la verdad y de féminos con una extraña fijación por mantener pulcras las botas de las primeras, aunque para ello hubieren de utilizar la sinhueso: "¡Falocracia!".
Tuve que sacudir 3 veces la cabeza hasta conseguir deshacerme de tan desagradable estampa —puesto que no es gusto de nadie la chabacanería y el desdén con que se expresan estxs individuxs—, y no pude evitar sentirme culpable por haber caído en la misma trampa de pensamiento en la que hacen caer esta tribu a los pusilánimes que son incapaces de tajar conversaciones absurdas con un rotundo: "no tienes razón".
Entonces me pregunté a mí mismo, y por desgracia, fui incapaz de encontrar respuesta alguna que me convenciera: ¿cómo arreglamos la ruptura social que señoras cuarentonas con poco o nulo gusto por el género masculino, junto con Tumblrs adolescentes que aún están desarrollando pelos púbicos, están creando entre ambos géneros?
Es por esto que lanzo esta pregunta a MV, donde estoy seguro que llegaremos a una solución:
¿Cómo le damos la vuelta a la tortilla y hacemos ver a las seguidoras de este infame movimiento, que no son más libres por ir con media cabeza rapada, o por enseñar su lanuda entrepierna en público?
¿Internet ha hecho de este fenómeno una avalancha irreversible? ¿De verdad no tiene solución?
La WW3 está cerca, pero antes parece que vamos directos a una guerra civil de géneros... y yo en ese caso tengo un favorito ganador.